Por Gregorio Riveros *
Para el próximo año 2020, Valera cumplirá jubiloso el Bicentenario de la Parroquia eclesiástica “San Juan Bautista de Valera”. Son 200 años de haber sido elevada al rango de parroquia eclesial. Este hecho significativo se produjo el 15 de febrero de 1820.
Valera fue erigida como parroquia eclesiástica por el obispo emeritense Dr. Rafael Lasso de la Vega. Recordemos, que, esta fecha es institucionalizada por el Concejo Municipal de Valera en una sesión ordinaria, presidida por el Dr. José Domingo Tejera, junto a los concejales: Br. Pompeyo A. Oliva, Br. Américo Briceño Valero, Br. Humberto Alvarez de Lugo y Simón Tagliaferro; ellos —en el marco del Centenario de Valera—, procedieron en esa sesión del 15 de agosto de 1918, a nombrar una comisión especial encargada de fijar la fecha exacta de fundación de la parroquia eclesiástica. Esta comisión estuvo integrada por el concejal Antonio Nicolás Briceño, Pbro. Dr. Miguel A. Mejía, y el ciudadano Br. Jesús Briceño Casas; y como resultado de su cometido, el día 15 de Noviembre de 1918, los miembros del Concejo Municipal (presidido por el Dr. José Domingo Tejera, junto a los concejales: Dr. Rafael Terán, Br. Pompeyo A. Oliva, Br. Américo Briceño Valero, José Poggioli y Simón Tagliaferro) aprobaron por decreto la celebración del Centenario de Valera y tomaron como fecha de creación parroquial aquel maravilloso e histórico día del 15 de febrero de 1820. Y, por esa razón, la institución municipal aprobó por decreto celebrar los actos del Centenario para el día 15 de febrero de 1920. Luego, en razón de las enfermedades y epidemias desatadas para esta fecha del Centenario, se pospuso la celebración y se realizaron los actos conmemorativos para el siguiente año (en 1921).
Esta situación nos la cuenta, el periodista y cronista de historia, Elvins Humberto González, nos dice: “Para el año de 1920 la ciudad de Valera tenía preparado una extensa programación que se había comenzado a preparar dos años antes para celebrar el llamado Centenario de haber sido elevada como Parroquia Eclesiástica en 1820 por el Obispo Lasso de La Vega. Una fuerte epidemia de viruela atacó a la ciudad. Ese hecho que causó muchos trastornos y lamentaciones en la población echó por tierra todo lo que se tenía preparado por la jefatura de la municipalidad. Ya la prioridad era otra, había que atender la fuerte epidemia y la fiesta debía esperar hasta el año siguiente”. Pero, a pesar de los imprevistos naturales, ya quedaba oficializada por el Concejo Municipal de Valera, esta fecha histórica del 15 de febrero de 1820, como la fecha conmemorativa de la creación de nuestra querida y apreciada parroquia eclesiástica. Ahora, para el próximo año 2020, Valera se prepara para conmemorar y celebrar su Bicentenario como parroquia eclesiástica: son 200 años de presencia religiosa en el pueblo, con su disposición al servicio social y espiritual, y con su figura institucional preeminente que ha contribuido con la evolución y consolidación de nuestra ciudad de Valera y con su afirmación en sus creencias de la fe católica del pueblo valerano.
Además, por otra parte, es importante destacar también, que para el próximo año 2020, Valera cumple 425 años de su fundación como pueblo, son 425 años de su origen como pueblo, sitio, vecindario, en fin, como un poblamiento (gente, pueblo) asentado en un territorio legal (producto de una composición de tierras), con la presencia de su comprador a la Corona Real española por parte de su fundador Marcos Valera, junto a su esposa Francisca Graterol, y sus nueve hijos, entre los que se pueden mencionar a N. Valera y Diego Valera Graterol, con sus descendientes, ya expresados en la valiosa bibliografía del historiador trujillano Don Mario Briceño Iragorry y otros no menos valiosos cronistas e historiadores.
I
Los 425 años de la fundación del pueblo de Valera
Antes de hablar de la parroquia eclesiástica “San Juan Bautista de Valera”, debemos hacer referencias a ciertas circunstancias previas al importante acto que celebraremos de nuestra iglesia San Juan Bautista de Valera.
