Valores democráticos | Antonio Pasquali | Por Ramón Rivasáez

 

Por Ramón Rivasáez

Este ilustre venezolano nació en Rovato,  Brescia, Lombardia, Italia, el 20 de junio de 1929 y falleció en Reus, Tarragona, Cataluña, España el 5 de octubre de 2019, después de haber fundado en la Universidad Central de Venezuela el Instituto de Investigaciones de la Comunicación Social y sentar las bases en América Latina de una teoría crítica del fenómeno de la masificación de la cultura, a través de sus aportes que le erigieron en un teórico del tema a nivel internacional.

Concluida la segunda guerra mundial, la familia de Pasquali emigró desde el norte de Italia y se vino a Venezuela y se estableció en Puerto Cabello, luego Barlovento, Los Teques y finalmente Caracas, donde el joven Antonio concluyó  su  bachillerato en el Liceo Andrés Bello; allí se encontró condiscípulos de la calidad de un Guillermo Sucre, Gustavo Guerrero, Isidro Morales Paul, Ovidio Pérez Morales, Armando Córdoba, Haydee López Castillo y de una pléyade de docentes como su paisano Eduardo Crema, el filósofo Ernesto Mayz Vallenilla, el historiador José Luis Salcedo Bastardo, el matemático Dionisio López Orihuela

Tras egresar del Andrés Bello, Pasquali se inscribió en la escuela de filosofía de la UCV, donde sus profesores son Juan David García Bacca, Ernesto Mayz Vallenilla, de quienes recibió una sólida formación académica y le animaron a realizar su doctorado y continuar su carrera de investigador ; por esta época el joven filósofo tomo una decisión, se nacionalizó venezolano, y con una beca que le otorgan viajó a Francia a realizar otro doctorado en filosofía en la Sorbona y posteriormente en Cambridge, Reino Unido, realizó  otra especialización.

Por cierto, en la capital francesa, recibió clases de Jean Wahl, Merleau-Ponty, Georges Sadoul, y Edgar Morin, entre otros docentes de renombre universal.

Retornó a Venezuela e ingresó en la escuela de Filosofía de la UCV, donde laboró por el resto de sus días; tuvo el acierto de crear en 1974 el Instituto de Investigaciones de la Comunicación, pionero en América Latina; sentó las bases para una Teoría crítica de la Comunicación, e hizo estudios sobre el fenómeno de la masificación de la cultura y los mecanismos de manipulación ideológica de la industria cultural, ante el terrible  y devastador subdesarrollo cultural que sufre América Latina, temática que recogió en su libro Comunicación y cultura de masas que apareció en 1963,  texto que en 1980 alcanzó cinco ediciones y circuló por casi todo el continente americano.

Pasquali al decir de Tulio Hernández, un ferviente admirador de su obra, «fue un militante del pensar» , un pensador que observó el desequilibrio del flujo informativo entre el primer mundo y el resto de la humanidad; planteó un nuevo orden informativo, democratizar la información ;denunció el monopolio informativo, ideológico y cultural de los grandes centros del poder, al proponer como contraparte que los gobiernos de las naciones subdesarrollados diseñen sus propias políticas comunicacionales, sin sesgo, con la participación de la Iglesia y la sociedad civil en general, la comunidad artística y cultural de cada país; novedosa estrategia, adoptada luego por varios estados del orbe.

En Venezuela Pasquali contribuyó con el presidente Carlos Andrés Pérez en su primer gobierno, a crear políticas comunicacionales a través del proyecto Ratelve, que , desafortunadamente no sé ejecutó en su integridad pese al apoyo de personalidades como Juan Liscano y Miguel Otero Silva, escritores que coincidieron en darle un giro al desarrollo cultural venezolano, mediante el respaldo de los medios de comunicación social, de modo de avanzar en la democratización del país.

El apoyo de juan Liscano y de Otero Silva, logró que el CONAC, fuese una realidad, no así Ratelve, que implicaba convertir a la radiodifusión venezolana en un medio de servicio público, sin ser estatista, conllevaba privilegiar la función cultural, artística como en otros lugares del mundo; hacer de la radio, el mejor aliado del trabajo cultural  sin la banalidad que  la caracteriza en la actualidad; ese era el propósito de este pensador venezolano que demostraba esa pasión por su país desde la raíz del alma que es la cultura.

Si este proyecto se hubiese realizado el presidente Pérez habría ejecutado  uno de los más notables aportes a la cultura venezolana,  a la civilidad, masificar la labor artística  a través de una comunicación abierta, democrática que llevase la cultura a todas las comunidades del país.

Aquí viene el quid  del asunto; quizá faltó una verdadera estrategia comunicacional, para que ciertos sectores muy poderosos, no frustraran

el proyecto de Pasquali que significaba llevar esa maravillosa actividad que es el arte y la actividad cultural a todos los venezolanos. Son las paradojas de este mundo absurdo e insólito ; de todos modos, Antonio Pasquali hizo su aporte e interesó a miles de venezolanos de que si es posible que alguna vez Venezuela pueda contar con la cultura por cuanto es el mas eficaz medio para abandonar el estado de postración en que se encuentra hoy. Pasquali puso el dedo en la llaga, ahora nos corresponde a otros seguir su ejemplo.

 

 

 

 

 

 

 

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