Por Carolina González /El Carabobeño
Karen viajaba de prisa. El taxi debía llevarla de Caracas a Barquisimeto y solo le quedaban dos horas para llegar. Ella es una influencer tras la pista de una historia y la había conseguido en la capital larense. Pero, al llegar al Túnel de La Cabrera sus planes comenzaron a cambiar. El murciélago en las paredes que da la bienvenida a Carabobo la hizo pensar que quizás no era mala idea darse una vuelta.
En el peaje de Guacara, además del murciélago, observó una especie de superman con bigotes. Se paró, preguntó y le respondieron: Drácula y Superbigotes son los álter ego de Rafael Lacava y Nicolás Maduro. Decisión tomada, el viaje terminaría en Carabobo.
En sus recorridos por el país había conocido distintas ciudades, todas ellas con identidad propia. Recordaba, por ejemplo, el Puente sobre el Lago de Maracaibo, el monumento al Cuatro en Barquisimeto, las hermosas tierras yaracuyanas por las que se paseó María Lionza. Todas daban la bienvenida a los visitantes y hablaban claramente de una idiosincracia propia, definida, criolla.
Karen no sabía con qué relacionar al murciélago. Recordaba que el estado central fue escenario de la Batalla de Carabobo, conoció los hermosos paisajes que ofrece el Lago de Valencia, oyó hablar de las panelitas de San Joaquín y en algún momento supo que a la entidad se la identificaba con un sol.
Drácula, por otra parte, era un símbolo de penumbra, de misterio y, también, de terror. ¿Qué tiene que ver ese personaje con el que fue el estado industrial de Venezuela?, se preguntó varias veces. Decidida a averiguarlo, enrumbó hacia Valencia, ¿o Ciudad Gótica?
En la capital del estado encontró plazas icónicas recuperadas, remozadas, pero con nuevos nombres y los rostros de sus homónimos opacados por un murciélago.
Karen recordó el Festival de Rock 100% Venezolano en la plaza Montes de Oca, al que asistió cuando aún era una adolescente. En su mente estaban frescas las imágenes del Parque Recreacional Sur y su hermosa laguna. Fue en unas ferias de Valencia, cuando junto a varios amigos visitó las vistosas casetas con bailes flamencos, música y diversión.
Pero ya no son las mismas. La Montes de Oca ahora es Drácula Kids y el Receacional Sur, Draculandia. En la avenida Bolívar, al lado de la Iglesia de El Viñedo, está la plaza Cristóbal Mendoza, llamada por Lacava Plaza Drácula.
A la entrada del estado, en la harina de maíz, en los servicios públicos, en el transporte público, en las plazas…En todo aparece la imagen de Drácula, imponente, omnipotente, omnipresente.
Suena jocoso. Karen esboza una sonrisa. “Este gobernador es todo un personaje“. Pero, ¿por qué Drácula?
¿Decisión de campaña?
El personaje de la novela de fantasía Gótica escrita por Bram Stoker en 1897 e inspirado en personajes como Vlad III el Empalador, principe de Valaquia; o la descendiente de éste, la condesa Erzsébeth Báthory, una aristócrata húngara acusada de ser la asesina más grande en la historia de la humanidad, llegó a Carabobo en un carro.
Lacava lo explicó durante una entrevista con Vladimir Villegas: “El carro de Drácula salió en campaña electoral porque era un sketch de Emilio Lovera y los malandros. Yo estaba en un miting hablando sobre los abusadores, al final se me ocurrió decir que si no se arreglan les vamos a meter el carro de Drácula y eso se vino abajo. Entonces yo empecé con el carro de Drácula y mira por donde vamos”.
Rafael Alejandro Lacava Evangelista es economista egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. Cursó estudios en la Escuela Nacional de Agenda Pública y en la Universidad Rutgers, en Nueva Jersey.
Ha sido diputado a la Asamblea Nacional en 2005, gobernador suplente de Venezuela ante el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola en 2007, año en el que también asumió la embajada de Venezuela en Italia y la presidencia del Grupo de Amistad Parlamentario Venezuela-Italia. Es, también, miembro del Grupo de Boston y fue representante de la Unión Parlamentaria Mundial.
