Róterdam (Países Bajos), 5 mar (EFE).- Las vacunas para el covid-19 son la luz al final del túnel, pero la creatividad, en una alianza entre el arte y la ciencia, puede echar un cable en tiempos de pandemia. Urban Sun, un proyecto del diseñador neerlandés Daan Roosegaarde, promete reducir la cantidad de coronavirus en los espacios públicos concurridos iluminándolos con luz ultravioleta.
El objetivo final de esta iniciativa es llevar esperanza y combatir el impacto negativo del aislamiento social, por lo que busca mejorar la situación de los actos culturales, los eventos deportivos, las plazas públicas y los patios escolares, alejando a los presentes de las mascarillas y el metro y medio de distancia interpersonal, gracias a un globo a medida suspendido sobre sus cabezas e iluminando un círculo gigante de luz, la zona segura.
El poder de la luz es la base de la idea: investigaciones científicas de la Universidad de Columbia y de Hiroshima demuestran que una nueva luz ultravioleta lejana, con una longitud de onda de 222 nanómetros, puede desinfectar de forma segura hasta el 99,9 % del virus que circula en una zona concreta en un espacio público.
“Urban Sun ilumina un gran círculo de esta luz ultravioleta lejana en espacios públicos, limpiándolos de coronavirus. Actúa como una capa de protección adicional a las reglas actuales exigidas» por las autoridades, explicó hoy a Efe Roosegaarde, que con el programa piloto ya en funcionamiento -“siempre lo más complicado”- espera que “aumente el desarrollo y la aceptación” de la idea y que, entonces, “los próximos pasos sean más fáciles y sencillos”.
El lanzamiento de esta iniciativa tuvo lugar junto al monumento más emblemático de Róterdam, el Puente Erasmus, pero “con potencial para futuras exposiciones” allá donde sea posible, cumpliendo siempre con los estándares de seguridad de la Comisión Internacional de Protección contra Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP).
La tecnología proviene del uso en hospitales para reducir el riesgo de infecciones durante las operaciones, por lo que se trata de una luz especial, no la ultravioleta tradicional de 254 nanómetros, que es conocida por sus daños.
A diferencia de otras fuentes de luz ultravioleta lejana, Urban Sun ha sido diseñado para no producir ozono y no contiene mercurio: su única tarea es desinfectar las superficies y el aire de todas las bacterias, virus y esporas en cuestión de segundos.
“De repente, nuestro mundo se ha llenado de barreras de plástico y pegatinas pidiendo distancia, nuestra familia se reduce a píxeles en la pantalla de un ordenador. Seamos los arquitectos de nuestra nueva normalidad y creemos mejores lugares para conocer e interactuar”, agregó el diseñador neerlandés.
Roosegaarde, su equipo de diseñadores, expertos externos y otros científicos neerlandeses, estadounidenses, japoneses e italianos se pusieron manos a la obra ante el desafío de “descubrir cómo se puede usar el poder de la luz para combatir el virus y, por lo tanto, mejorar nuestro bienestar”, añadió.
La fuente de luz ultravioleta lejana que usa Urban Sun es “medida y calibrada” por el Instituto Nacional de Metrología de los Países Bajos (VSL) y el proyecto se lleva a cabo en colaboración con el Consejo de la Junta de Salud Pública, un organismo independiente asesor del Parlamento neerlandés.
“Es inspirador. La gente está cansada de covid-19. Lo que necesitamos es valentía para encontrar nuevas soluciones, para conseguir estar en contacto y crear cierta intimidad. Eso es lo que está haciendo Urban Sun», defendió Jet Bussemaker, presidente del Consejo de la Junta de Salud Pública y Sociedad.
No es la primera vez que Roosegaarde experimenta con el poder de la luz.
Urban Sun dio sus primeros pasos en 2019, pero fue la covid-19 la que hizo que el proyecto se acelerara con autofinanciación, al considerar más urgente que nunca buscar alternativas al confinamiento social frente al coronavirus, como es esta solución innovadora para crear espacios en los que la gente pueda encontrarse de una manera “más segura y humana”.