Por Ramón Rivasáez
Dedico a Víctor Bravo
El poeta José Barroeta, nació en la localidad de Pampanito, estado Trujillo, el 24 de septiembre de 1942 y falleció en Mérida, el 5 de junio de 2006, después de una fulgurante trayectoria literaria que le vinculó con varios grupos de artistas, protagonistas del movimiento cultural venezolano del siglo XX.
Un excelente poeta, considerado uno de los más relevantes líricos del país; Barroeta se llevó su nostalgia a Valencia,estado Carabobo, donde se formó, pero no olvidó sus ríos y bosques nativos que poblaron su intensa poesía arrebatadora y encendida que iluminó su generación con bellas imágenes que enamoran al lector.
Pepe Barroeta, como era conocido por su legión de amigos dentro y fuera de Venezuela; se graduó en derecho en la Universidad de Carabobo; allí fue artífice fundamental para la creación de la dirección de Cultura, y en la fundación de la reconocida revista POESÍA, junto a los poetas Eugenio Montejo, Teófilo Tortolero, Alejandro Oliveros, Reynaldo Pérez Só y JM Villarroel París.
Luego en Caracas se aproximó a los grupos literarios Techo de la ballena, Tabla redonda, Trópico Uno, de Puerto La Cruz, Enhaa, y otros como La pandilla de Lautreamont y la República del Este, comandadas por Caupolican Ovalles y Argimiro Briceño León.
Agotada la travesía de la bohemia caraqueña, Pepe Barroeta decide por la neblinosa Mérida y se aposenta en la Universidad de Los Andes, donde continúa en su formación e ingresa en la escuela de Letras, donde concluye como docente y finalmente decano de la Facultad de Humanidades.
Su reconocimiento literario comenzó en 1965, con su libro Trofeos que obtuvo el tercer premio del concurso de poesía que convocó la dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela; en 1968, alcanzó la mención de honor del concurso poético de la bienal literaria José Rafael Pocaterra del Ateneo de Valencia. Ese mismo año Barroeta ganó el premio de poesía del Festival de la Juventud organizado por la dirección de Cultura de la UCV con su libro Bosque eterno.
En 1971, su primer libro publicado, Todos han muerto, fue un acontecimiento literario; saludado por la crítica con elogiosos comentarios. El poeta, ensayista y editor Juan Liscano le dio la bienvenida: «…un hechizado, un lírico puro; un extrovertido cuyos cantos -no desprovistos de sombras repentinas, melancolías, conciencia de la autodestrucción, nostalgias embriagantes- se manifiestan en un lenguaje rico, noble, arrebatado y con una nutrida invención de imágenes…»
Lubio Cardozo, establece «…se ha creado de una adusta melancolía en la cual el poeta ya no celebra ser el gran príncipe silvestre de los bosques y ríos de la adolescencia sino un rey que rememora…»
Mientras el poeta y crítico literario Víctor Bravo, define «La poesía de Barroeta se expande en una sucesión de correspondencias que sorprende al lector verso a verso y que hace del poeta, en la mejor tradición de Rimbaud, un iluminado. Lezama Lima decía que el nacido dentro de la poesía siente el peso de lo real y que la poesía sustantiva lo invisible. Barroeta se asume como la voz poética de los ausentes»
Su obra literaria publicada se resume en poesía: Todos han muerto, 1971, Monteavila, reeditada en 2006 en España por Candaya; Cartas a la extraña, 1972; Arte de anochecer, 1975; Fuerza del día, 1985; Culpas de juglar, 1996; Elegías y olvidos, 2006.
Su trabajo ensayistico, La hoguera de otra edad, 1986; Aproximación al Techo de la ballena y Tabla redonda; Poesía española ( novísimos y post novísimos), 1990; El padre, imagen y retorno. La imagen del padre en la poesía venezolana contemporánea. 1992; Lector de travesías. Estudios sobre Luis Camilo Guevara, Rafael Cadenas y Víctor Valera Mora, 1994.
Unos fragmentos de la obra de Barroeta nos confirma su lírico canto a la nostalgia, a su embriagante universo poético:
Tu eres mi lectura prohibida/ la verdadera historia que amo y que me cuento/ a solas/ tú eres la puerta de oro que hace la tarde, la lumbre que enciende para festejar mis mejores días/
Su lirismo es incontrolable:
Bella/ soñada hija de la belleza/ que vienes a mi cabalgando tu caballo de sol/
El lirismo de Barroeta no cesa y dispara hacia las copas de oro:
Miel escondida en copa de licores/ cuantas veces he saboreado allí tú última presencia/
Tus senos locos/ como el descubrimiento de América/ Bienaventurados como la Pinta, la Niña y la Santa María.
Ésta poesía de José Barroeta, fue redescubierta en España en 2006, e inmediatamente reeditada en homenaje póstumo a quien consideraron los críticos uno de los poetas más notables de Hispanoamérica del siglo XX.