Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)
La dopamina es un neurotransmisor que tenemos en el cerebro y cumple un papel muy importante porque está involucrada en todo lo concerniente al deseo y la motivación. En efecto, la dopamina ha sido denominada ‘la molécula del deseo’ (1).
El cerebro libera dopamina cuando una persona desea algo o desea a alguien, y en muchísimas situaciones se secreta dopamina. Por ejemplo, si una persona camina por un supermercado y ve algo apetitoso su cerebro liberará dopamina. Lo mismo sucede cuando una persona anticipa una deseada relación sexual o una persona adicta ve un cigarrillo o una botella de cerveza bien fría. De hecho uno de los efectos del alcohol y la nicotina es que se libera más dopamina en el cerebro.
La ludopatía es una enfermedad de jugar compulsivamente y proviene del latín ‘Ludus’ (yo juego) y el griego ‘Pathos’ (enfermedad).
Las personas ludópatas (adictas a los juegos de azar) liberan más dopamina siempre que juegan y tienen la esperanza de una recompensa monetaria. El gran escritor ruso Fedor Dostoievski (1821-1881) era ludópata y en su famosa novela ‘El Jugador’ (1866) describe la adicción al juego de Alexei Ivanovitch, lo cual era su propio caso porque Dostoievski perdió grandes sumas de dinero en los casinos jugando a la ruleta. En la novela Dostievski refiere la sensación que vive el jugador cuando escucha que ha ganado en la ruleta: “un hormigueo de fuego recorrió mi cuerpo. Me pagaron con billetes de banco…” (Capítulo 14).
Se han realizado investigaciones científicas sobre el cerebro humano y se ha encontrado que en los cerebros de los jugadores compulsivos que esperan obtener ganancias se activan los mismos circuitos neuronales que en los drogadictos (2).
Actualmente (escribo en septiembre de 2024) en nuestro país hay una moda de ‘rifas’ hasta de un billete de 20 dólares o jugar ‘bingo’ y se puede aseverar que hay una ‘epidemia de ludopatía’.
Por supuesto, en el caso de hacer rifas para recolectar dinero para una persona que tenga problemas de salud entonces sí se justifica…Pero participar en rifas solamente esperando ganar un dinero es equivocado.
Además, no hace falta decir que esta epidemia de ludopatía no beneficia nada a nuestra población ni incrementa su cultura ni su conciencia en ningún aspecto
Por otra parte, una creencia muy arraigada en nuestra población es que si un jugador ha jugado muchas veces sin ganar, entonces aumenta su probabilidad de ganar la próxima vez que juegue. Pero esa creencia es absolutamente errónea y es conocida como “La Falacia del Jugador”. En realidad una persona puede jugar muchas veces sin ganar y eso no aumenta nada su probabilidad de ganar la próxima vez que juegue (3).
El antropólogo polaco Bronislaw Malinowski (1884-1942) en su obra titulada: ‘Magia, Ciencia y Religión’ (1925) dijo: “La ciencia se fundamenta en la convicción de que la experiencia, el esfuerzo y la razón son valederas; la magia se basa en la creencia de que la esperanza no puede fallar y el deseo no puede engañar” (4).
Entonces resulta demasiado obvio que la población de nuestro país tiene mucho pensamiento mágico y deseoso, pero muy poca mundivisión científica.
NOTAS: (1) Pag. 88 en Stefan Klein ‘The Science of Happiness’. Marlowe and Co. (2) Pags. 121-122 en Stefan Klein, Ibidem. (3) Véase la “Falacia del Jugador” en Pag. 67 en Nigel Warburton (1996) ‘Thinking From A to Z’. Routledge. London. (4) Pag. 11 en Michael Shermer (1997) ‘Why People Believe Weird Things’. W.H. Freeman and Co. New York