Por Ramón Rivasáez
Este médico y reconocido científico nació en Caracas el 11 de septiembre de 1913 y falleció en la misma capital venezolana el 12 de mayo de 2014, tras realizar extraordinarios aportes que se ha dieron como resultado el hallazgo de una vacuna contra la lepra y la leshmaniasis, enfermedades en las que contribuyó a erradicar del territorio nacional.
Jacinto Convit, proveniente de padre de origen catalán y madre de inmigrante de las Islas Canarias, fue alumno del novelista Rómulo Gallegos, cuando el autor de Doña Bárbara ejercía la dirección del Liceo Andrés Bello y sobre quien opinó «qué bueno recordar un profesor ejemplar de talento visionario». En 1932 ingresó a la escuela de medicina de la UCV e inmediatamente sobresalió en las cátedras de Fisiología y Anatomía Humana, Clínica Médica, Clínica Quirúrgica; sobre sus experiencias en la carrera recordó en una ocasión «estudiábamos mucho,con gran intensidad y había muchísimo que memorizar». En 1938 egresó con el título de doctor en Ciencias y marchó a una especialización en Estados Unidos.
Se especializó en Dermatología y a su regreso fue invitado a trabajar en el Leprocomio de Cabo Blanco en el estado Vargas, donde aplicó sus conocimientos en el tratamiento clínico de la lepra; laboró al lado del doctor Martín Vegas, en la lucha contra la enfermedad e hicieron equipo en largas campañas de vacunación y de prevención.
Arduos fueron los esfuerzos de ambos galenos e investigadores en la tarea de combatir la enfermedad que, en aquel entonces, estaba considerada un estigma para quien sufriera la desdicha de padecerla; los enfermos eran condenados a aislamiento total, confinados a lugares lejanos; uno de estos infelices fue el poeta Cruz Salmerón Acosta, quien murió en el olvido más espantoso en el oriente del país.
Ante esa triste y penosa realidad el doctor Convit, redoblo sus desvelos y emprendió un apostolado en defensa de las víctimas de la lepra; difundió una campaña de vacunación y de prevención y al mismo tiempo en insistir que la enfermedad debido al bacilo de Hansen, podría tener cura si se actuaba con los elementos que iba a poner en práctica, la investigación insaciable hasta descubrir su antídoto.
Nunca se dio por vencido, Convit; entre 1946 y 1948 asistió a congresos internacionales convocados por la Organización Panamericana de la Salud;, investigó. recorrió el mundo de la ciencia e hizo amistad con científicos que, como él, estaban en pos de los descubrimientos médicos para aliviar a la humanidad de pandemias, pero particularmente de enfermedades tropicales, donde figuraba además la leshmaniasis.
En el plano profesional el doctor Convit obtuvo por concurso de oposición el cargo de médico dermatólogo en el hospital Vargas de Caracas; se incorporó a la cátedra de Dermatología del doctor Leopoldo Briceño Iragorri,luego nombrado director de su laboratorio hasta 1950, posteriormente jefe de clínica de Dermatología.
En 1971, fue designado por la Organización Panamericana de la Salud director del Centro Cooperativo para el Estudio Histologico de la lepra hasta su muerte. Antes, en 1968 había sido nombrado presidente de la Asociación Internacional de la lepra y reelecto en 1973; también presidió la International Journal of leproso corporation; en 1976, director del Centro Panamericano de investigación y Adiestramiento en lepra y enfermedades tropicales; en 1980 ingresó a la Academia Nacional de Medicina y recibió el premio Nacional de Ciencias en la especialidad de Medicina.
Convit, mantuvo una lucha denodada,sin tregua, hasta la elaboración de la vacuna contra la lepra que le condujo a centenares de ensayos hasta el cultivo de mycobacterium leprae,experimentado en armadillo, para aproximarse a la cura de la enfermedad; a fin de alcanzar éste objetivo se combinó con el investigador británico Peter Smith,de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, con el apoyo de la OMS lo que le permitió avanzar en sus investigaciones científicas.
El doctor Convit creó el Instituto Nacional de Dermatología que dirigió hasta 1972 y en julio de 1973 fue la sede del Centro Internacional de investigaciones y Tratamiento de la lepra y enfermedades afines de la Organización Mundial de la Salud. La vacuna contra la lepra sirvió de base para combatir la leshmaniasis.
Convit publicó los libros El mal de Hansen(lepra); Consideraciones sobre el enfermo(a) dado de alta y otros tópicos relativos a la lepra; Tratamiento preventivo de la erisipela; La vitamina E; Las atrofia musculares de la mano por neuritis leprosa; Las lesiones leprosos del cuero cabelludo.
Por sus logros en el campo de la medicina el doctor Convit obtuvo los siguientes reconocimientos internacionales Caballero de la Orden Nacional de la Legión de honor del gobierno de Francia; Héroe de la Salud otorgado por la OPS; premio Abraham Horwitz, 1989, USA; Premio México de Ciencia y Tecnología 1990 y el Twas Prize for Medical Sciences, 2006.
El doctor Jacinto Convit, centenario, fue un venezolano excepcional, notable por sus aportes a la humanidad.