Decimos que los primeros que habitaron estos territorios trujillanos fueron los indios escuqueyes (o escuques) diseminados y dispersos en toda la extensión del espacio territorial trujillano. Ellos pertenecían al pueblo originario indígena de Los Kuicas; vivieron aquí, y estas eran sus tierras. Luego, no se puede saltar la cadena de la historia: llegaron los españoles, y su conquista, y también los encomenderos, o primeros dueños o propietarios de tierras (que compraron sus tierras a la Real Corona española), y con ellos, también se presenta la fundación, el origen de los pueblos, de las encomiendas, de los sitios, de los hatos, villas, haciendas, camino reales, rancherías, caseríos y ciudades con la presencia de sus moradores españoles —y en algunas situaciones— junto con los indígenas. En este caso, en el pueblo de Valera, es necesario y esencial mencionar a Marcos Valera como su fundador. Así fue que lo llamó el distinguido y excelso historiador y pensador trujillano, Don Mario Briceño Iragorry, en su discurso de incorporación a la Academia Nacional de la Historia (de Venezuela) pronunciado el día 25 de enero de 1930, donde expresó, entre otras cosa, que: “Don Marcos Valera (…) tuvo encomienda de indios timotes (…) el Gobernador Don Diego Osorio declaró vacías las tierras de la encomienda de los timotes por no estar bien sus títulos, y después de haber adjudicado parte de ellas a los indios en repartimiento, remató otras en Marcos Valera, entre éstas la mesa donde posteriormente se alzó el pueblo de Valera, que perpetúa el nombre de este conquistador. Casó con Francisca de Graterol (…) mujer del Fundador Marcos Valera”. Así lo calificó Don Mario Briceño Iragorry, a Marcos Valera, como el fundador, y lo dejó precisado para la historia como el fundador de Valera con sus respectivas circunstancias (legales de las compras de las tierras originarias de Valera) que sirvieron de fundación y de los orígenes del poblamiento que precisa (la fundación) el nacimiento del pueblo que se constituyó en la ciudad de Valera.
El fundador de Valera, Don Marcos Valera, era hijo del Capitán Juan Morón de Cadenas y de Isabel Flores. Su padre (Juan Morón) fue uno de los fundadores de Trujillo, que recibió encomiendas en estas tierras (y en el año de 1564 ya había recibido título encomendero de indios en Trujillo por medio del Teniente de Gobernador Francisco de la Bastida). Se casó con Francisca de Graterol, —y como ya señalamos— con su esposa Francisca, procreó 9 hijos. El fundador Don Marcos Valera se estableció en estas tierras de La Mesa (que se conocerían posteriormente como La Mesa de Valera) por allá en los albores del año 1595 en nombre de una “encomienda” (que no pudo demostrar su condición legal como su encomendero adjudicado o por herencia), presumimos que alegadas como herencia de su padre Juan Morón de Cadenas (la de los indios timotes del año 1564), ya que este muere en el año 1573 (y debió trasmitirla mediante herencia de una sola generación directa); o tal vez, una posible “encomienda” que le fuese asignada (al mismo Marcos Valera, la cual, alegaba), pero repetimos, lo que interesa saber es que, no pudo demostrar su condición legal como poseedor adjudicatario de encomienda, cuando le tocó demostrar su situación con relación a las tierras que poseía; ese saneamiento legal se requería, debía probarlo, dentro un proceso de “composición de tierras” dispuesto e instrumentado por el representante de la Corona Real española, Capitán Diego Osorio, Gobernador de Venezuela.
Pero, al fundador Marcos Valera, le fue mejor así (porque la encomienda era un derecho a usufructo limitado temporalmente porque las tierras continuaban perteneciendo a la Real Corona española). Digo que fue mejor así, porque, en ese año de 1595 obtuvo estas tierras de manera legal por negociación (compra-venta) a, dicho representante de la Corona Real, Don Diego Osorio (Gobernador de Venezuela): el día 17 de octubre de 1595. Fecha indubitable de la fundación de Valera (es decir, el principio legal de su origen) y también del origen del poblamiento de estas tierras (declaradas “vacas” por Diego Osorio, es decir, vacantes, por ausencia del soporte legal). Pero estas tierras, con la evidente salvedad de hecho, para esa fecha en la que Marcos Valera las compra, ya (él) estaba en posesión de las mismas, mucho tiempo antes del saneamiento legal hecho por la Corona española, llamado “composición de tierras”. Es decir, ya Marcos Valera las estaba poseyendo.
