Jerusalén, 13 ago (EFE).- Unos 1.400 colonos judíos irrumpieron durante la mañana de este martes en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam, azuzando un conflicto regional que amenaza con echar por tierra las negociaciones para un alto el fuego en Gaza.
Catar, uno de los principales mediadores, advirtió este martes de que la irrupción de los colonos pone en riesgo los esfuerzos que se están realizando para reavivar las negociaciones, en entredicho desde la muerte del anterior líder político del grupo islamista Hamás, Ismail Haniyeh, en un ataque en Teherán atribuido a Israel.
Algunos de los colonos enarbolaron banderas de Israel y rezaron en el lugar pese a tenerlo prohibido ya que, según el ‘statu quo’ vigente desde 1967 -cuando Israel ocupó Jerusalén Este-, el recinto está reservado exclusivamente al culto de musulmanes, mientras que los judíos solo pueden entrar como visitantes.
También Jordania, que administra el lugar, y Egipto, otro de los negociadores clave para una tregua en Gaza, condenaron el episodio.
Escoltados por la Policía
Los colonos, que entraron en la explanada escoltados por la Policía y de manera organizada, accedieron en grupos de 100, pero las tensiones con los fieles musulmanes hicieron que la Policía redujera a 50 las comitivas.
Su acceso se dio con motivo de la festividad judía del Tisha b’Av, un día solemne de conmemoración de la destrucción del Primer y Segundo Templo, hace 2.000 años.
En uno de esos grupos estuvo presente el ministro israelí de Seguridad Nacional, el ultraderechista y colono Itamar Ben Gvir. Es la tercera vez que el ministro acude en fechas clave a este lugar de culto para reivindicar el derecho de los judíos a orar en él, provocando el enfado de la población palestina.
«Hemos logrado avances significativos en la soberanía de Israel aquí. Nuestra política es permitir la oración judía», dijo Ben Gvir desde el lugar en un mensaje en la red social X.
Como suele ocurrir con las visitas del ministro antiárabe, la oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu, tuvo que emitir un comunicado para desligarse de su actuación.
«El evento de esta mañana en el Monte del Templo es una excepción del ‘statu quo'», recoge el texto, reiterando que la política israelí sobre el lugar sagrado «no ha cambiado» y que no existe ninguna «política privada» de Ben Gvir sobre el lugar, ya que legislar sobre él «depende del Gobierno y de su líder».
La Explanada de las Mezquitas es llamada por los judíos Monte del Templo y es su lugar más sagrado. El Gran Rabinato de Israel prohíbe a los judíos rezar en ese lugar, y estipula que sus oraciones sean realizadas solo en el adyacente Muro de las Lamentaciones.
En plenas negociaciones
Esto sucede en plena ofensiva diplomática para lograr un acuerdo de alto el fuego en Gaza que permita aliviar el sufrimiento de los casi dos millones de gazatíes que malviven entre bombardeos y hambre, sometidos a constantes órdenes de evacuación y sin apenas acceso al agua corriente, electricidad o servicios médicos básicos.
Este lunes, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia pidieron a Israel y Hamás cerrar cuanto antes el acuerdo de alto el fuego y exhortaron a Irán a no atacar territorio israelí.
Según The Times of Israel la república islámica podría no llevar a cabo su represalia por la muerte del antiguo líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, en un ataque en Teherán atribuido a Israel, pero solo si las negociaciones para un alto el fuego tienen éxito.
El país, sin embargo, lanzaría un ataque junto a sus aliados (en particular el grupo chií Hizbulá) si percibe que Israel está alargando el proceso o si las negociaciones fallan, según el medio.
Este jueves se prevé una reunión convocada por los mediadores para tratar de relanzar las negociaciones, que quedaron en entredicho tras la muerte de Haniyeh.
El grupo islamista ha dicho que no acudirá a la nueva cita, y llamó a implementar lo ya acordado (el borrador de tregua anunciado por Estados Unidos a finales de mayo) en vez de proseguir con las negociaciones.
Casi 40.000 personas han muerto y 92.240 han resultado heridas en el enclave palestino desde el comienzo de la guerra, según las últimas cifras del Ministerio de Sanidad gazatí.
Mientras, los ataques israelíes han dejado inhabitable gran parte del territorio y acorralan cada vez más a los civiles, cientos de miles de los cuales se apiñan en la cada vez más reducida zona «humanitaria» de Mawasi, al oeste de Jan Yunis.