Valera se estremeció, ganó “el premio gordo” de lotería “Caracas” | Por: Alfredo Matheus

La vieja casona donde se inauguró Radio Valera el 26 de septiembre en 1936.

 

Los valeranos en una época llevaban el juego de lotería en la sangre. Fueron muchos los hogares que vivían en eternas peleas por el hábito de jugar la bendita tómbola… Hace 80 años, la ciudad se estremeció; el premio “gordo” de lotería “Caracas” cayó en Valera.  A la familia Muñoz por poco le da un “yeyo” o desmayo cuando les llegó la noticia; se habían ganado nada más y nada menos que 3 millones de bolívares, (todo el dinero del mundo) algo así, como, el presupuesto municipal de la ciudad en aquel momento.

Los Muñoz vivían por los lados de la panadería La Valerana (Av. 14 con calle 10), tenían fama de ser una familia muy cristiana y amantes de ayudar al prójimo. Luego, que la gente de lotería “Caracas” depositó la “gran bola” de bolivarianos en el único banco que existía, centenares de valeranos que estaban faltos de recursos económicos se dirigían en santa plegaria hasta la vivienda de tan afortunada familia, cada persona iba recibiendo cierta cantidad de dinero que les cayó “del cielo” porque les sirvió por algunos meses para solventar problemas financieros…

 

Llegó el vómito negro…

A finales de1899, Valera va entrando a un nuevo siglo, se hace presente toda una tragedia; llega la epidemia del vómito negro o fiebre amarilla, el poblado queda solitario, los habitantes se marchan a otros lugares para sobrevivir a “este acabo de mundo” como decían las viejitas que no salían de la iglesia pidiendo a Dios todopoderoso que aquella epidemia desapareciera de la faz de la tierra.

 

Valera vivió un gran susto…

En 1930, los valeranos vivieron el gran susto de sus vidas, el poblado es estremecido por un violento temblor de tierra que hizo salir a más de uno desnudo, en pelota. En su desesperación, las personas se lanzaban a arrodillarse en aquellas calles de piedras, las oraciones se hicieron en colectivo, las campanas de la iglesia San Juan Bautista no paraban su talan, talan, talan. Ese día la ciudad no durmió, todos en oración se quedaron a la intemperie porque se había anunciado un segundo sacudón más fuerte que el primero, la comarca amaneció en la calle.

Hubo un misterio que todavía nadie explica, 30 días antes del temblor, a Carvajal llegó una anciana que nadie conocía, iba de casa en casa tocando las puertas de las viviendas y exclamando a viva voz: recen, recen mucho, se acercan grandes acontecimientos, la tierra se abrirá, pidan misericordia a Dios.

La anciana, así como llegó, así desapareció. Nadie le hizo caso, no le pararon, pensando que la dama estaba algo “tocada de la cabeza”, tenía “cables pelados” en su cerebro. A los 30 días se cumplió al pie de la letra la profecía de la octogenaria de larga cabellera y pelo blanco; Valera casi desaparece del mapa por un sacudón de tierra que jamás sería olvidado…

 

Apareció Radio Valera…

El sábado 26 de septiembre de 1936, la ciudad monta tremenda fiesta por la inauguración de Radio Valera. En horas de la noche, la emisora estaba repleta de personas que querían escuchar a la primera emisora que conocía la urbe…La valerana Carmen Febres recitó un poema que sacó algunas lágrimas a los presentes. Margot de Bethencourt ejecutó el piano con hermosas piezas musicales. Yolanda Balestrini y la Nena Araujo recibieron el aplauso del soberano con la voz angelical que les acompañaba. Luis Guerrero Matheus se la “comió” interpretando en forma magistral la guitarra. La orquesta que dirigía el artista Jesús Briceño puso a bailar a los asistentes.

Los valeranos zapateaban de alegría al saber que la ciudad se incorporaba a la radiodifusión mundial, gracias a la iniciativa emprendedora de Pedro Febres Jelambi y Temple Lee, quienes pasaron a la historia por haber abierto las puertas a una de las primeras emisoras que existieron en Venezuela.

 

El gran panadero

Nadie ha podido elaborar hasta ahora un pan más exquisito como el que preparaba Juan D. Dios Ramírez (QEPD). El manjar se hizo más que famoso en el occidente venezolano. Si alguien iba a Caracas, le recordaban al viajero por vía telefónica; “no te olvides traer pan de La Vencedora”… El que se llevó “por los cachos” a los demás panaderos fue el pan dulce, en horas del mediodía había que hacer la popular “cola” para degustar tan llamativo alimento…Juan D. Dios, dio a conocer su secreto: Huevos, mantequilla y guarapo de panela, no utilizar azúcar, sino panela…

