Este ilustre venezolano nació el 7 de mayo de 1939 en la ciudad trujillana de Valera y falleció en Caracas el 24 de marzo de 2018, luego de emprender una carrera artística memorable en el campo musical que fue reconocida en el mundo entero.
Abreu Anselmi, a los nueve años recibe una buena educación musical en Barquisimeto, estado Lara, a donde es llevado junto a sus hermanos; después su familia radica en Caracas, donde cursa la carrera de economía en la Universidad Católica Andrés Bello; se gradúa Suma Cum Laude, posteriormente, completa su formación en University of Michigan, sin abandonar su pasión musical.
Durante el primer quinquenio del presidente Carlos Andrés Pérez, funda la Orquesta Nacional Juvenil Juan José Landaeta, origen de la mundialmente reconocida Sinfónica Simón de Bolívar, que dirige Gustavo Dudamel, director orquestal formado bajo la mano generosa del maestro Abreu.
Desde aquel entonces, José Antonio Abreu se dedica a modelar lo que será su gran obra, el Sistema Nacional de Orquestas juveniles, infantiles y preinfantiles que le dio renombre mundial a Venezuela, tras incorporar a más de tres millones de jóvenes y niños de los estratos más deprimidos de la población, a través de la formación musical a gran escala, para rescatar el talento y la sensibilidad que subyace entre la gente del común.
Esa labor emprendedora del trujillano Abreu Anselmi, abrió caminos seguros, enaltecedores, y comenzaron a despertar los genios musicales ocultos en algún caserío, pueblo olvidado o quizá en un barrio de una ciudad que nadie prestaba atención. Entonces, Venezuela dio un salto hacia el primer mundo musical apoyada en la mano portentosa e iluminada del maestro José Antonio Abreu.
Venezuela, recuperó millones de adolescentes y niños mediante la magia de Bach, Beethoven, Bizet, Mozart, Puccini, Strauss, Rossini, Wagner, entre otros compositores, cuyas botado impregnaron de sabiduría las salas de música donde se presentaba el sistema nacional de Orquestas juveniles e infantiles de Venezuela, obra de la democracia, y en especial de la gestión del presidente Pérez.
Esta gigantesca iniciativa cultural, inmediatamente tuvo sus ecos en el resto del planeta; el maestro orquestal venezolano fue llamado de Austria, Finlandia, Francia, Japón, Estados Unidos, Reino Unido; sus gobiernos y autoridades culturales estaban maravillados por el hallazgo y el milagro musical del país suramericano.
El esfuerzo emprendedor había colocado a Venezuela como nación altamente desarrollada en el plano musical; descubrir que, en cualquier lugar de ese territorio alguien estuviese interpretando a un compositor como Manuel de Falla, John Cage u otro, era una maravillosa realidad. En consecuencia, no menos de setenta naciones del mundo intentaron emular el ejemplo venezolano del sistema de Orquestas.
Con los años numerosos jóvenes venezolanos recorren el primer mundo, desatando admiración, debido a sus magistrales ejecuciones de algún instrumento, o el canto lírico, ejemplo, Aquiles Machado; actuaciones producto del legado del maestro Abreu Anselmi.
Por este proyecto sociocultural, José Antonio Abreu, recibió innumerables reconocimientos mundiales, entre ellos, Embajador por la Paz y de Buena voluntad por la Unesco, The Right Lively Hood, premio Nobel otorgado por la fundación Right Lively Hood de Suecia; premio Polar, otra alta distinción musical; premio Federico Stock; Caballero de la Legión de Honor de Francia; premio Yehudi Menuhin; premio Príncipe de Asturias de las Artes, premio de música Juan de Borbón, premio UNICEF, premio Gabriela Mistral, premio Nacional de Música de Venezuela en dos ocasiones, el Musical American Award de USA, el premio iberoamericanos de música Cortes de Cádiz de España; premio especial de la Paz de Tokio, Japón; premio Erasmus, doctorado honoris causa de quince universidades venezolanas, fueron entre tantas las recompensas para este valor de la democracia venezolana.
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