Valores democráticos: Dori Parra de Orellana | Por: Ramón Rivasaez 

 

Abordar la figura política y la personalidad de doña Dori Parra de Orellana, es adentrarse, sin duda alguna, en la virtud ciudadana de una lideresa que trascendió los estrechos linderos del estado Lara, para constituirse en un ícono nacional  del decoro administrativo y de una pedagogía de su accionar en miconducción de masas, en la búsqueda del bienestar colectivo.

Fue una pedagoga en el arte de gobernar, de hacer política, con decoro, justicia y humildad; de esa forma la conocieron sus seguidores que no fueron pocos. Lideresa fundamental de AD en Lara, su estado, su  filigrana para tratar los temas más neurálgicos que afrontó en su larga carrera política le ganaron el mote de doña Dori, por sus dones de conciliadora, justa, ponderada, discreta y demócrata de primer orden que  enaltecieron sus dotes dirigenciales por encima de todas las cosas.

Según sus biógrafos, Doña Dori, nació el 23 de julio de 1923, de la unión de un comerciante proveniente de Yaracuy, Miguel Parra y de la barquisimetana Dorila Pinelloux, de origen francés; familia que se asentó en un sector llamado Namur, del oeste de Barquisimeto, nombrado así en homenaje al lugar de donde provenía los Pinelloux en Bélgica.

Doña Dori, comenzó su peregrinar político de la mano de sus hermanos mayores Miguel Benedicto y Reina Azorena Parra, quienes se sumaron a los movimientos juveniles surgidos luego de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, y el relevo subsiguiente en los generales Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, los insurgentes no querían más militares en el poder; la civilidad se hacía presente con rostros renovadores e idealistas.

Cuando nace doña Dori, la capital larense no superaba los 25 mil habitantes; contaba con cuatro hoteles y treinta posadas, tenía fábricas de chocolates, tabaco, bebidas gaseosas, muebles, mosaicos, jabón, velas, alpargatas, chimo, y disponía de afinadores de piano, lo que revelaba la tendencia e inclinación de los barquisimetanos al arte de Giuseppe Verdi; era un cruce de caminos de incipiente comercio, pero punto relevante entre el occidente y la región central del país.

Su baño de fuego en la política militante, fue el 18 de octubre de 1945 en la toma del cuartel Jacinto Lara, acompañando a los integrantes de la Asociación de la Juventud Venezolana, creada a raíz de la muerte de Gómez.Tenía 22 años, y 24 meses después desempeñaba la secretaría de la junta distrital para las elecciones de 1947 que designaria a Rómulo Gallegos, presidente de la República.

Tras el golpe de estado contra el presidente Gallegos, doña Dori, sufrió acoso y persecución de los esbirros de la SN, que, al menos en tres ocasiones, le arrestaron por su arrojo en contra de la tiranía de Marcos Pérez Jiménez, a la que se acusaba de los crímenes de Leonardo Ruiz Pineda, Alberto Carnevalli que ofrendaron sus vidas por sus convicciones democráticas, en su condición de dirigentes del principal partido opositor, AD.

La caída de la dictadura de PJ, el 23 de enero de 1958, sorprende a doña Dori en la cárcel Modelo de Barquisimeto; tras su liberación se reincorpora a la lucha partidista junto a Miguel Romero Antoni, otro líder fundamental e inician la conquista del poder con Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Luis Beltrán Prieto Figueroa, hasta la victoria electoral que lleva nuevamente al poder a AD.

Años después, doña Dori, fue concejala en Iribarren, diputada al congreso de la República, senadora, gobernadora del estado y presidenta del Concejo Municipal de Iribarren, con lujo de aciertos en el orden administrativo; su pulcritud en el manejo del erario fue proverbial, su asepsia en la función pública  es un ejemplo, cuando hoy esos valores de la decencia son extraños, huidizos en casi toda la administración nacional, regional y local. Doña Dori Parra de Orellana, un hito en cuanto a un comportamiento ético sin parangón en la Venezuela contemporánea. Sencillamente un personaje para la historia cómo se debe gobernar apegados a la justicia, el deber ciudadano y con valores democráticos. Doña Dori falleció el 22 de marzo de 2007.

 

 

 

 

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