Juan D. Dios, fue un hombre sumamente afanoso, llegó del estado Táchira donde conoció los “secretos” del mejor pan venezolano. En los primeros años le tocó bregar duro en nuestra ciudad, vivía en la panadería donde trabaja y dormía a “calzón quitado“ sobre los sacos de harina. Años después, por su perseverancia y amor al trabajo montó su propia panadería a la que le dio el nombre de “La Vencedora”… El panadero mayor fue amante de los animales, en su finca, vía a Sabana Libre, llegó a tener más de 80 gatos a los que alimentaba y protegía. Un triste día, manos criminales acabaron con la vida de “el panadero mayor”…

 

La Valera bonita

En 1878, la ciudad monta gran fiesta, “botaron la casa por la ventana”, todo era alegría, celebraban la inauguración de los faroles que sacaron de la oscuridad a la comarca; los amigos de lo ajeno no podrán seguir cometiendo sus fechorías amparándose en las tinieblas en que se acostaba el terruño…

La fiesta de la Concordia era el reencuentro valerano para olvidar viejos resentimientos y compartir en santa paz. Los festejos terminaban en la hacienda la Plata de la familia Maya, donde sobresalía excelentes comelonas con ternera a la llanera…

 

En aquella Valera que se fue…

Era costumbre doblarle el dedo gordo del pie a una persona que se hubiera desmayado… Los muchachos que carecían de recursos para comprarle rosas  a la novia,  iban al cementerio municipal y sustraían flores de las coronas que acompañaban al difunto que comenzaba a dormir en santa paz… En la plaza Bolívar, sentados de lo más cómodo en una banca, llamaba la atención  las esposas sacándole las espinillas al marido…Se hizo costumbre de las amas de casa al momento de caminar al viejo mercado municipal, meterse el dinero  entre los senos. Los comerciantes gozaban a lo grande al observar a las damas jurungándose los sostenes al momento que les tocaba cancelar los productos que llevaban a sus casas…

Lo primero que uno encontraba en la entrada de las bodegas era un enorme letrero con la leyenda; “Hoy no fío, mañana sí”, ese mañana jamás llegaba, una manera muy elegante de decirle a los vecinos; “aquí no fiamos, así traiga de testigo a su abuela”… En las funerarias se escuchaba la exclamación de siempre: “ay, Dios mío, pero quedó igualito”, se utilizaba como para darle ánimo a la familia del muerto que  se había marchado al pueblo de las cruces…Santo Dios, si entraba una tara negra a la casa comenzaba un “corre corre” espantando a la bendita tara, había la creencia que el  animalito anunciaba que alguien cercano iba a “pelar cacho”.

 

Creencias del valerano de a pie

Los avances de la ciencia dejarían “loco” a cualquier valerano de hace 50 años atrás…Tiempos aquellos donde la mujer solterona le hacía una novena u oración a San Antonio y al año ya estaba casándose…El “poeta Amílcar” le quitaba el sueño de esa noche al que escuchara sus narraciones de puro terror. Buen cronista que le “paraban los pelos” al más valiente. Fue uno de los grandes expertos arreglando radios viejos y televisores. Tenía una fuerza bestial.

Salvador Molina en la década de los años 60 se convirtió en uno de los mejores relojeros, tenía “ojo de boticario” para solucionar el problema y poner de nuevo el reloj a funcionar…”El perro León” fue un excelente cantante de gaitas, de los mejores que haya conocido la ciudad de Valera, tenía una voz bendecida por los dioses…Aurelio Ribas, dueño del bar “La piscina” por los lados  donde hoy está la torre Murachí. Allí estaban las mujeres más bellas de Venezuela esperando a los clientes para vender amores pasajeros…

“El camaleón” fue un personaje que pocos le conocieron su nombre. Le acompañaban unos extraños “poderes mentales” que dejaba “loco” a más de uno. Podía adivinar qué parroquiano andaba sin interiores escuchando la retreta en la plaza Bolívar. Los amigos lo buscaban a diario para que les diera el dato sobre el número ganador en la lotería de animalitos…”El gordo Neptaly tenía un extraordinario sentido del humor que dejaba en pañales al “Conde del Guácharo”… “El gordo” Ayala hacía unos poderosos malabares que nadie se atrevía a ejecutar…Mi amigo Alfredo “Coco” Suarez (QEPD) fue el creador de la hallaca más grande de Venezuela en la urbanización Bella Vista.

Nirio Uzcátegui se convirtió en un verdadero personaje en aquella Valera de hace 55 años, a las 6 de la tarde, detrás de lo que es hoy la Alcaldía de Valera, le tocaba cantar el número ganador de la lotería de animalitos. Media Valera se reunía en el mencionado lugar a esperar con mucha ansiedad el número de la buena suerte. Después que les daban vuelta y vuelta a las bolitas dentro del biombo, Nirio pegaba un gran grito: “Salió el 99 y a cobrar se ha dicho”. Aquellos que se ganaban los 100 bolivarianos en la lotería, tenían asegurada “la papa” de todo un mes en sus casas…Esa fue la Venezuela sabrosa y bonita que me gocé por la gracia de Dios…

Fuente…Maestro Juan Morillo… Adalberto La Riva Vale.

.

.

Salir de la versión móvil