En 2008 fue electo alcalde de Puerto Cabello, reelecto en 2013, pero renunció en 2016 alegando razones de salud. Hugo Chávez siempre le mostró su apoyo hasta que Lacava manifestó su intención de aspirar a la gobernación de Carabobo en 2012, cargo para el que el mandatario nacional había designado a Francisco Ameliach. Ahora, bajo el ala de Maduro suma dos períodos al frente de la gobernación de Carabobo, desde el año 2017.
Drácula, ¿una marca?
Drácula es una marca registrada en el Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI). Es, según Andrés Silva, miembro de la empresa de consultoría política LOG Consultancy, una marca en crecimiento.
Dracuverse, Lacava10, Drácula 10 y Dracufest facultan para ejecutar desde servicios científicos y tecnológicos hasta actividades vinculadas con alimentos, bebidas, metales preciosos, bisutería y fiestas electrónicas, entre otros.
Silva no es ajeno al concepto de Drácula, de hecho lo conoce muy bien, aún viviendo en Caracas. “La marca Drácula ha ido creciendo y fue ese crecimiento el que motivó que fuera registrada en el SAPI. Productos como la Dracu harina, cerveza, drakufest, todo tiene una protección legal como marca”.
El consultor sabe que el murciélago no solo sustituyó la cara y los ojos de Chávez, eventualmente arropó también la de Maduro, salvo cuando se viste de Super Bigote.
Pero lo realmente importante para Silva, más allá del aspecto económico puntual del registro, es que Drácula es una marca política que intenta establecerse como una alternativa a futuro.
Es allí donde el consultor ve la vinculación entre el cambio de símbolos propios de la identidad del valenciano por Drácula. “El intenta borrar los íconos del pasado, esas figuras a las que se les puede rendir honores, como monseñor Montes de Oca, Cristóbal Mendoza, ciudadanos que en su momento hicieron grandes cosas. La intención es que, a futuro, en unos 10 años, la historia sea él, como base de la sociedad, que esté en las plazas, en los parques, en la autopista, en cada aviso en la ciudad”.
Pero es a futuro, porque no lo hace solo del todo. En muchos casos va de la mano con esta imagen de Super Bigotes. Silva cree que, por los momentos, la intención es apoyar a su partido, siempre de la mano de Maduro y de su militancia en el PSUV.
Según Silva, Lacava está formando un nicho con gente independiente, que no cree en partidos, que es parte de esta sociedad apolítica que va creciendo y que no se interesa en temas políticos, esa a la que lo único que le interesa es vivir, y si es cómodamente, mejor.
Silva argumenta su razonamiento: “Si yo vivo en Caracas, no me interesa la política y veo en las redes que este gobernador va a traer a Bad Bunny, que remodela playas para que se parezcan a Miami Beach, recupera plazas, que las calles están iluminadas o que trae a Zion y Lennox y se monta a bailar con ellos, a mí me da igual si es opositor u oficialista, yo lo que digo es yo quiero vivir así, quiero que en mi país se viva a así”.
Las redes sociales son su apoyo. “Lacava está intentando vender una utopía socialista pero con progreso. El proyecta un supuesto trabajo duro, pero en realidad lo que intenta es venderle al mundo su versión de cómo él dirige Carabobo. No importa si arreglaste una calle bien bonita y la siguiente está rota. En las redes va la primera y eso te dará una buena imagen”.
¿Ego o interés político?
-De los dos. Uno lo ve por cómo se vende el mismo, cómo vende su imagen personal. “Ha reemplazado la institucionalidad, todo tipo de imagen de autoridad y se ha establecido él como la figura central. Porque no es que la gobernación de Carabobo hizo esto o aquello, lo hizo Rafael Lacava”
Según el consultor, la falta de una alternativa eficiente ayuda a aumentar su imagen, el hecho de que la administración anterior, con Francisco Ameliach a la cabeza, haya sido tan nula, favorece a Lacava.
