A partir de 1960, Valera da su gran salto al desarrollo, se transforma en una moderna ciudad y va dejando poco a poco, el ambiente pueblerino. La ciudad de las siete colinas comenzará a mejorar en su desarrollo y progreso gracias a esta red de comunicación vial, que le servirá como centro de acopio. Se producen las ampliaciones de sus principales carreteras que la interconectan con otras ciudades y estados del occidente venezolano, como Mérida, Lara, Zulia y el resto del país.
La empresa Saveico, de los hermanos Giardinella, se ocupa de la ampliación de la carretera Valera-Timotes, al igual que la carretera Valera-Escuque. Pérez Briceño con Ediviagro hace lo propio con la carretera Valera-Betijoque.
El ingeniero Germán Ramírez se encargará de la ampliación de la carretera Valera-la Puerta. También se dan las transformaciones que realizó la Vinccler con Giácomo Clérico de la carretera Valera-Mene Grande-La Raya-El Venado que nos comunica con el estado Zulia.
Luego vendría la empresa Barsanti, quien se encargará de la ampliación del tramo Agua Viva-Caja Seca. Luego el ingeniero Luis Newman junto al maestro Erasmo Floriani se encargarán de las variantes de Jajó-Tuñame-Las Mesitas de Niquitao. El amigo Newman igualmente es el ingeniero que construyó la perimetral que va del sector Las Pulgas a La Floresta.
Durante la gestión de gobierno del presidente Jaime Lusinchi y del gobernador Eleazar González, la Vinccler y la empresa tachirense Búfalo también desarrollarán el Eje vial, la moderna autopista que hoy comunica a Valera con la capital del estado, Trujillo.
Otra gran obra de gran envergadura para el desarrollo no solo de Valera si no del estado Trujillo, lo vino a constituir la restitución del Puerto de La Ceiba, porque nos volvió a interconectar con destinos marítimos naturales como Curazao, Aruba e incluso con Miami, en Estados Unidos, en el estado de Florida. Donde se exporta lechosa, de la conocida como Papaya y llegan barcos de gran escala, que se encargan de llevar piña, plátanos, y otros productos agrícolas a otras latitudes. Además, sirve para sacar el carbón procedente del estado Táchira y del Norte de Santander (Colombia).
Gracias a la iniciativa del economista Simón Ramos Farías, en su tiempo de presidente de Cemento Andino, se hizo un puerto especial en La Ceiba, que también sirvió para exportar el kinkler, materia prima utilizada en la construcción. Es de recordar que una de las iniciativas de ese entonces, fue la construcción de la empresa Cristal Andes, que estaba diseñada para la elaboración de platos, vajillas, tazas y todo tipo de cristalería, dado que en nuestro estado contamos con la materia prima para el desarrollo de esta industria. Esta iniciativa se pasmó.
También en la década de 1960-1970 se proyecta y construye la zona industrial de Valera y se bautiza con el nombre de “Carmen Sánchez de JelambI”, honorable matrona de la ciudad de Mercedes Díaz, que también contribuyó con el decidido impulso de convertirnos en una ciudad pujante y progresista. Se hace un trazado perimetral en lo que eran los antiguos terrenos del señor Castaño, la familia del general Fontiveros y una parte de la hacienda San Luis, perteneciente a Gonzalo Giacopini, que llevará en su avenida principal el nombre de “José Antonio Tagliaferro”, otro pro hombre valerano que contribuyó con el crecimiento de la ciudad. La era democrática comenzaba a cambiarle el rostro a la ciudad.
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