Por Beatriz Rojas
Valencia la de Venezuela. Así se tituló el discurso que pronunció el escritor y poeta valenciano, José Rafael Pocaterra, en el acto solemne que se realizó en 1955 para celebrar el cuatricentenario de la ciudad.
Más adelante, desarrollando su discurso, el eminente orador de orden se refirió a la ciudad como “Heroína ignorada cómo te reverendo cuando cruzas tu historia colonial en silencio”.
Esa es Valencia, la que hoy cumple 468 años de fundada, la llamada “Novia del Sol” a la que tanto aman quienes han nacido en su seno y los que en ella se criaron y desarrollaron profesionalmente.
Valencia ha sido capital de Venezuela en tres oportunidades. En 1812, cuando sirvió de asiento a los poderes públicos durante la Guerra de Independencia, provisionalmente en 1830, con la disolución de la Gran Colombia; y en 1858 cuando triunfó la Revolución de Marzo.
Esta ciudad también albergó al movimiento La Cosiata desde 1826, hechos que condujeron en octubre de 1830 a la creación de la República de Venezuela, con José Antonio Páez como presidente, y su separación de la Gran Colombia. Este proceso se concretó en la Casa de la Estrella, hoy convertida en museo.
La capital de Carabobo fue creciendo y progresando con el paso del tiempo, al punto de ser conocida como la Ciudad Industrial de Venezuela, porque en ella se desarrollaron cientos de empresas que colaboraron con su desarrollo. Lamentablemente en la actualidad buena parte de ellas cerraron sus puertas, por efecto de la crisis que se vive en el país, lo que por supuesto generó un gran desempleo en la zona central de la nación.
Trabajos publicados recientemente por la periodista Carolina González reflejan los acontecimientos que han ocurrido en la ciudad desde el año 2000, relacionados con el interés de modificar la memoria histórica de la ciudad, propiciado en sus inicios por el expresidente Hugo Chávez.
El día de su visita a Valencia el primero de diciembre de 2008 para juramentar a Edgardo Parra como alcalde, giró instrucciones para que se cambiaran los símbolos de la ciudad, bajo el argumento de que le recordaba a España la colonizadora. Y eso se cumplió al pie de la letra.
Maurice Halbwach, sociólogo francés, sentenció en uno de sus escritos que “Cada sociedad tiene una forma particular de edificar sus recuerdos dependiendo de un conjunto de variables políticas y culturales, y al hacerlo implícitamente tiene una manera específica de concebir y de relacionarse con el tiempo…”.
Tal vez acogiéndose a este señalamiento, es que algunas personas representativas de algunas instituciones, han manifestado su descontento por el hecho que se siga intentando modificar la memoria histórica de la ciudad, cambiando el nombre de algunas plazas y parques, para posicionar una marca identificativa del gobierno regional.
Como lo señalaron algunos entrevistados de Carolina González, esto no es nuevo, porque también el exgobernador Luis Felipe Acosta Carles, impuso su simbología particular, identificada por un papagayo y el arco de Carabobo y cambió el nombre de algunos parques.
RECHAZOS
Aunque no nació en Valencia, la periodista Charito Rojas es una fiel defensora de los intereses de los valencianos, tal como también lo hizo su colega Alfredo Fermín.
Por eso cuando Acosta Carles anunció que le iba a cambiar el nombre al parque Fernando Peñalver, de inmediato conminó a la ciudadanía a concentrarse en el espacio recreativo y allí realizaron una cadena humana gigantesca, para exigir que le dejaran la denominación que tenía.
Afortunadamente los reclamos de la ciudadanía fueron escuchados y no hubo cambios.
Rojas recuerda que no sólo se pretendía cambiar el nombre del parque, sino también montar en las áreas verdes todos los stands de una gigantesca exposición programada. Nada de eso se hizo debido a la protesta.
Años más tarde, bajo la administración de Francisco Ameliach, se anunció que tanto el Teatro Municipal de Valencia como la plaza de toros, dejarían a depender de la alcaldía para ser regida por el gobierno nacional.