“EL HA SABIDO QUÉ MAQUILLAR Y CÓMO HACERLO. FRENTE A ESE CARISMA Y CON LA GENTE EN UNA SITUACIÓN DE APATÍA ANTE LA OPOSICIÓN, ES MUY FÁCIL QUE LOS ENCANTE PORQUE ES SIMPÁTICO Y TE ATRAE ESCUCHARLO”.
Lacava sigue de la mano de Super Bigotes, lo contrario sería quitarle presupuesto a la gobernación y que empiecen a cercarlo, dice Silva. Y así se mantendrá porque aunque tenga un nicho de apoyo , aún no está en posición de ganar más enemigos.
Si se enemista con Maduro quedaría solo y encerrado entre el gobierno y la oposición y en política nadie crece solo. Pero habrá un cambio. Silva asegura que poco a poco vamos a ir viendo cómo se va apartando de Super Bigotes y Dracula campeará solo por Carabobo.
¿Qué representa para la idiosincrasia valenciana la penetración de la marca Drácula?
Un ataque a la sociedad valenciana, porque lo más importante de la ciudad es su identidad. En 10 años, cuando quieran llevar a sus hijos al parque, cuando la gente quiera caminar en la ciudad, estará totalmente cubierta, como si hubiese sido invadida por este murciélago.
¿A costa de qué? La toponimia en riesgo
Ciertamente la ciudad ha ido cambiando, el estado también. El murciélago de Drácula está en casi todas partes, apuntalando la imagen del gobernador Rafael Lacava. Pero, ¿a costa de qué?
Para el doctor en derecho de la Universidad de Deusto, en Bilbao, España y profesor del doctorado en Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas y en Guayana, Emilio Urbina, son varios los aspectos a analizar.
Los nombres de parques y plazas corresponden, en líneas generales, a los municipios. Se colocan, y quitan, a través de ordenanzas de nomenclatura. También se debe hacer una consulta pública para proceder el cambio. “Yo no puedo como municipio hacer lo que se me venga en gana, debo someter a consulta pública lo que quiero hacer”.
Consultado específicamente sobre el caso Drácula destaca que hay que ver si el nombre es solo por efectos publicitarios, o si fue cambiado por acto administrativo, ordenanza, decreto o ley regional y si hubo consulta pública para proceder al cambio.
Oficialmente no se ha tenido conocimiento sobre la aprobación de ordenanzas ni ejecución de consultas públicas sobre este tema. “Si no existen los procesos legales ni las consultas, sería solo un cambio publicitario”, sentencia el experto.
A Urbina le interesa saber cuál ha sido la postura del municipio al respecto. Los anuncios de recuperación y nuevas denominaciones se hicieron durante la gestión de Alejandro Marvez, quien inauguró junto al gobernador Lacava los remozados espacios. El Carabobeño intentó consultar la opinión de Marvez y del actual alcalde, Julio Fuenmayor, sobre ese tema, pero no fue posible.
La ciudadanía empezará a copiar actitudes como esta, pues es un tema de comportamiento urbano y eso es lo preocupante. Llegará un momento en que se olvidarán los nombres originales, sentenció.
Es un fenómeno que desde el punto de vista urbano tiene un nombre. La toponimia, del griego topos (lugar) y nimia (nombre) estudia los nombre propios de lugares, sitios y espacios dentro de una sociedad que son compartidos sociológicamente. Ella investiga el origen, significado y tratamiento de los nombres geográficos. “Es algo delicado, porque una vez que pase el tiempo la gente le va a dar un nombre distinto al que realmente tiene y así se va perdiendo la memoria histórica”.
“LA TOPONIMIA CONTRIBUYE A LA PRESERVACIÓN DE LA IDENTIDAD DE LOS LUGARES, DENOTA HISTORIA”.
Urbina apunta que una ciudad no es solo una reunión de personas con funciones especializadas, es un lugar de georeferencia que sirve para crear un proyecto de vida. “En el caso de los nombres de la ciudad, es lo que me permite generar posterior identidad”
Para Urbina, la gran falla es del municipio, que termina siendo el más responsable en esta pérdida de identidad y debería emprender una campaña activa o medidas paliativas a este daño que se está causando a la historia regional. “Claro, habría que ver las dinámicas políticas propias del estado Carabobo”.
