Una familia apuesta a la producción caprina desde el Páramo El Zumbador 

Con 11 cabras comenzó el Aprisco Doble C en el Páramo El Zumbador.

 

 

Como una respuesta a la crisis económica que se vive en el país, José Gregorio Carrillo y su núcleo familiar, decidieron apostarle al campo e iniciar una nueva tarea en esta vida: dedicarse a la producción caprina y comercializar los derivados de la leche de cabra, en una región donde no hay cultura de consumo de este lácteo.

El núcleo de productores caprinos integrado por tres personas con más de 60 años de edad,  al ver que sus sueldos en la ciudad eran insignificantes, decidieron volver a la unidad de producción situada en la Aldea Vegones del Páramo El Zumbador, municipio Michelena.

Comenzaron en el año 2018, con 11 cabras mestizas, con su «Aprisco Doble C». Pero a lo largo de estos años, además de enfrentarse al costo de la manutención de este ganado, también han tenido que promover el consumo de los productos derivados de la leche en la entidad.

«En el estado Táchira no hay cultura en cuanto consumo de productos lácteos caprinos . De allí el trabajo de incentivar a la población a incluirlos en la dieta básica. Lo que más se consume es la leche, ya que es recomendada para alimentar a los bebés o ancianos», expone José Gregorio Carrillo, propietario del Aprisco Doble C.

Sin embargo, el productor refiere que la producción caprina en el estado Táchira se está masificando, y la población está conociendo la bondad del producto, empujados por la crisis que se está atravesando.

 

Queso de cabra producido en el aprisco

En la entidad, por el momento se están comercializando algunos derivados de la leche de cabra, como: queso fresco, madurado, ahumado, quesos saborizados, arequipe, dulce de leche con frutas, entre otros.

Por ejemplo, en este aprisco están produciendo un queso madurado de tipo pecorino. No obstante, en Táchira no se comercializa la carne caprina, precisa Carrillo, muy raro se ve que un productor que sacrifique este tipo de carne, a razón de que no hay cultura de ello.

Lo difícil de criar cabras en Venezuela

 

 

Lo más difícil de criar cabras en Venezuela, describe Carrillo, es la falta de cultura del consumo de este producto lácteo. Además,  se hace cuesta arriba el incremento de los precios de los alimentos para este tipo de ganado, el cual se paga en moneda colombiana.

Aunado a ello, se hace difícil para el productor caprino la compra de  gasolina dolarizada para poder desplazarse, de la unidad de producción al casco urbano,  lo que resulta sumamente costoso.

Otro factor adverso que relata el productor caprino son los continuos apagones, que duran hasta 15 días en esta zona del Páramo El Zumbador.  Los constantes corte de electricidad han ocasionado daños de equipos y pérdidas económicas en perjuicio de la producción.

«No hemos logrado superar la crisis, ha sido muy cuesta arriba, sin embargo, apostamos seguir adelante, no perdemos la fe. Nos hemos dado cuenta que el trabajo de hormiga que hemos hecho ha tenido aceptación y se ha dado a conocer nuestros productos, y eso nos ha animado a seguir adelante», exterioriza José Gregorio Carrillo.

 

Cuidados y mantenimientos

Este productor explica que para el cuidado y mantenimiento de las cabras se requiere cumplir un plan alimentario como el pastoreo, puesto que las cabras consumen mayormente forraje, suplementando cualquier déficit nutricional con alimento concentrado, vitaminas y minerales.

«Es importante mantener al día la desparasitación de cada una de ellas, debido a la zona donde se están criando. Deben tener cuidado con los cascos, en vista que son muy sensibles. Se debe cumplir un plan de vacunación exigido por la normativa legal venezolana», acentúa.

Describe que el ganado caprino no es muy pasivo como el bovino, son muy inquietos, curiosos, y a su vez cariñosos e inteligentes. Pero ante estas características se requiere tener la unidad de producción muy bien cercada, para no afectar los predios de los vecinos, pues se tienden a pasar a tierras vecinas.

«Esto también se debe a que nuestras cabras no están estabuladas porque no tenemos el dinero para acondicionarse como debería ser», relata.

 

La cabrita llamada Pepita y su pequeña cría, integran la unidad de producción.

Las razas existentes en Táchira en su mayoría son mestizas. Recalca que  últimamente se está trabajando con cabras puras: la cabra Saanen,  de mayor producción lechera; la Anglo Nubian que es preferida para la producción de quesos, entre otras. También existe en Venezuela la cabra criolla que está en peligro de extinción, solo se pueden ver muy escasas en los estados Zulia y Falcón.

El espacio ideal para cabras de alta genética es lo que se conoce como aprisco. Un aprisco es un galpón que se divide en corrales, con  comederos y bebederos individuales, detalla el productor. En estos corrales se dividen en cabras en manifestación, cabras en producción, cabras secas, y donde se crían los cabritos. Se sacan una vez al pastorear, pero todo depende del criador, algunos no las sacan del aprisco y las alimentan solo con concentrado.

 

Especie con muchas bondades

Es una especie que tiene muchas bondades, cuenta Carrillo, empezando porque las cabras pueden tener dos partos al año, a diferencia del ganado bovino, y regularmente son dos crías las que pueden gestar y parir. Por otro lado, donde pastorea una vaca pueden pastorear cinco cabras, lo que quiere decir que se aprovecha mejor el espacio. Y por último el ganado caprino puede ser pastoreado por una persona, ya que se dejan guiar fácilmente.

 

 

.

 

 

.

 

Salir de la versión móvil