Una Epifanía para el cambio / Por Jesús Matheus Linares

Sentido de Historia

Foto: Cortesía

 

 

Cuando estamos a punto de comenzar un nuevo año: 2024, y nuevamente ciframos las esperanzas en que estos 365 días nos llenen verdaderamente de optimismo, pese a lo difícil que fue el transitar del año que dejamos atrás. He estado compartiendo estos días festivos con distintos grupos de amigos, familiares, que están en mi natal Valera, convertida ahora en una especie de “Sodoma y Gomorra”. Para que entendamos la situación pudiéramos decir que “Sodoma” deriva de la palabra hebrea que significa “quemado” y “Gomorra” también del hebreo, que significa “aplastado”, para literalmente referirme a la situación de abandono que tiene nuestra ciudad.

Y es que como nos decía el recordado buen amigo y colega, Cornelio Viloria, en Valera, cada Alcalde, reivindica la gestión del anterior. Nos encontramos con una ciudad abandonada, a la suerte de los profilácticos zamuros, que ahora andan por cualquier espacio de la ciudad. De niño, recuerdo que para poder ver un zamuro había que pasar cerca del río Jiménez, cuando íbamos para Trujillo, y a la altura del matadero industrial observábamos a estos “carroñeros” que ahora andan como “Pedro por su casa” en nuestra ciudad, ante la desidia de los gobernantes. Debemos procurar por lo menos tener nuestra propia “Epifanía” para cambiar esa realidad y mejorar el ornato de nuestra querida urbe.

He tenido la oportunidad de presenciar vía redes digitales algunas celebraciones litúrgicas en algunas de mis iglesias valeranas, y las homilías nos recuerda que este próximo 6 de enero, celebraremos la “Epifanía del Señor”, y Epifanía significa «manifestación». Jesús se da a conocer. Aunque Jesús se dio a conocer en diferentes momentos a diferentes personas, la Iglesia celebra ese día como la Epifanía ante los Reyes Magos (Mt 2, 1-12)
Y es que necesitamos de esa “manifestación”, de ese creer en el susurro que la ciudad va a cambiar, para que tengamos un futuro más promisorio, y no este desorden social, que alimentamos con dádivas y falsas expectativas.

La Epifanía en muchas culturas corresponde a revelaciones o apariciones, donde los chamanes, médicos brujos u oráculos interpretan visiones más allá de este mundo. Basta entonces, que pensemos que las cosas van a cambiar para ir motivando esos cambios.

“La fiesta de la Epifanía tiene su origen en la Iglesia de Oriente. A diferencia de Europa, el 6 de enero tanto en Egipto como en Arabia se celebraba el solsticio, festejando al sol victorioso con evocaciones míticas muy antiguas. Epifanio explica que los paganos celebraban el solsticio invernal y el aumento de la luz a los trece días de haberse dado este cambio”. Cosme de Jerusalén narra que los paganos celebraban una fiesta mucho antes que los cristianos con ritos nocturnos en los que gritaban: «la virgen ha dado a luz, la luz crece».

Por eso, Epifanio trata de darle un sentido cristiano al decir que Cristo demuestra así ser la verdadera luz y los cristianos celebran su nacimiento. Celebremos nosotros, los valeranos, el comienzo de un nuevo tiempo.

A propósito de Epifanía, se me viene al recuerdo local de un personaje que se hizo muy popular entre los valeranos: Epigmenio, un humilde niño que creció en las calles valeranas, a la merced de lo que daban, a veces era común observarlo en la avenida 10 y cuando encontraba a alguien bien vestido, inmediatamente como clamando afecto, le esputaba: “Papá, dame medio” y así vivió mucho tiempo entre nosotros, además de contar que había sido el único sobreviviente de una tragedia de tránsito, donde perecieron otros tres niños, de eso hace más de 40 años.

Ya de adulto me encontré a Epigmenio, en varias ocasiones en Caracas. En una de ellas, estaba fundamentoso y trabajaba de vigilante en una escuela en el kilómetro 4 de El Junquito, en otra ocasión le vi vendiendo helados en la plaza Pérez Bonalde. Luego me enteré que la “gran ciudad” lo arrojó nuevamente a Valera, donde retomó el camino de la indigencia hasta conseguir la muerte.

Vaya esta reflexión para recordar al doctor y filósofo Gary Klein, autor del libro “Seeing What Others Don’t: The Remarkable Ways We Gain Insights”, que traducido al español es “ver lo que otros no hacen: las maneras notables en que obtenemos información”. Las Epifanías son una especie de “cambios inesperados” en el camino del entendimiento. “Las mejores ideas son cambios inesperados en la forma de entender las cosas. Vienen sin previo aviso y se sienten como un regalo. De hecho lo son”, remarca Klein. Hagamos que esta Epifanía de los Reyes Magos nos traiga ese deseo que todos tenemos, así de sencillo.

 

jmateusli@gmail.com

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