Sin cronista que la defienda
La falla del municipio no va dirigida sólo a haber puesto en riesgo la memoria histórica de la ciudad. El Concejo Municipal de Valencia está en mora con la designación del cronista de la ciudad, cargo vacante desde el 3 de octubre de 2017, tras la muerte de José Joaquín Burgos.
Un cronista, según Urbina, no es una persona que echa cuentos, es quien respeta y mantiene la memoria del lugar, es el responsable de resguardar la toponimia.
El artículo 123 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal le confiere al cronista la misión de recopilar, documentar, conservar y defender las tradiciones, costumbres y hábitos sociales de su comunidad. El 124 instruye su designación según la ordenanza del cronista vigente.
En Valencia, la ordenanza del Cronista fue aprobada por el concejo municipal en 2015. Ella establece, incluso, la creación de un instituto del cronista con infraestructura física y un equipo de trabajo.
También se creó un consejo cosultivo con participación de la Academia de la Historia de Carabobo, un representante de la Asociación de Cronistas, cuatro concejales y un delegado por la alcaldía. Ellos debían llamar a postulaciones en los días siguientes a la aprobación de la ordenanza. Ochoa años después, Valencia sigue sin cronista para defenderla de los ataques a su memoria histórica. “Si no hay cronista es una omisión del concejo municipal”.
Que el cronista no haya sido nombrado por el concejo de Valencia no tiene sanción penal, pero si moral. Se contribuye con la pérdida de la identidad y los concejales de la gestión anterior y la actual serán responsables por ello.
Urbina agrega: Cuando una sociedad se vuelve muy pasiva en la protección de sus propios símbolos, a la vuelta de una generación, en vez de ser el turpial el ave nacional terminará siendo el murciélago. “Algo que comenzó como una campaña inocua puede transformarse, si no hay vigilancia desde el punto de vista cultural, en una pérdida de la memoria y de la identidad y luego será muy difícil hacer una modificación”.
La nueva Valencia del Rey
El 25 de marzo de 1555 se fundó Valencia, la nueva, la del rey. El historiador Luis Cubillán Fonseca defiende la tesis de que fue un proceso gradual, más largo, que inició con la llegada accidental del explorador Nicolás Federmann al Lago de Tacarigua cerca de 1530, cuando iba en busca del Mar del Sur, en Argentina. Hay opiniones, pero hoy el valenciano sol se opaca frente a la penumbra de un mamífero alado que se pasea imponente, omnipotene, omnipresente.
De monumentos a Draculandia
Al Sur de la ciudad, en la parroquia Santa Rosa, está el Parque Recreacional Sur, una importante área de exposiciones y de esparcimiento. Fue inaugurado el 24 de junio de 1971, en el sesquicentenario de la Batalla de Carabobo. Era un orgullo para la ciudad, asiento de las muy famosas ferias de Valencia y de las casetas de Paco Cabrera, que todo el mundo conoció.
Sus al menos seis hectáreas de un hermoso terreno constituyen un importante pulmón vegetal de la ciudad. Siempre fue un oasis de vegetación con hermosas lagunas, ideal para el esparcimiento.
El 11 de diciembre de 2013 Nicolás Maduro emitió el decreto N° 664 publicado en Gaceta Oficial Número 40.313, por medio del cual declaró a la plaza de Toros Monumental de Valencia y al parque, “el único espacio de recreación de los sectores populares de Valencia”, Monumentos de la Nación. Ambos ya eran patrimonios municipales, muy valiosos para la ciudad.
El artículo 4 del referido decreto presidencial prohibía ejecutar algún trabajo de reparación, restauración o cambio alguno que desvirtúe y desnaturalice el Monumento Nacional “Parque Recreacional Sur-Plaza Monumental”, y de los elementos integrantes de su entorno o área circundante.
Hoy sigue en el mismo sitio, pero ya no se le llama igual. El Parque Recreacional Sur es ahora Draculandia y los sectores populares a los que se refiere el decreto presidencial tienen condicionado el acceso al pago de 3 dólares de lunes a viernes y 5 dólares los fines de semana. Lejos quedaron aquellos días de entrada gratuita, con excepción de los días de feria, cuando había que pagar un importe para disfrutar de los atractivos propios de las festividades.
