El día 15 con ocasión de los 199 años de la fundación de la ciudad de Valera fui invitado a disertar sobre los problemas que atraviesa la ciudad, especialmente el transporte público y las soluciones futuras viales que se pueden realizar, contemplados en la programación del IV Simposio, “Cultura e Identidad Valerana” organizado por Las Voces de Valera y la Universidad Valle del Momboy, integrado por un grupo de personas luchadoras y que representan una buena parte de la sociedad civil valerana, que siempre se reúnen para discutir desinteresadamente las necesidades que padece la comunidad. Me llamó la atención la ausencia de los jóvenes valeranos, quienes serán los representantes que tomarán las riendas, para seguir luchando.
Debemos ser reclutadores de esos jóvenes, con la finalidad de relacionarlos e incorporarlos con los planteamientos discutidos y aprobados, pues como somos mortales, que ellos sean los continuistas para que esas propuestas no pasen al olvido.
Se avecina la celebración del Bicentenario de la ciudad de Valera el próximo año 2020 y es importante la participación de los jóvenes con inquietudes a los problemas que padece la ciudad.
Actualmente esos grupos o sociedades están integrados por personas muy apreciadas, preocupadas, conocedoras de los problemas, pero la mayoría pertenecemos a la tercera edad y cuyas actividades profesionales no han impedido investigar, comparar, discutir, soñar y proponer soluciones realizables, las cuales deben ser conocidas por los jóvenes valeranos.
Esta apatía y desinterés habrá que romperla, tenemos la obligación de ilustrar al joven en la importancia que tiene de participar e incorporarse a las distintas agrupaciones que integran la sociedad donde vive, sin coacción, despertándole el interés por los problemas comunitarios.
La participación de los jóvenes en el mundo ha sido histórica, ejemplos hay muchos, pero en nuestro país el más destacado fue la participación masiva de los jóvenes caraqueños y seminaristas en la Batalla de La Victoria, donde salieron airosos venciendo al enemigo. El más ejemplarizante y reconfortante es la carrera precoz y rápida de “Antonio José de Sucre (1795-1830), a los quince años era cadete, a los dieciséis teniente de Infantería y Comodante del Cuerpo de Ingenieros de la Isla de Margarita. A los diecisiete ayudante de Miranda en Valencia. A los dieciocho Comandante de Zapadores, a los diecinueve Comandante de Artillería en Cartagena. Coronel y Gobernador de Guayana a los veintidós, a los veintiséis llega a ser Jefe del Ejército Sur de Colombia, A los veintisiete gana la batalla de Pichincha. Bolívar lo asciende a General de División y lo designa Comandante General e Intendente del Departamento de Quito. A los veintinueve dirige la victoria de Ayacucho, gana el título de Gran Mariscal. A los treinta años la Asamblea del Alto Perú le confía el mando supremo. A los treinta y uno es electo Presidente de Bolivia”. Fue un Magistrado modelo y un administrador eficiente y talentoso. Afortunado, prudente y hábil diplomático. Dominaba con brillo las diversas ramas de la actividad civil. Su vida está signada por una coherente y ejemplar fidelidad a la revolución, a la democracia, a las virtudes más puras y también al Libertador, quien lo miraba como a su sucesor” (Historia Fundamental de Venezuela, J.L. Salcedo-Bastardo). Debería ser el padrino de todos los jóvenes de Venezuela.
En la actualidad, el joven venezolano y en nuestro caso el valerano, tiene el deber de una participación más activa en todos los eventos o movimientos de cualquier actividad, en pro de su terruño.
Estamos en la obligación de dirigirlos y escucharlos, con la finalidad de que sean nuestros sustitutos. En la reunión observé no ver en el simposio la participación de los jóvenes valeranos y lo más curioso que se realizó en un salón de estudios de la Universidad Valles de Momboy. ¿A qué se debió su ausencia? ¿Será que los jóvenes universitarios son apáticos? ¡Esto es preocupante!
En el IV Simposio, se aprovechó de nombrar la Comisión Organizadora del Bicentenario a celebrarse el próximo año, integrada por las fuerzas vivas de la ciudad y lo curioso es que no participa ningún joven.
Conversando con algunos jóvenes exponen que su ausencia se debe a que no lo toman en cuenta, otros aducen que se sienten relegados o subestimados; no tengan miedo, sean astutos y háganse conocer, ustedes tienen muchas inquietudes y proyectos, aprovechen estas organizaciones para presentarlos.
Aprovecho para que el mensaje llegue a los jóvenes trujillanos para que se den cuenta que en sus actuaciones e intereses está el futuro de nuestro estado que los necesita, más aún en estos momentos críticos que estamos padeciendo, pero con el favor de Dios, la sociedad organizada (con su gente joven) enrumbaremos a Trujillo a la modernidad y desarrollo.
Recapaciten y actúen.