Valores democráticos | Américo Martín | Por Ramón Rivasaez 

 

Proveniente de la juventud de AD, Américo Martín  que, hizo una carrera fulgurante dentro de esa organización, y luego fue expulsado, había nacido en Caracas el 1 de febrero de 1938 y falleció en la misma ciudad el 16 de febrero de este año.

Perteneciente a una lúcida generación política donde destacaban los nombres de Domingo Alberto Rangel, Moisés Moleiro Camero, Simón Sáez Mérida, Rómulo Henríquez, Héctor Pérez Marcano, entre otros, Américo Martín, corrió la misma suerte y fue desterrado del partido por el cual arriesgó su vida ante la feroz dictadura de Marcos Pérez Jiménez en la década de los cincuenta en Venezuela.

Martín siguió el mismo itinerario de angustias que esperó a quienes abrazaron el camino de las armas; persecuciones, arrestos, torturas. Tanto en época de la dictadura cuando apenas era un adolescente hasta en sus días de estudiante universitario, tras ser seducido por la efímera ficción insurreccional  a la que se volcaron muchos jóvenes venezolanos de aquellos trágicos tiempos.

En sus libros, Américo Martín contó que, cayendo Marcos Pérez Jiménez, era torturado en la misma madrugada del 23 de enero de 1958; después, calificó de terrible la década de los sesenta, donde igualmente el método de la tortura se aplicaba para extraer confesiones en la Digepol.

En 1969, el gobierno del presidente Rafael Caldera, instauró la política de Pacificación a la que adhirió Martín, de ese modo abandonó la clandestinidad e hizo vida política legal.

Entre 1978 y 1983 fue diputado al congreso de la República; se reintegró al proceso democrático; reorganizó su partido el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que había ayudado a fundar junto a sus compañeros expulsados en la década de los sesenta del partido AD.

Incluso, Martín aspiró a la presidencia de la República en una ocasión; con un lema: «Manos limpias al poder», que no resultó favorecida por el electorado. Posteriormente, fusionó su partido al MAS, pero el ensayo no tuvo éxito.

Con los años, Martín retornó a las aulas universitarias y egresó en derecho, carrera que inició su acercamiento con las causas democráticas de la mayoría que comenzó a distanciarse del emergente régimen de Hugo Chávez.

Américo Martín, una vez que percibió lo que denominó «el autoritarismo del naciente régimen», se sumó a la coordinadora democrática y fue nombrado representante de la sociedad ante el organismo opositor que inició su duro batallar. Trabajó en la mesa de negociación para los acuerdos de 2002 e incluso pronunció el discurso del 206 aniversario del 5 de julio en la sesión solemne de la Asamblea Nacional, donde instó al país nacional a mantenerse unido en torno a la defensa de la democracia venezolana, seriamente amenazada por un régimen que en su criterio, no cree en el estado de derecho y desconoce el imperio de la ley.

Américo Martín en sus últimos años, recorrió Venezuela, exhortando la necesidad de la unidad de todos los sectores nacionales «para detener la destrucción del país, hecho jirones por una administración que lo remata al mejor postor», según uno de sus biógrafos que prepara una segunda edición de sus memorias

 

 

 

 

 

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