Lo acontecido esta madruga en Siria, es una muestra más de la moral criminal del régimen genocida encabezado por el inestable Donald Trump. Esta acción no puede pasar desapercibida por los gobiernos y pueblos progresistas y libres del mundo y es nuestra responsabilidad alzar la voz de protesta contra estos actos barbáricos orquestados por el gran capital internacional. Ya el mundo ha visto en que termino la supuesta denuncia sobre las “armas de destrucción masiva” en Irak, la supuesta “restauración” de la “libertad y democracia” en Libia o la
“lucha antiterrorista” en Afganistan. Pueblos exterminados, culturas destruidas más opresión y expoliación de recursos naturales.
Ya la retórica imperial a nadie engaña. Una acusación, sin pruebas ni investigación, pero dirigida por los “misiles mediaticos” internacionales fue el telón de fondo que antecedió al criminal ataque. Esto sin lugar a dudas buscaba la profundización de la guerra de Siria en una fase aún más destructiva y de consecuencias impredecibles, objetivo necesario antes de dar el apetecido zarpazo final sobre el territorio sirio. El ataque a un estado soberano pisoteando el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas es un nefasto precedente, buscando agudizar el conflicto en la región para sacar ganancias.
Un dato importante es que el ataque se produce justamente cuando inspectores de varias organizaciones internacionales afinaban los detalles para trasladarse a investigar el supuesto uso de armas químicas en el conflicto en Siria. Sabemos que los intentos de los EE.UU. y sus aliados para desestabilizar la región no tienen ningún tipo de miramiento ético ni moral. Con su retórica infestadas de mentiras y medias verdades la administración Trump trata equivocadamente de socavar el apoyo internacional al gobierno del presidente sirio Bachar Al Asad y así generar una desestabilización en una región de una importancia geoestratégica fundamental para la estabilidad mundial. Tratan de romper con la alianza sirio-iraní, alianza por demás duradera que ha puesto de lado las diferencias ideológicas surgidas del laicismo sirio y la República Islámica y que se remonta a la década de los 80 del siglo XX.
Esta alianza ha sido un tapón a las ambiciones del principal aliado de los EEUU en la región, Israel. Por otro lado también apunta a alejar a
Rusia de la zona de conflicto y de mermar su capacidad de influencia en la región. El presidente ruso Vladimir Putin ha condenado el alevoso ataque definiéndolo como una «ruptura del capítulo de Naciones Unidas y de los principios de la ley internacional» y llamado “una sesión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU».
Militarmente el ataque puede ser considerado como un fracaso en virtud de lo brutal del mismo, según el Ministerio de Defensa ruso se lanzó la absurda y criminal cantidad de 103 misiles contra territorio y la población civil siria y la defensa anti-aérea siria ha interceptado 71. El pueblo sirio y sus fuerzas armadas han dado una respuesta contundente a las pretensiones hegemónicas occidentales y les demostró que una intervención militar tendría un alto precio a pagar.
Desde Venezuela solo nos queda reflexionar acerca de la inmoralidad de estas acciones. Ver como esta madrugada los misiles imperialistas no distinguía entre opositores y simpatizantes del gobierno sirio y que el “canto de sirena” acerca de una “intervención humanitaria” entonado por los “eternos entreguistas criollos” sería un baño de sangre más que anotar a la lógica capitalista. Pero al igual que Siria, Venezuela está preparada para contrarrestar cualquier amenaza a su soberanía y que nuestra fortaleza descansa en la unidad cívico militar. Por los momentos nos solidarizamos con el pueblo sirio, con el gobierno que preside Bachar Al Asad y condenamos enérgicamente la acciones criminales de Donald Trump y sus conmilitones.
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