Dice el documento de compra venta, del 17 de octubre de 1595, que allí había ganadería y siembra agrícola (“tierras y estancias de pan y ganado maior y menor”). También, establece el documento que estas tierras (según ese documento legítimo y público) fueron compradas por su primer dueño Marcos Valera, quien pagó “206 pesos de oro fino —de minas, de lei— de 22 Kilates y medio” para conservar en su poder estas tierras donde posteriormente se levantó esta ciudad de Valera que hoy conocemos. Es importante dar una lectura, a ese viejo documento, a esas escrituras legales añejas por ante los archivos de Registro Público, y que han sido ampliamente divulgadas y detalladas en fuentes bibliográficas de valiosos textos de historia local valerana; dicho documento dice lo siguiente: “En la ciud. de Truxillo de nuestra señora de la Paz a veinte días del mes de septiembre de mil quinientos cincuenta y sinco as. Don Diego Osorio Governer. y capn. General, por el rey nro. sor. de esta Gouernazión de Venezuela y sus Provincias términos y jurisdicción. Por ente mi Fernando Ruiz de Ahumada escriuano. Dixo que entre las tierras que hasta hoy, se han medido, entre otras que ha declarado por vacas han quedado vadee (sic) vacas las tierras que Marcos Valera vezino de esta ciud. tiene y posee en sus encomiendas entre las cuales entran las de la diferencia con Juan Benites Balera su hermano y así mismo el citio donde tiene sus vacas en Motatán con ciertas fanegadas de tierra, las quales tierras tienen los linderos que se contienen en los autos de las medidas, de todas la quales dhas. tierras hasta agora no ha presentado el dho. Marcos VALERA título por donde conste el dro. con que las posee, por lo qual le pertenesen a la corona y Patrimonio Real de rey nro. sor. conforme a la Real Zedula, y husando de ella hauiendo tratado y conferido el dho. gouernador serca del precio y balor de las dhas. tierras y hato para el dho. Marcos balera se vinieron a ajustar y concertar en doscientos y seis ps. de oro. fino, de minas, de lei, y valor de veinte y dos quilates y medio cada un peso, pagados en el dho. oro, el qual precio por ser iquibalente le azeto el dho. Gouernador y así en virtud de la Real Zedula y comisión que tiene dixo vendía y vendio, y daba y dio, en venta Real al dho. Marcos Valera toda la dha. tierra y hasiento de hato por la dha. cantidad de doscientos y seis ps. de oro y que lo que así se le vendió es en la forma y manera sigte…-ltn. entra en la dha. venta el citio y haciendo de hato, que el dho. Marcos balera al presente tiene en Motatán con más de diez fanegadas de tierra en la montaña que está frontera de le Hato de la otra banda de la quebrada que viene de Escuque – todos los cuales dhos. pedasos de tierras y estancias de pan y ganado maior y menor, sitio de hato el dho. Gouernador segun dho. es, dixo que lo vendía y vendio a el dho. Marcos balera pr. la dha. cantidad de Doscientos y seis ps. con que sirue a el Rey nuestro Sor… Para el y para su herederos y subsesores y para qn. de la de la (sic) parte le huiere de hauer e le concedido lisensia para que lo labre y traiga solamente en las que se llaman potreros sus ganados sin que otros se les gra. ocupar con ganados Real y este deselo vender y dar serrado y mandaba y mando que ninguna persona – se lo perturbe e le da en Posezn. cada bes quando que la pidiere, sopena de sient pesos para la cama de rey nr. sor. so la qual dha. penando la amparen y defiendan en la hda. Posenz. y para en guarda de su dro. se le de titulo inserta la Real Zedula y así lo mando y firmo de su nombre -Dn. Diego Osorio – paso ante mi . Hernando Ruis de ahumada escriuano de Gobernación- Y para en guarda de su dro. le made dar, y di el presente titulo firmado de y nombre refrendado de el presente escriuano de Gouernazn, fho. en la ciudad de Truxillo de nuestra sra. de la Paz a dies y siete días del mes de octubre de mil quinientos nouenta y sinco años. -Dn. Diego Osorio-. Por mando del Gouernador y capitan general- Fernando Rius de Ahumada, escriuano de Gouernación».
