En manos del sector privado estará la clave del renacimiento económico de la república. Con un sector público que ayude y que no pretenda sustituir al sector privado
Asisto a una jornada de reflexión convocada por Unión y Progreso para conversar sobre la economía venezolana y su futuro. Una primera parte de esa jornada está dedicada al diagnóstico: Terrible! No puede ser peor. En apenas dos décadas esta gente ha destruido la economía más exitosa de América Latina y una de las más exitosas del mundo. Debemos reconocer que la economía venezolana venía decayendo en los últimos años del siglo pasado. Pero la catástrofe vino después. Entre Chávez y Maduro acabaron con todo y todo está en el suelo.
La segunda parte de la jornada estuvo dedicada a las propuestas, a la terapéutica, a la recuperación económica de Venezuela. Me alegró mucho esta parte. Prevaleció el optimismo y la confianza en la capacidad que tiene nuestro país para recuperar el tiempo y las oportunidades perdidas.
La recuperación significa sacar a Venezuela de las dos peores enfermedades que una economía puede sufrir: la inflación y la recesión. Para eso hace falta conciliar políticas públicas sensatas y un gran aliento a un sector privado de la economía que, a diferencia del pasado, no sea parasitario del gasto público, sino que tenga autonomía de vuelo y una gran capacidad para producir bienes y servicios, para generar empleo y para incrementar los niveles de productividad. En definitiva, más y mejores niveles de producción y de productividad.
En el análisis de UP hay dos palabras claves: inversiones y confianza. La recuperación económica de Venezuela requiere muchas y muy grandes inversiones. Inversiones públicas e inversiones privadas. Inversiones nacionales pero también, y especialmente, inversiones internacionales. Para eso, es imprescindible que prevalezca un clima de confianza. De no haber confianza no habrá inversiones y de no haber inversiones no habrá recuperación de la economía.
En Unión y Progreso existe una clara conciencia de que la recuperación económica de Venezuela pasa por contar con políticas públicas serias y responsables en materia de gasto público, de política monetaria y de flexibilización de la economía, pero sobre todo hace falta la emergencia de un vigoroso sector privado que cuente con todo el respaldo del sector público. Tanto estado como sea necesario, pero, tanto sector privado como sea posible.
En manos del sector privado estará la clave del renacimiento económico de la república. Con un sector público que ayude y que no pretenda sustituir al sector privado, sino ayudar con sus políticas macroeconómicas a facilitar la tarea de ese sector privado llamado a generar riqueza, a producir empleo y a promover el progreso de todos los ciudadanos.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
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