Hoy, en el parque siguen la laguna y los animales, hay atracciones para los más pequeños y expendios de comida y bebidas. También hay espacios dedicados a la venta de franelas, vasos, gorras y una larga lista de etcéteras, todos identificados con la marca Drácula.
Lucio Herrera, ex presidente de Fundatur, defiende la propiedad del municipio sobre el parque y aclara que la condición de Monumento Nacional no se pierde por la nueva denominación que le adjudicaron. “El parque tiene un nombre y eso está en gaceta oficial nacional, se llama Parque Recreacional Sur y Plaza de Toros Monumental de Valencia y tienen un tratamiento especial por tratarse de un bien patrimonial nacional, que tiene unos cuidados especiales que deben mantenerse y preservarse”
Herrera defiende que se trata de un patrimonio del municipio y que habérselo entregado en un momento determinado al Ministerio de Turismo fue un error y una invasión de la competencia municipal, como ahora lo hace la gobernación del estado. “Hay que destacar lo positivo de la recuperación de parques y plazas, pero esa es una competencia y responsabilidad municipal que no puede ser cambiada por decretos que hagan de otros niveles del poder público nacional o regional”.
De un presidente a un conde
En el cruce de la avenida Monseñor Gregorio Adams con la avenida Bolívar, en El Viñedo, se ubica la plaza Cristóbal Mendoza, inaugurada en la semana de celebración organizada por el cuatricentenario de Valencia, en 1955. Su homónimo, el abogado José Cristóbal Hurtado de Mendoza y Montilla, fue el primer presidente de Venezuela, en 1811, tras la declaración de Independencia, con apenas 39 años.
A esos espacios también llegó Drácula. En un post de instagram, el 12 de noviembre de 2018, Rafael Lacava anunció que ya daban los últimos toques para la inauguración de la primera plaza de la rumba en Valencia.
Y de hecho fue así. El 23 de ese mes, con una gran rumba, el alcalde de Valencia, Alejandro Marvez y el gobernador Rafael Lacava despejaron la cinta para dar paso a unos fuegos artificiales, el primero de los cuales recreó la imagen de un murciélago. Ventas de comida y bebidas, tarima para la presentación de artistas y una tienda para la venta de franelas, vasos, gorras, entre otros, todos con la marca Drácula, se ofrecieron a los visitantes. Aún hoy se mantienen.
Montes de Oca y su cruz
En 1997, el alcalde Paco Cabrera reinauguró la plaza Montes de Oca. La avenida Bolívar, en las adyacencias de la Redoma de Guaparo, se llenó de gente y de invitados especiales, entre ellos el ex presidente Luis Herrera y varios obispos de Venezuela, encabezados por los monseñores Jorge Urosa Savino y Reinaldo Del Prette.
Esta reinauguración estuvo enmarcada en la celebración de los 75 años de la Arquidiócesis de Valencia, en la cual monseñor Salvador Montes de Oca se desempeñó como segundo obispo de la ciudad, y los 100 años de su natalicio.
El discurso de orden estuvo a cargo del historiador Luis Cubillán Fonseca, quien rememoró la vida del homónimo de la plaza, uno de los más queridos e importantes obispos de la ciudad, que atendió a los presos políticos durante la dictadura de Juan Vicente Gómez y en cuya gestión se construyó el edificio donde funciona el Seminario de Valencia, a quien asesinaron los nazis a los 49 años, tiempo después de haber salido de Venezuela.
La plaza está asentada en una hectárea de tierra donada por Rafael Yánez Gordil. La estatua de monseñor Montes de Oca estuvo a cargo de Antonio Rodríguez del Villar, creador del Altar de la Patria en el imponente Campo de Carabobo, narró Cubillán Fonseca. Se trata de un conjunto de piezas que incluyen La Patria, con monseñor fallecido, y una mujer llorando.
La plaza fue sede de las nueve ediciones del Festival de Rock 100% venezolano, un evento gratuito que reunía a las mejores agrupaciones del país y a invitados internacionales, con una relevante proyección.
