Valores democráticos | Casta J. Riera, promotora cultural | Por: Por Ramón Rivasaez

 

Nacida el 1 de julio de 1910 en la localidad de Churuguara, municipio Federación, estado Falcón, Casta Joaquina Riera, fue traída de muy corta edad a Barquisimeto, donde se formó en los escasos centros educativos de entonces.

Un trujillano, Sinforiano Mosquera Suárez, educador y fotógrafo, contribuyó en su educación y pronto esta emprendedora joven creó el instituto de comercio con el nombre de su maestro e inició una larga carrera educativa formando a muchas generaciones en el área comercial, pero a la par no descuidó su preocupación por las bellas artes; los espacios de la institución los abrió para recitales de poesía y otras manifestaciones artísticas. Hizo periodismo radiofónico y fundó la seccional Lara de la Asociación Venezolana de periodistas (AVP), génesis del actual CNP.

En 1940,  Casta J. Riera, creó la revista Alas, cuya relevancia se la otorgó el hecho que en ese medio publicaron por vez primera sus creaciones escritores de la valía de Ali Lameda, Rafael Cadenas, Hermann Garmendia, Antonio Urdaneta y Ramón Querales, entre otros  intelectuales que hicieron aportes fundamentales a la literatura venezolana e iberoamericana en el caso de Cadenas, recién nominado al premio Nobel de literatura.

Riera no contenta con su  apoyo constante a las nuevas generaciones de escritores, fundó además escuelas primarias dirigidas a los trabajadores, porque su propósito era de abrir camino a todos, sin exclusión, de que la verdadera libertad residía en la luz que irradia la educación, la formación de ciudadanía,  a través del bien común, el bienestar de sus semejantes. La auténtica democracia estaba en educar a todos por igual, eliminando barreras y buscando la luz de las letras; de allí su respaldo irrestricto a los escritores de su época.

También estableció cuatro bibliotecas públicas y una biblioteca infantil; su labor educativa fue tenaz  que en 1968 el gobierno nacional la declaró «Mujer de Venezuela», título que le concedió por su entrega y desvelo por la comunidad, por los sectores más desvalidos y necesitados.

En 1970, su pueblo nativo, Churuguara le consagró con su nombre el Ateneo, que ya arribó a 50 años de fructíferas actividades.

Casta J. Riera, falleció el 26 de octubre de 1974, tras dejar una obra cultural de relevante dimensión, y el ejemplo ciudadano a las nuevas generaciones de venezolanos.

 

 

 

 

 

 

 

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