II
El Bicentenario de la parroquia eclesiástica
(15 de febrero de 1820)
Los fundadores, aquellos primeros dueños, los primeros ocupantes, sus primeros pobladores (y si hay pobladores y hay territorio, entonces, hay pueblo), ellos, hicieron lo propio con sus acciones (beneficiosos en algunos casos, o terriblemente deplorables en otros tantos), pero, en lo que respecta a Valera, lograron su cometido de fundar, habitar (poblar, o repoblar) estas tierras de la Mesa de Valera.
En su evolución natural y social, doscientos años después, a principios del S. XIX, otro grupo o generación marcó el destino del pueblo. Lo ubicamos en las primeras décadas de los años de 1800, donde debemos mencionar a GABRIEL BRICEÑO DE LA TORRE (quien, se ha dicho, ideó —soñó— y gestionó los terrenos para levantar esta parroquia), y aquí, también aparece la figura de doña MERCEDES DIAZ, para la época, dueña de las tierras que un día pertenecieron a Marcos Valera “El fundador” (como lo llamó el excelso historiador y pensador trujillano Don Mario Briceño Iragorry). Luego, al morir doña Mercedes, aparecen en el desarrollo de la historia sus hijos como donantes de un poquito de tierra (en el año de 1818). Por otra parte, un tiempo después, hay otros donantes que son CANDELARIA DIAZ, hija de Luisa Díaz —también difunta— (esta Luisa, era hermana de doña Mercedes) junto con REYES TERÁN DÍAZ (hijo de Mercedes Díaz). Ellos, estos dos últimos donantes: REYES TERÁN DÍAZ y CANDELARIA DIAZ, hicieron posible que se creara la parroquia, porque fueron los propios donantes (suficientes) de las tierras del sitio de VALERA (en la Hacienda Santa Rita). Ellos donaron la tierras necesarias que sirvieron para fundar la parroquia. Es decir, donaron al año siguiente, en 1819, las tierras imprescindibles y precisas que requería la iglesia católica para construir la parroquia eclesiástica “San Juan Bautista de Valera”.
En esa primera y segunda década del siglo XX, aquí, en estas tierras, donde se levantaría la ciudad de Valera, se aprecian dos donaciones (legales) realizadas a propósito para la creación de esta portentosa y vital parroquia trujillana que recibió el nombre de “San Juan Bautista de Valera”.
En esta primera donación incidió, y tuvo un papel fundamental y protagónico, un lugareño mendocino de nombre GABRIEL BRICEÑO DE LA TORRE (nacido en Mendoza Fría), hijo de doña Margarita de La Torre y de Antonio Nicolás Briceño (conocido como “El abogado”, o “El Viejo”), este último, también padre del conocido prócer independentista Antonio Nicolás Briceño (“El Diablo”). Y, fue exactamente, el Dr. GABRIEL BRICEÑO DE LA TORRE quien tuvo la idea de consolidar un pueblo (en el sitio de Valera), y para esto, tuvo que ubicar un terreno, y convencer, persuadir a su dueño, que para este caso era (la propietaria de los terrenos de la hacienda “Santa Rita”) doña Mercedes Díaz (quien había adquirido la hacienda por herencia de su distinguida madre: Doña Valentina Mejías de Díaz) en este sitio de VALERA. Y se ha dicho, en la crónica trujillana, que Gabriel Briceño de La Torre venía gestionando estos terrenos desde el año 1810. Debemos recordar, en cuanto a esta primera donación, que la misma, en principio, fue hecha solamente de palabra, porque todos sabemos que doña Mercedes Díaz no la pudo realizar, no pudo donar las tierras (personalmente, ante la Ley) porque (ella) murió en el año de 1814. Pero ese donativo se materializó, se hizo posible legalmente, cuatro