Hoy esta historia está perdida entre distintas atracciones y ventas de comida y recuerdos identificados con la marca Drácula, en el parque Drácula Kids. Monseñor quedó al fondo de una enorme estructura en forma de murciélago, donde los jóvenes juegan con la inteligencia artificial.
Pero desde allí, la Cruz de Montes de Oca apunta al murciélago.
Erosión de la identidad
Un antropólogo consultado para este trabajo, quien pidió el anonimato, señaló que desde el punto de vista antropológico, la sustitución de símbolos y los reacomodos erosionan la identidad y el valor patrimonial de plazas, parques y otros sitios emblemáticos.
Se pretende jugar con la memoria de las nuevas generaciones, tropicalizando personajes como Drácula, otrora conde vinculado a lo maligno, pero que ahora, a lo venezolano, se vende como una entidad humana chévere, jocosa, sin tapujos, detalló. “Se banaliza hasta el propio concepto de maldad, pues se naturaliza que el vampiro tropical puede hacer lo que quiera, pero se le perdona porque es ´pana y echador de broma”.
Esa sustitución de nombres pareciera consolidar tradiciones inventadas, como la génesis de un proceso de marketing que dibuja y proyecta a un líder revolucionario, prospecto presidencial, que si bien atado al partido oficial, juega a tener su propia ciudad, socios, valores, símbolos, sin importar los daños colaterales, visibilizados en una ciudad que de a poco se desdibuja, se desvanece y va perdiendo la memoria parcialmente, pues aun, las reservas históricas y morales, resisten a este ataque vil a la Valencia del Rey, analizó.
De buenas intenciones y otras costumbres
Anamaría Correa es la presidenta de la Sociedad Amigos de Valencia. En principio, aclara que aunque la valencianidad es percibida como un grupo de sifrinos, es necesario que se entienda que no es otra cosa que el sentido de pertenencia a una ciudad.
Le preocupan varias cosas. La historiadora explica que el Ateneo de Valencia organiza el Salón Michelena desde hace más de 60 años, pero ahora Lacava quiere hacerlo. “Eso es como que el gobernador de California quiera entregar los premios Oscar. Eso no puede ser”.
¿Se trata de borrar la historia de Carabobo para que se le relacione con Drácula?
-Es probable. Yo no veo a Lacava malintencionado, pero sí con ansias de poder. A veces parece que estamos viviendo una especie de Síndrome de Estocolmo, porque nos está quitando la historia de Valencia y no hacemos nada, pareciera que a la gente más bien le gusta. De hecho, no hay cronista y no ha pasado nada.
Lo que ha pasado en los últimos años lo percibe ofensivo. “Yo soy defensora de la pequeña historia, de la Valencia bella, esa que se encuentra en cada familia. Siento que Drácula la está desangrando”.
Correa critica abiertamente que a monseñor Montes de Oca lo hayan relegado a un pedacito dentro del Dracukids, más ahora cuando se discute la posibilidad de que sea santo.
Ella cree que detrás de todas estas afrentas está la intención de hacerse presidenciable, porque la gente cree que está trabajando.
¿Cree que hoy Valencia está mejor?
-Yo no me siento mejor, hay algunas calles que arreglaron, pero no todas.
En la Sociedad Amigos de Valencia están dispuestos a hacer conversatorios, hablar mucho con la gente, en busca de que no se pierda la identidad de la ciudad. “Drácula no tiene vinculación con el gentilicio valenciano. Yo creo que Lacava es muy de reacciones inmediatas, para él poner un murciélago al lado de la Cruz de El Trigal, era como sentirse Batman. Para mí eso fue terrible, porque la cruz es un símbolo del católico”.
Correa sabe que por la fuerza no se va a lograr nada. “Hay que hablar, escribir, contar la historia. Esa va a ser la manera de que ella perdure, porque Drácula no va a ser para toda la vida”.
Nuestro propio antídoto
Eduardo Monzón es un apasionado de la historia. Este joven periodista creó un emprendimiento, Más Valencia, para efectuar recorridos por sitios emblemáticos y recordarle a la gente todo cuanto de interés ocurrió en la ciudad.
