Valera pa´sabrosa / Por: Alfredo Matheus

Sentido de Historia

Alirio “Pata e´ croche”, uno de los miembros más activos del “Culebros Club”. Obra consultada…” La Valera oculta. Pedro Bracamonte

 

Me gocé la Valera de hace 60 años, donde el frío que bajaba de los páramos del Alto de Tomón en horas de la madrugada, nos hacía arropar hasta con tres cobijas… Las calles quedaban de lo más limpiecitas gracias a aquellos trabajadores del aseo urbano que les acompañaba un gran sentido de pertenencia, sentían a Valera como la casa grande que había que mantener de lo más bonita…

La basura era recogida en viejos camiones volteos, después, gracias al mejor munícipe que ha tenido la ciudad, el Dr. Jacob Senior, llegaron las primeras moto barredoras que era la diversión de los parroquianos, gozaban “un puyero” observando cómo estos modernos aparatos se “tragaban” kilos y kilos de basura, aparte que iban lavando las calles de todo polvero.

 

El famoso Culebros Club

Fue el grupo de bohemios valeranos que más se gozaron a Valera a partir de la década de los años 60 del siglo pasado… Ubicados en la calle 13 con Av. 15, cerca de la iglesia San José, sector Las Delicias, el grupo era capitaneado por el popular “Culebro”, trabajando en equipo, convirtieron el lugar en el centro de mayor diversión de nuestra ciudad…

Se destacaron…

Como los más entusiastas miembros del “Culebros Club”; “Loro Careto”, Alirio “Pata e´ croché”, Alberto “Casaito”, Manuel “Pildorín” Méndez, Nelson “La Rata” Díaz, Rafael “Carne Mechada”, Manuel “Pajarito” Angulo, Tulio “Sancocho” Abreu, Eduardo “Rasquiñán”, Rafael “La Coca” Abreu, Oscar “Siete Culos” González, Tonino Vergara.

Ellos hicieron de la amistad, algo más que sagrado. La mayoría de sus miembros eran destacados deportistas en el mundo del béisbol… Este movimiento social fue dirigido por todo un experto en relaciones humanas; “El Culebro Briceño”, quien nació en 1926, en la acogedora población de Mendoza del Valle del Momboy.

“El Culebro Briceño” sobresalió como uno de los grandes jugadores de béisbol a mitad del siglo pasado con su equipo Las Delicias, se unió al legendario Pedro “Pan de leche”, entre los dos dieron vida al “Culebros Club” … Sobrevivieron por más de medio siglo en una vieja casona en la calle 13, con Av. 15. A las 4 de la tarde comenzaban a hacer su entrada triunfal los primeros miembros del club, disfrutaban de una cerveza bien fría, y luego, se iniciaba el juego de dominó, ajiley, otros le metían a una amena conversa que reunía a expertos en hablar de la Valera de ayer…

En diciembre, “las comelonas” colectivas hicieron historia con el cierre de las calles. Jamás hubo una pelea, ni equipos de sonido a todo volumen que perturbaran la paz del vecindario… Un día desapareció el “Culebros”, con su ausencia se fue parte de la historia de la Valera de los últimos 60 años. Se marcharon ricas vivencias de una de las parroquias más antiguas de la comarca.

A nadie se le “prendió” el bombillo de haber hecho toda una hermosa recopilación de las centenares de historias de vida que por allí transitaron. Fueron ricos “libros vivientes” que se llevaron a la tumba, excelentes anécdotas de la Valera de los primeros 50 años del siglo pasado.

Mi viejo mercado…

Cómo olvidar el mercado de mi niñez, ubicado en la calle 12. Al momento de acompañar a mi mamá Josefa a hacer las compras, allí se entraba a otra Valera, el corre-corre de los caleteros alzando un saco de papas con una fuerza sobrehumana, el grito de los vendedores de empanadas llamando la clientela, los piropos de las vendedoras de verduras: “Mi cielito bello, venga, tenemos los mejores tomates”.

Los parroquianos les hacían cola a las empanadas “ruedas de camión” de la señora Montesinos, quien tenía el secreto bien guardado para que le quedaran a “pedir de boca” … Los carritos de rolineras donde las amas de casa pagaban un real para que les llevaran la mercancía a sus casas, tenían nombres, como: “El amor de mi madre”, “El zorro”, “El valerano”, “El rapidito”, “Cabeza de hacha”, “El sudor de mis hijos”.

 

Salir de la versión móvil