Por Ramón Rivasáez
El poeta José Ramón Medina, nació en San Francisco de Macaira, Estado Guárico el 20 de julio de 1919 y falleció en Caracas el 14 de junio de 2010; fue abogado, magistrado, ensayista, diplomático pero sobre todo un distinguido venezolano que prestó invalorables servicios a la nación y la naciente democracia.
Luego de realizar sus primeros estudios en el lar nativo; en Caracas en 1950, egresó de la carrera de abogado en la UCV e hizo especializaciones en Italia, gracias a una beca que le otorgaron; antes, en 1947 ya había publicado su primer poemario «Edad de la esperanza»; «Rumores sobre díciembre», 1949; «Vísperas de la aldea»,1949.
En 1950 publicó «Elegias»; «La sombra de los días «, 1950; «Parva luz de la estancia familiar», 1952; texto sobre el tiempo, 1952; » Los días sedientos y diez elegias»
,1953; «La voz profunda», 1954; «Como la vida», 1954-58; «Viento en la tarde»,1959; «Memorias y elegias», 1960; Poesías, 1961; Poesía plural, 1969; «Sobre la tierra yerma»,1971; «Verdadero ser», 1982; «Certezas y presagios», 1984 y «Aún en el otoño», 1996.
Por su obra literaria, José Ramón Medina recibió en 1959-60 el premio Nacional de Literatura y posteriormente el premio internacional Juan Boscán en España; destacó como crítico literario; es autor del ensayo Noventa años de literatura venezolana; fue director del diario El Nacional y de su Papel literario.
El poeta Medina ejerció el cargo de Fiscal General de la República en el período 1974-79 y luego el de Contralor General de la República en el lapso de 1986-94; fue fundador de la Biblioteca Ayacucho en 1974 y su presidente hasta 2001; co-fundador del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos. Magistrado desde 1958 hasta 1963 de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia y en 1984 embajador en Atenas, Grecia; desempeñó éstas altas responsabilidades con acierto, decoro y dignidad al servicio de Venezuela y sus instituciones.
Sin duda alguna, un venezolano excepcional y un poeta elogiado por Juan Liscano y Luis Beltrán Guerrero, entre otros; sus trabajos de investigación sobre literatura venezolana, son densos y muy completos. El amor, una temática a la cual no ha escapado ningún poeta, lo canta de esta manera el poeta José Ramón Medina, «Myriam: mi amor proclamo como luz en la frente/ como rosa en la mano, como agua en el pozo/yo guardo tu recuerdo para un día de tristeza/!tan celeste tu nombre, pensativo y remoto».
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