Francisco González Cruz
El jueves 26 de octubre, día del nacimiento y de la festividad de José Gregorio Hernández, se registró una enorme movilización de gente de todas las edades y colores, en toda la geografía nacional. No era una fecha particularmente especial, pues se cumplían 159 años de su nacimiento y van 3 años y 6 meses de su beatificación, sin embargo, las manifestaciones de sus devotos fueron excepcionales.
En Isnotú la mayor cantidad de gente en una marcha desde Valera fue en el año 2014, cuando cumplió 150 años, pero la de la semana pasada fue enorme, y eso que paralelamente se celebraron grandes afluencias en todas las parroquias trujillanas y en la mayoría de las diócesis venezolanas, pues las reliquias del Beato están repartidas en toda la geografía nacional.
Fue una sorpresa, aunque se intuía, pues ciertamente se esperaba una numerosa afluencia, pero no en el número ni en el grado de entusiasmo mostrado. Algo pasó que todo se desbordó y en Isnotú el gentío llenó el pueblito desde la víspera del miércoles hasta el domingo. Las explanadas que van desde la iglesia de la Virgen del Rosario, la plaza José Gregorio Hernández, la plaza Bolívar y el Santuario y las calles adyacentes registraron la presencia numerosa de los peregrinos.
La tradicional caminata desde Valera a Isnotú se veía como una larga y sinuosa fila de gente que caminó desde la madrugada hasta entrada la tarde, con peregrinos que llegaron desde los fríos páramos, de las tierras medias del café y los calurosos llanos de Monay y de El Cenizo. Y eso que los eventos de Tuñame y Las Mesitas de Niquitao, de Boconó, de Carache, Escuque, La Quebrada Grande, La Mesa de Esnujaque, Jajó, Santiago, San Lázaro y muchos otros lugares fueron numerosas.
Vinieron peregrinos de la isla de Margarita, del estado Bolívar, del Zulia y de los Llanos y los Andes, algunos peregrinos de las islas del Caribe, de España, de Colombia, Ecuador y del Perú, entre otros lugares.
Hay que registrar la enorme afluencia de devotos en la inauguración del Santuario de Cúpira del estado Miranda, en el santuario de San Cristóbal, en Valencia, en Calabozo estado Guárico, El Tigre estado Anzoátegui, Maracay y Maracaibo, en Coro y Punto Fijo, en Ejido estado Mérida y en muchos otros lugares. Y por supuesto la numerosa concurrencia en Caracas con el recorrido de la “Ruta del Beato José Gregorio Hernández” desde la iglesia de La Pastora, pasando por la esquina de Amadores, lugar donde murió, hasta el Santuario de Nuestra Señora de la Candelaria, donde reposan sus restos.
Se consolida y se extiende una devoción que nació desde el día de su muerte el 29 de junio de 1919, en una expresión que exige su debido análisis, pues este personaje nacido en un hogar ejemplar, en un pueblito de provincia, que se formó cuidadosamente para el servicio a los demás, se ha convertido en el venezolano más conocido en toda la geografía y en toda la historia nacional, que puede ser el modelo de la Venezuela posible.
Un hombre civil, culto, preparado, modesto, de profunda espiritualidad, respetuoso, de una solidaridad heroica, nos puede servir de la imagen a imitar, de la síntesis virtuosa que puede alcanzar cualquier persona para constituir una sociedad exitosa desde lo espiritual y lo material. Venezuela tiene en José Gregorio Hernández en prócer civil que nos pueda unir e inspirar como nación.