Pablo Aure convocó a una concentración frente a la antigua Facultad de Derecho, diagonal al teatro, y se rechazó la intención gubernamental. La protesta se denominó Valencia se Respeta. En ese entonces la propuesta quedó sin efecto, porque se escuchó a la ciudadanía, aunque después la plaza de toros pasó a depender del Ministerio de Turismo, luego de ser declarada monumento nacional.
Estos son dos casos que evidencian que si los ciudadanos se oponen a algún cambio en sitios de interés de su ciudad, son escuchados.
Pero nada de esto ha ocurrido con las modificaciones de los nombres de plazas y parques, para pasar a ser identificados por una marca, en este caso Drácula. Mucha gente está en desacuerdo con ello, pero prefiere dejarlo pasar, bajo el argumento de que “Igual van a hacer lo que quieren”.
Charito Rojas sostiene que esto ocurre porque la gente tiene otras cosas de qué preocuparse, por eso deja que reclamen las instituciones. Además se ha establecido la cultura del bochinche y la rumba, por lo que prefieren dedicar estos espacios a ese tipo de entretenimiento.
A su modo de ver la plaza Cristóbal Mendoza, de El Viñedo, no ha debido transformarse en lo que es ahora, sobre todo porque tiene su historia, cuenta con obras de arte y está al lado de una iglesia.
La periodista con su ciclo de programas en homenaje a Valencia, denominado Personajes de mi Ciudad, ha apreciado que hay muchas personas trabajando por la recuperación de la memoria histórica de la ciudad.
“Yo creo que hay una identidad, que no es que se ha perdido, sino que está solapada con este cerro de dificultades y de marketing que tenemos encima”.
VIDEOS DE HISTORIA
Pablo Aure asegura que está poniendo su granito de arena en la recuperación de la memoria histórica de Valencia. Por eso elabora videos informativos en distintos sitios de la ciudad, donde se refiere al pasado de ellos.
Son videos cortos que postea en sus redes sociales y que hace llegar a sus contactos de Whatsapp desde hace más de un año. Dos de ellos están referidos a obras que se inauguraron en 1955 cuando la celebración del cuatricentenario. El Hotel 400, ahora Palace, y el estadio José Bernardo Pérez.
El abogado comenta que es evidente que el gobierno, desde Chávez para acá, han tenido un ensañamiento contra Valencia, por eso intenta quitarle su identidad. Cree en que la gente no se opone por una mezcla entre apatía, miedo y desinterés.
Considera que se debe rescatar la memoria histórica de la ciudad, enseñándola a las futuras generaciones desde las escuelas.
HAY QUE RECLAMAR
Cora Páez miembro honorario de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo, manifestó su angustia por el hecho de que mucha gente acepta pasivamente que cambien todo en la ciudad.
No quiere que nadie vaya a realizar protestas violentas, sino que expresen su inconformidad con lo que ocurre. De lo contrario se evidencia mucha debilidad en la ciudadanía.
“No es posible que llenen la ciudad y el estado con imágenes de vampiros y que nadie diga nada. Esa no es Valencia”.
También se quejó de que la sede de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo se la hayan quitado a los afiliados, para dársela a la Policía Municipal de Valencia.
Pablo Montoya,(Psuv) expresidente del Concejo Municipal de Valencia, fue consultado pero prefirió no extenderse mucho. Sin embargo señaló que toda modificación que se vaya a hacer en sitios de interés de la ciudad, debería ser consultada con el pueblo, porque la opinión de la gente siempre debe ser escuchada.
El sociólogo Manuel Barreto cita al antropólogo francés Marc Augé, quien hace cuatro década señaló que “La materialidad de las huellas del pasado en el espacio urbano, no prestan atención suficiente a la intervención de lo imaginario, de lo simbólico y de lo ideológico, que remite a la identidad y al trabajo de la memoria en la construcción de la vida social, estrechamente asociado a ella…”.
Esta sentencia la toma como base para señalar que esta suerte de burdos palimpsestos que atentan contra la identidad de Valencia, no se puede quedar en el silencioso permiso ciudadano.
Estima que no se puede permitir que se continúen perdiendo o degradando los símbolos, la memoria y hasta los recuerdos de la ciudad. A su juicio estos asuntos motivan una seria y cívica deliberación y reclamo. Tal como lo ha hecho él en sus artículos de opinión.
Fuente El Carabobeño