En un estado como el nuestro, pródigo en manifestaciones culturales que germinan espontáneamente en sus diferentes comunidades, el poder contar con instituciones y espacios para su difusión, divulgación y realización es una acción benéfica, es una necesidad perentoria, reconocida por quienes integran las infraestructuras ubicadas en cada municipio, y en el caso de Valera mucho más, ya que históricamente ha contado con un movimiento cultural y por cuanto se aspira que aquello vuelva a florecer, que esos esfuerzos creativos reciban de nuevo el apoyo y respaldo del Estado, un apoyo que les permitan desarrollar las tareas del espíritu, a través de una política cónsona con las necesidades del alma popular.
Pero, en los últimos tiempos, las posibilidades de respaldo a estos quehaceres en sus diversas manifestaciones, han estado excluidas en el contexto. Esto choca con el auge de las exigencias culturales, que se desarrollaron en un pasado reciente al mismo ritmo del crecimiento demográfico y del ascenso que nutridos grupos humanos adquirieran en el campo de la instrucción, circunstancias que los hace poseedores de una fértil sensibilidad capaz de infundirles un lógico deseo de superación en el mundo por la falta de apoyo al desenvolvimiento de la cultura.
Aunar esfuerzos
No es que en la entidad, no haya tenido, ni tenga manifestaciones culturales, sino que sus hacedores se encuentran dispersos, como en islas.
Uno sale a la calle y siente un gran silencio, un gran vacío que urge llenar. A pesar de algunos esfuerzos por mantener viva estas manifestaciones, no logran despertar.
En ese sentido, se requiere nuevamente que salga a relucir el papel de trabajo, donde se enumere una serie de metas a corto y mediano plazo: elaborar una reorganización total a todo nivel, que conlleve a volver a contar con una programación (continua y constante) para cada área cultural, llevar la acción cultural hacia las comunidades mediante un programa descentralizado, mantener actividades en la sede central tales como talleres, conferencias, exposiciones, conciertos; establecer relaciones interinstitucionales. Pero antes de todo hay que rescatar los espacios tanto cerrados como abiertos que por ley le corresponden a la cultura y al arte, los cuales les fueron despojados, y aún no se han podido recuperar.
Las limitaciones de unos y las carencias totales de otros, detuvieron el auge en las labores que en sus momentos lograron los ateneos, las federaciones, casas de cultura, centros populares, agrupaciones musicales, escuelas de arte y demás establecimientos de acción cultural existentes en la región. Todo eso derivó en un declive que envió a la cultura a un fango en el cual se ha mantenido sumergida y sin dolientes en procura de su rescate.
En la obligación de rescatarla
Hoy día, hay que volver a estimular un renacer del trabajo creador, indicador inequívoco de que no se puede esperar más tiempo para el despertar cultural de los valeranos y por ende de todo el estado Trujillo. Esperar más tiempo significaría terminar de enterrar una labor cultural que por décadas le dio glorias y vida a la entidad.
Por lo tanto, consideramos inminente crear mecanismos de rescate, desarrollo, apoyo y revalorización del trabajo cultural, por cuanto al Estado le corresponde participar en la conservación y difusión de los valores del arte, aprovechando las infraestructuras ya existentes en el municipio, reactivando centros y demás grupos culturales, apoyando toda iniciativa que florezca en las comunidades y tendiendo la mano a los hacedores de cultura y del sentir popular motivándoles al quehacer necesario para su elevación espiritual. Sería una amenaza a ese renacer cultural del cual aún se sueña que siga quedando estancado.
Silencio cultural
La cultura no está muerta, en los encuentros nacionales de los trabajadores de la cultura, Trujillo ha sido una referencia importante. Y no hemos sido referencia por llevar papeles, sino por la muestra de lo que históricamente han conseguido los grupos, fue a base de un trabajo de hormiga de muchos años, de mucha dedicación y esfuerzo.
Cuando se analiza la situación y se atribuyen las causas de lo que hemos llamado «silencio cultural» a la dispersión, hay que señalar que aquí hubo quienes quisieron jalar por su lado buscando méritos individuales, con actitudes mezquinas, arrogantes, sin conocimientos ni bases estructurales ni de planificación y organización, que lo único que trajo fue el derrumbe de un trabajo de más de 50 años, que se levantó con mucho esmero y sacrificio en pro de la actividad cultural tan importante para la educación, crecimiento y fortalecimiento de los pueblos y su gente. Pero creemos que ha llegado la hora de la integración, la hora de despertar de ese letargo.
Acciones concretas
Esto será posible a través de acciones concretas que apunten hacia el futuro, dirigidas con objetivos, perspectivas firmes y concretas, porque la cultura no se enseña, se hace, se expresa, se da como testimonio del quehacer de la población, de la ciudadanía.
El trabajo cultural asegura una población que ame y disfrute de sus propias creaciones. Necesariamente requieren una gran atención y una gran dedicación a su creatividad innata, lo que hará posible conformar a un hombre que, dentro de su condición humana, se proyecte en la mejor forma dentro de un campo histórico social.
Es importante el incentivar a la población valerana para que valorice las expresiones artísticas en sus diferentes manifestaciones. Ese es el reto.
Un vacío que llenar
La cultura es todo, es la vida misma y lo que a ella se le relacione. La cultura parece dormir un gratísimo e imperturbable sueño desde hace un largo rato. Uno sale a la calle y siente un gran silencio. Un vacío que urge llenar.
¿Serán posibles las voces, los gestos, las ganas? ¡Ya es hora de acabar con tanto silencio!
IDEAS
Y PROPUESTASEl historiador, Pedro Luis Rendón nos ofrece sus ideas y propuestas en favor de volver hacer de Valera un emporio cultural y creativo como lo fue en un pasado reciente.
Según Rendón, licenciado en Historia egresado de la ULA, la ciudad de Valera necesita con la urgencia del caso:– Una biblioteca.
– Un museo.
– El archivo histórico.
– Recuperar el cine teatro Libertad.
– Recuperar y proteger su patrimonio arquitectónico.
– Nombrar su cronista oficial.
– Necesita construir una nueva sede cultural.
– Rescatar el Ateneo.
– Corregir y actualizar parte del patrimonio de la ciudad.
– Erigir nuevos bustos en el parque Los Ilustres.
– Rescatar la plaza Sucre entre otras.
–Hacia lo Posible. Valera 2020, Bicentenaria.