Para él, las plazas conforman el patrimonio cultural de la ciudad y activan la memoria ciudadana, a través de la cual existe la historia. “La memoria da sentido a la historia y a nuestra identidad cultural”.
Cuando alguna autoridad cambia, desvirtúa o manipula estos elementos, está también alterando o borrando nuestra memoria. Lamenta que seamos una sociedad bastante distanciada de esa memoria y esa identidad cultural, lo cual ha facilitado que se imponga una marca, como Drácula, que tiene un fin político.
Monzón lo atestigua: Cuando hablamos de Valencia y Carabobo hablamos del sol, de la luz, pero ahora tenemos símbolos totalmente opuestos. Drácula históricamente transmitió oscuridad.
Frente a esto, su planteamiento se centra en tener nuestro propio antídoto. Es un convencido de que de nada nos vale oponernos a que la plaza Cristóbal Mendoza sea ahora plaza Drácula o la Montes de Oca sea Dracuckids, si no sabemos quiénes eran esos personajes. “El desconocimiento de la historia hace más fácil ese ataque a nuestra memoria. Quiénes lo han hecho ya tenían el terreno abonado”.
El promotor cultural reconoce el gran desafío que como ciudad y como país tenemos por delante. Es optimista en cuanto a que estos episodios políticos pasan y frente al hecho de que están surgiendo movimientos ciudadanos que trabajan por rescatar la cultura. “Más temprano que tarde nos vamos a dar cuenta que si queremos tener una realidad política diferente, tenemos que estar afianzados en nuestra identidad cultural y conocer la historia, libre de todas las manipulaciones que le han tratado de imponer”.
Concurso Michelena o arrebatón cultural
El presidente del Ateneo de Valencia y ex rector de la Universidad de Carabobo, Elis Mercado, tiene una visión distinta. El cree que es un tema que excede el planteamiento electoral y que tiene que ver con un criterio de dominación y amedrentamiento.
Es una política de Estado, no es un capricho, sentencia. Lacava, un hombre astuto y con muchos recursos, quiere apoderarse del Salón Michelena, que pertenece histórica y legítimamente al Ateneo de Valencia. Es una forma de pasar factura por las críticas que hemos formulado a la supuesta actividad cultural del gobierno.
Elis Mercado le dice al gobernador que él no debe montar un Salón Michelena con el mismo nombre del que ya existe. “Hemos hecho cuatro bienales después de que Luis Felipe Acosta Carles y Edgardo Parra nos arrebataron el edificio y la colección más rica que hay en América Latina, que no sabemos en qué condiciones está”.
Que Lacava ahora quiera organizar el Salón Michelena es, para Mercado, una manera de eliminar o cambiar la tradición cultural del estado. “Quieren darle una lectura distinta a la historia, el salón no es el concurso que montó el gobierno con el atractivo de un premio de 15 mil dólares y unas personas que se prestaron para ser jurado en un episodio que no tiene nada que ver con la cultura ni tendrá el valor consagratorio que otorga nuestra bienal. Esto es un arrebatón cultural”.
Mercado reconoce a Drácula como un ícono de la violencia que es muy impactante y tiene mucha fuerza, pero no es un símbolo de cultura ni de bondad. “Es un acto de manipulación política muy seria, que hay que combatir con firmeza e inteligencia, reforzando el criterio de la tradición y la cultura y recordando que la historia que está contando el gobierno no es la real”.
Y propone un accionar: Eso se combate reforzando la conciencia histórica a través de la universidad, la Academia de la Historia, el ateneo, reforzando valores y criterios de la cultura y la tradición a través de discusiones, conversatorios, debates y análisis. “Por fortuna, se están haciendo muchos”.
El Carabobeño solicitó entrevista con el gobernador Rafael Lacava para conocer su opinión sobre los planteamientos aquí expuestos, pero no hubo respuesta.
Karen siguió su recorrido. Sabe que, además del parque y las dos plazas que logró visitar, existen otras que aún no han corrido la misma suerte, como la Candelaria, la Manuel Cedeño en Santa Rosa o la Andrés Bello en la Isabelica, pues fueron remodeladas pero no rebautizadas. Tiene en mente un video entre influencers para contar estas historias.
Fuente: El Carabobeño