A pesar que las autoridades del Concejo Municipal y representantes de las líneas urbanas llegaron a un acuerdo de cifrar el pasaje entre semana en 1.600 bolívares y 1.700 fin de semana la gran mayoría cobra los 2.000 Bs. Piden se pongan la mano en el corazón
La mayoría de los trujillanos se levantan muy temprano para lograr llegar a tiempo a sus lugares de trabajo, los estudiantes a sus casas de estudio y cada quien a sus destinos. Para lograr esto, primero deben superar una cantidad de obstáculos para encontrar el efectivo y poder cancelar el pasaje en el transporte público que resulta ser poco y cada día rinde menos, pero de ñapa se debe cancelar, casi obligado, 2.000 bolívares, aún cuando autoridades del Concejo Municipal y representantes de las líneas urbanas llegaron a un acuerdo de cifrar el pasaje, entre semana, en 1.600 Bs.
Tal situación crea descontento en el colectivo, motivo por el cual el equipo de redacción del Diario de Los Andes salió a la calle este domingo en busca de las versiones de conductores así como de los usuarios. Bajo un abrasador sol recorrimos las paradas principales que funcionan a lo largo de la avenida Bolívar.
Colectores y choferes groseros
En la parada ubicada en la antigua Ginna, una señora, quien pidió resguardar su nombre, relató con indignación lo que le pasó a bordo de un autobús blanco donde el colector gritó a todo gañote: “Sepan que el pasaje vale 2.000 bolos, si no tienen completo no se monten”, y de inmediato el conductor remató con una voz sentenciante: “Llegamos hasta el terminal porque vamos a papear”. La señora no le quedó más remedio que bajarse y esperar otra unidad que la llevara hasta su destino y volver a pagar otros 2.000 Bs. que tenía reservado para ir hoy lunes al trabajo.
Invasión de ruta
Los encuestados expresaron que los transportistas no son conscientes, ya que se salen de sus rutas para cubrir otras. Tal es el caso que ocurre en la parada de La Quemazón, perteneciente a la Siete Colinas, donde llegan busetas de la línea 48 que cubren la ruta La Beatriz-Morón y cargan hasta Las Lomas, pero hasta los apartamentos.
Somos solidarios y comprendemos, peeeeero
La gran mayoría de los entrevistados alegaron comprender a los choferes que tienen que pagar los altos costos de repuestos, cauchos y lubricantes, pero ruegan que se pongan la mano en el corazón y mantengan el precio establecido, ya que todos los días no compran cauchos, ni cambian aceite, muchos menos reparan un motor o una caja.
La guinda del pastel
Y por si fuera poco, a pesar de tener que pagar los 2.000 Bs. los usuarios son objeto de los bandidos que sin piedad se montan en los asientos traseros y a la calladita roban las pertenencias a usuarios. “Por amor a Jesucristo pedimos mayor vigilancia y presencia policial en las paradas y lugares estratégicos. Hasta la comidita que llevamos nos las espelucan”, afirmó la usuaria.
Ningún conductor quiso hablar
Tratamos de buscar opinión entre los transportistas que cubren la ruta por la principal arteria vial de la ciudad, quienes se negaron. Dijeron que no desean hablar. Lo que sí logramos observar fue que dentro de la unidad está la tarifa que indica el pasaje a 2.000 Bs.
El pueblo se expresa