Valera, tú ciudad, mi ciudad, la ciudad de todos!

La comarca de la antigua Valera, ya con la Iglesia San Juan Bautista. El camino es lo que hoy día es la avenida 10. Cortesía: Luis González.

 

Palabras para la ciudad I

 

Es día festivo, la ciudad está encendida por el “júbilo”. Para decirle al tiempo, con buena cara, que los muros de los enfrentamientos y la problemática cotidiana, también tienen espacios para la alegría donde todos podamos compartir un brindis en homenaje a aquél cojo, pero pleno de sabiduría y optimismo

Nadie predijo que una pobre aldea de no más de treinta casas esmirriadas, de palma, bahareque y lodo en torno a haciendas de caña y trapiches, hoy constituye uno de los centros económicos más importantes del occidente venezolano, donde la sociedad cuenta con instituciones de primer orden, como Universidades, Tecnológicos, Liceos, Escuelas, Ince, medios de comunicación modernos, Internet, casas de cultura, hospitales, clínicas privadas, referencias turísticas, Acoinva,  periódicos, emisoras de radio, televisoras, centros profesionales, etc. Valera es una ciudad con reciedumbre, muy  a pesar de todas las calamidades y desidia por la cual ha tenido que sobreponerse.

Este 15 de febrero del 2018, cumple la ciudad de Valera ciento noventa y ocho años de fundada como parroquia eclesiástica, después de haber sido Encomienda de Marcos Valera desde septiembre de 1595 cuando arranca el caserío donde se establecen haciendas de caña, cacao, añil y trapiches. Estuvo poblada por los indios timoto – cuicas. De la hacienda Santa Rita de doña Mercedes Díaz de Terán salieron las dos parcelas, por donación, donde se centra la cuadrícula histórica de la que surge la urbe: la Plaza Mayor, la capilla de San Juan Bautista, las calles y avenidas inmediatas, el cementerio, el edificio del gobierno municipal, la cárcel, los teatros, la Casa de Corredores para la educación y el hotel de doña Ana Rueda.

Avenida Bolívar, antigua entrada a Las Acacia, en esa cuadra existía un obelisco que hacia las veces de distribuidor y dividía la ciudad en dos. Cortesía, Luis González.

La urbe tiene una red comunicacional y carreteras que lo ligan a todo el occidente de Venezuela y Colombia. Entre sus personajes de fama en las letras están Ana Enriqueta Terán, Adriano González León y el Chino Valera Mora; el músico José Antonio Abreu Anselmi; el periodista Manuel Isidro Molina, cronista de altura como, Alberto La Riva Vale o como Luis González, y muchos otros de gran valía.

Valera en plena guerra

Valera vuela en plena guerra de Independencia cuando la patria se discute en el Congreso de Angostura donde nace Colombia en 1819. A partir de 1860 ya la ciudad se ha convertido en el primer centro comercial, poblacional y político del estado Trujillo, gracias al perfil creativo y trabajador del valerano.

Un dato de mucha importancia para esta historia de 198 años constituye, la primera relación de acercamiento amistoso durante la Independencia entre Bolívar y el Vaticano se dio en Trujillo en 1820 cuando en las puertas de la Iglesia Catedral  de Trujillo se encontraron Monseñor Lasso de la Vega y el Libertador de cuya conversa salió el apoyar el movimiento libertador del nuevo mundo en América Latina.

El crecimiento de Valera fue vertiginoso, se pobló rápidamente y se convirtió en la ciudad comercial del Estado. Cortesía, Luis González.

Dialogo para Valera

Mi ciudad natal ¡¡Qué maravilloso era caminar por tus calles y avenidas!! Observar los paisajes que engalanan tu espacio geográfico; entrar de compras a los almacenes, abastos, librerías, restaurantes, ferreterías, supermercados, buhoneros, zapaterías, farmacias, tiendas naturistas, pescaderías, joyerías o galerías de arte; ir con la familia al mercado municipal, parque Los Ilustres, Botánico, Iglesias, Ateneo, institutos musicales, Mercedes Díaz, Plaza, Edivica, Estadio y Ciudad Deportiva.

Visitar las instituciones públicas o privadas de educación preescolar, primaria, liceos básicos y diversificados, tecnológicos, universidades, gimnasio cubierto, bibliotecas públicas, aeropuerto «Antonio Nicolás Briceño»

Intercambiar palabras de afecto y cortesía sin perder los modales, conmemorar sus tradiciones folklóricas y días festivos con bailes, teatro, danza, música, arte culinario, pictórico, artesanal, popular, baile y poético.

Pero hoy día, nos preocupa divisar el descuido y la desidia con que te encuentras, sin que las autoridades competentes y tu gente velen por el aseo, la disciplina y la higiene de nuestra ciudad.

Amigos, hijos como yo de esta tierra, los invito a pintar las 7 colinas con los colores del alma, sinérgicos y humanitarios, aportar ideas en pro comunal, cooperar con la imagen turística, que refleja hacia las personas que nos visiten por temporadas. Esparcir el aroma cultural que se entrelace afablemente en el trato con los demás y la idiosincrasia valerana, esculpir el canto expresivo que nace de las comunidades que giran en tu entorno social. Emprender obras y acciones de desarrollo a favor de la entidad, unifiquemos criterios que converjan soluciones en son participativo, laborioso y democrático.

Despertemos los valores enraizados en la urbe, dignificar los espacios públicos, comerciales, recreativos, turísticos, informales, medicina, automotores industriales, agrícolas, fluviales, ecológicos y culturales. Cuidar la flora y la fauna evitando la tala y la quema sin contaminar las aguas de los ríos las quebradas, manantiales y cauces.

Construyamos entre todos sin que nadie se quede por fuera, sin fanatismo, resquemor, prejuicio, altanería, vanidad, divergencia, enemistad, privilegio ni exclusión social, tallar un letrero con el pincel vanguardista en el fulgor de los Andes que simbolice el arte, tradición, metodologías e historias de la cultura de Valera engrandeciendo los valores humanos.

Démosle un cariñito a nuestro terruño que bien lo necesita. Amemos más a tú Valera, a mi Valera,  a la Valera de todos!

 

 

Ese crecimiento acelerado fue mala planificado, hoy día se pagan las consecuencias de muchos errores.

 

 

 

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