Segundo Peña Peña
Aunque la premisa del “borrón y cuenta nueva” no está sobre la mesa, a todas luces es un desatino continuar porfiando sobre la Valera de ayer, por muy bonita y pulcra que figurara, puesto que su estirón transformador se quedó estático en un invernadero que inmovilizó sus ventajas más preciadas, el talento humano, su portentosa geografía y su historia fundacional, que, aunque breve, de suerte resultó milagrosa por el hecho de haber nacido aupada por unos terratenientes, amos absolutos de su planicie. Sobre el tema, opinó el abogado valerano Antonio Espinoza Lares en “Hombres y Tierra Mágica” (1997) p. 135-138, de Antonio Pérez Carmona.
Miremos la Valera de hoy, pero soñémosla como la urbe que debe acoger su rol de núcleo comercial y cultural del estado, asumiendo un liderazgo adaptado a las nuevas circunstancias del mundo contemporáneo. Para echar a andar esta digna empresa, se debe apelar a su principal doliente, el valerano. En este reto, ha surgido una Asociación Civil que viene aglutinando a las fuerzas vivas de la ciudad, incluyendo a gremios, universidades, agrupaciones culturales y comunitarias, Iglesia, entes oficiales y la sociedad civil en general; esta no es otra que Voces de Valera y su Comisión Bicentenaria 20-20. Nace esta entidad al abrigo de la Universidad “Valle del Momboy” y ya, luego de una serie de consultas y análisis, posee en cartera un significativo número de propuestas que se consumarán en proyectos, tendientes a consolidar una Valera de avanzada y para que la celebración de sus 200 años, no se quede solo en veladas y comilonas. Esta urbe tiene necesidades prioritarias que resolver, Verbigracia. El Hospital Central “Pedro Emilio Carrillo”, en calidad de principal estamento dispensador de salud, requiere de una inaplazable reorientación en todo su sistema; de igual manera, el hospital del Seguro Social precisa de una apresurada transformación de sus equipos médicos, laboratorio, camas hospitalarias y dotación de insumos farmacéuticos. Construcción del acueducto metropolitano con su embalse aguas arriba del sector Quebrada de Cuevas; mejoras en sus sistemas de transporte urbano de pasajeros. Basta echar un vistazo al ensayo “La Valera Posible”, 2014, de Francisco González Cruz, para enmarcarnos en la “Valera que queremos”, tales son los ítems que puntualiza: Protección del ambiente, nuevas avenidas y vías alternas, desarrollo turístico, ordenamiento urbano, parques, humanización del casco central, arborización, jardinización de las vegas de sus tres ríos: Motatán, Momboy y Escuque, plan rector del eje Valera-Trujillo, creación de una policía de servicio local, construcción del Cementerio Metropolitano, red de casas culturales comunitarias, nuevo terminal de pasajeros, construcción de un mercado artesanal, infraestructura deportiva, además de la protección de su patrimonio histórico (p.58-62). Culmina González Cruz con una frase de oro, “Incorporación de la comunidad al rescate de la ciudad”. Habrá que indagar sobre los 19 proyectos que la misión gubernamental Venezuela Bella, tiene asignado para Valera, con una inversión de Bs. 6 mil millones, pero a cuatro meses de su anuncio, esperamos por su ejecución. Un espejo cercano en el cual nos debemos sopesar, es la ciudad de Bogotá, cuyo Alcalde Enrique Peñaloza Londoño, con el programa “Habitarte”, logró ubicarla como referente mundial de desarrollo urbano, transformando los espacios más vulnerables de 98 barrios, incluyendo el embellecimiento de 95.011 fachadas, creación de pulmones verdes y diversas obras en el ámbito público. Su filosofía de acción ha sido “pensar la ciudad desde sus ciudadanos”; y si en algo habrá que interponer a la excepción de la regla, en cuanto a los administradores que ha tenido Valera, debe ser el repensar de la celebración de su sesquicentenario, donde se exhibieron importantes obras y contó con la presencia del ciudadano Presidente de la República, Rafael Caldera, además de un orador de orden excepcional, Adriano González León. La noble tarea de cambiar a Valera hacia la metrópoli que anhelamos, está sobre los hombros de todos los valeranos. Cumplir esta misión será el máximo elogio al paisanaje.
P.D. El título de esta crónica “Valera Luminosa”, es uno de los eslogan echado a andar por la Comisión Bicentenaria Valera 20-20, a fin de que sirva como motivador a la trascendencia de sus valores éticos y estéticos.