Valera pudo haber sido centro internacional de diseño textil

Por: Ramón Rivas Sáez

 

A mediados de la década de los setenta, el artista Dámaso Ogaz, presentó al entonces gobernador de Trujillo, José Jesús Muchacho Bertoni, un proyecto promisorio y novedoso, la creación de la Escuela Experimental de Diseño, que generaría formación de personal especializado para la industria regional.

La escuela Experimental de Diseño de Valera  tenía como objetivo formar jóvenes diseñadores en el área textil, mediante el influjo  de los experimentos y aportes técnicos de la famosa Bauhaus, alemana donde participaron entre otros como sus forjadores los artistas Paul Klee, Josef Albers, pero sobre todo Walter Gropius, quien finalmente la traslada a Chicago, ante el acoso del régimen nazi.

La Escuela Experimental de Diseño, gozó de inmediato del apoyo y solidaridad del gobernador Muchacho Bertoni, quien dispuso de presupuesto y libertad de acción a su creador, la institución comenzó sus actividades académicas, e incluso contrató a docentes de la calidad de un Diego Barboza, el artista zuliano que regresaba del exterior, de la escritora Reyna Varela, proveniente de México, del diseñador  Marco Camaño, entre otros que laboraron. La escuela proyectaba a Valera en el ámbito internacional, a ser referente como centro textil.

No obstante, la pequeñez, la medianía y la escasa visión de algunos representantes de la comarca, hizo que el proyecto de la Escuela, naufragase, pese a que desde la Gobernación se tenía previsto la instalación en la zona baja del Municipio Rafael Rangel, de  varias familias cultivadoras de algodón procedentes del estado Portuguesa que estaban dispuestas a introducir los cultivos en la entidad trujillana.

Dámaso Ogaz, afanoso, con los deseos de ser útil a  una comunidad, vio que su proyecto como el de Francisco de Miranda en 1806, se viniese a pique, por la incomprensión que ha perfilado, infelizmente a los trujillanos, unas señas de identidad perniciosas, frustrantes, que cierra posibilidades al desarrollo regional.


Por: Ramón Rivas Sáez

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