años después, con otras personas, con sus descendientes que cumplieron con la iglesia y le donaron un pedazo de tierra para la construcción de dicha iglesia (su capilla pública). Así, protocolizaron el documento (es decir, registraron legalmente) esa donación del pedazo de terreno que eran (como lo expresa el mismo documento): “…cien varas de terreno para que en ella se fabricase una capilla pública en honra y gloria de Dios y su Santísima Madre y a beneficio de este vecindario… para que en él se fabrique la nueva parroquia que se pretende erigir…”. Ese documento quedó asentado ante Don Juan Antonio Chuecos, Teniente de Justicia Mayor y Administrador de Rentas Reales del Partido de Escuque y la parroquia de Motatán, el día 25 de agosto de 1818. Fue firmado solamente por Juan de Jesús Terán, autorizado (de “voz y caución”) por los otorgantes (los hijos-hijas) descendientes de doña Mercedes que no estaban presentes, y también, firmó por los presentes porque los mismos no sabían firmar. Entre los presentes estaban: José Pablo Terán, Reyes Terán, también estaban presentes, Manuela Terán (y su marido Trinidad García), y Martina Terán (con su marido Maximiliano Salas). Pero esta donación de los hijos de Mercedes Díaz no fue suficiente (resultó insuficiente).
Es decir, en este primer momento de esta primera donación, la iglesia (por el dicho de los mismos donantes) mostró ciertas reticencias por medio del Obispo Dr. Rafael Lasso de la Vega (hay reservas de cometido), y dio a conocer sus consideraciones que fueron, que para construir la iglesia (la parroquia eclesiástica de Valera) se requería de un terreno en cantidad mayor al donado por los hijos de doña Mercedes Díaz, y que —recordemos— son los terrenos (de la hacienda Santa Rita) que no pudo donar Mercedes Díaz, porque muere (sin donar) en el año de 1814, pero dicha donación del pedacito de tierra, la hicieron y otorgaron —en donación—, sus hijos herederos en ese año de 1818. Aunque, repetimos, esa primera donación resultó insuficiente.
Pero, luego, es aquí donde ocurre (un año después, en 1819), una segunda donación muy propia de la familia TERÁN-DIAZ: Uno de los descendientes de Mercedes Díaz (REYES TERÁN DÍAZ), solo él, con una de sus primas: CANDELARIA DÍAZ (hija de Luisa Díaz —difunta— hermana de doña Mercedes) decidieron donar más terreno para la construcción de la iglesia (es decir, donaron el terreno suficiente para fundar la parroquia eclesiástica de Valera); y, además, pusieron a disposición de la construcción del pueblo (en parte esencial) sus propias tierras. REYES TERÁN, donó DOS CUADRAS Y MEDIA DE TERRENO (creo, al inferir por el propio documento, que cada cuadra eran —si no estoy calculando mal—, eran 100 varas de tierras cada una; es decir 250 varas de tierra); cantidad que duplicaba, y algo más allá, a la primera donación que hicieron él y sus hermanos (recordemos que, ellos hicieron dicha donación, asumiendo las intenciones —“honrando la palabra”— de su difunta madre doña MERCEDES DIAZ). Pero, por otra parte, CANDELARIA DÍAZ, donó 270 varas de tierra. Fue algo maravilloso, fue algo grandioso: Quintuplicaron la primera donación. Ellos dos, hicieron la donación a motus propio, libre de apremio y de toda coacción. ¡GRANDES SON ESTOS VALERANOS!. (Y el día 16 de abril de 1819, fue protocolizada esta última escritura de esta última donación que fue la que sirvió para crear la parroquia eclesiástica San Juan Bautista de Valera.
Y fue al mismo Gabriel Briceño de La Torre, a quien los donantes de los terrenos, le dieron la misión para delinear el terreno en este sitio llamado: VALERA. Así, quedaba comisionado (Don Gabriel Briceño de la Torre) también para vender solares y con el producto levantar la iglesia. Esto muy bien lo reseña Ana Hernández Bello de Tejera, y lo transcribe y preserva el Cronista Emérito del Estado Trujillo, Don Luis González, en su libro “Trujillo. Sombra Iluminada”. Nos dice, a propósito de la misión encomendada al doctor Briceño de La Torre (por los donantes Terán-Díaz), lo siguiente: “El Doctor Gabriel Briceño de La Torre… fija en ese perímetro (dos cuadras) el puesto en donde debe levantarse el Templo. Paga el costo de una Capilla de palma, regala los vasos sagrados, da los ornamentos, regala la primera campana que tocó el Angelus en estas montañas, y da al pueblo «una teja de agua»”. Hermosa la crónica, aunque, ya sabemos, por evidencias documentales, que las cantidades de tierras fueron mayores. Y además, es importante lo que reseña en cuanto a las actividades del ciudadano Gabriel Briceño de La Torre a favor de Valera. Este ciudadano mendocino (así lo decimos) tenía condiciones relevantes de hombre público, que incluso, lo llevaron a ocupar el puesto de Diputado en el Congreso de Cúcuta. También es oportuno aclarar que las tierras donadas (ampliamente comisionado por la familia Terán-Díaz) que llevó a efecto el Dr. Gabriel Briceño de la Torre, eran las tierras que le comisionaron mediante documento los dueños de la hacienda “Santa Rita”, como parte de las tierras que fueron en principio —en el año de 1595— del primer propietario y fundador Don Marcos Valera, y, con el trascurrir del tiempo, pasarían a una multiplicidad de dueños de las tierras de la Mesa, nuevos propietarios dueños de fundos (haciendas), entre otros, se conoce a Francisco Javier Briceño Briceño, Pedro Fermín Briceño, y Domingo del Rosario Ojeda, este último propietario de la Hacienda “Santa Rita”, que se la vendió a Valentina Mexía de Díaz, y al morir, heredan las dos hermanas Doña Mercedes Díaz y Doña Luisa Díaz (propietarias por herencia de la hacienda). Mercedes se había casado con Pedro Terán (procrearon sus hijos: Martina, Manuela, Luisa, Feliciana, Reyes, José Pablo, Juan de Jesús, Cecilio e Hilario); y doña Luisa, tuvo a su hija Candelaria Díaz. Estos fueron los herederos propietarios de la Hacienda “Santa “Rita”. Y al morir ellas, heredan los 10 hijo de Mercedes, y por parte de Luisa Díaz, hereda Candelaria Díaz. Estos últimos, fueron los propietarios de la Hacienda Santa Rita ubicada en la Mesa de Valera que donaron los terrenos para que se creara la parroquia eclesiástica de Valera.
En fin, esos terrenos, esas donaciones de la hacienda “Santa Rita”, fueron las que sirvieron para fundar y construir la parroquia eclesiástica en esta ciudad de Valera. Es aquí, donde acontece, la fundación como parroquia eclesiástica por el obispo emeritense Dr. Rafael Lasso de la Vega. Es en esta fecha (15 de febrero de 1820) cuando ocurre este importante acontecimiento que le permite a Valera la consolidación como pueblo. Le da mejor fisonomía, y mejor cuerpo estructurado de pueblo, le da límites espirituales (amplios) que sirven para el ámbito civil, y, le da un rostro importantísimo de pueblo significativo y cabal, más allá del generoso y magnánimo poblamiento de un terreno de una finca o hacienda, más allá de la ranchería, aparece lo novedoso, el avance trascendental, es la posibilidad de permitir el arriendo, o compra-venta de las tierras de la hacienda Santa Rita para aumentar aquella incipiente y escasa población originaria (de propietarios) y pobladores que al principio existieron en la Mesa de Valera donde hoy se asienta y crece esta ciudad de Valera.
Por eso, este año próximo se debe conmemorar (celebrar) con alegría, con mucho entusiasmo, el Bicentenario de la creación de la parroquia eclesiástica (15 de febrero de 1820); y aparte, se debe conmemorar (celebrar) los 425 años de la fundación, origen y poblamiento de Valera (ocurrido el 17 de octubre de 1595) cuando Marcos Valera adquiere por primera vez estas tierras donde se levanta y vive la ciudad de Valera.
*GREGORIO RIVEROS. Cronista de historia. Miembro Correspondiente del Centro de Historia del Estado Trujillo. Presidente de la Asociación de Cronistas Municipales del Estado Trujillo.