Una Colombia expectante se juega su futuro en las presidenciales más reñidas

Bogotá, 16 jun (EFE).- La disputa en segunda vuelta de la Presidencia colombiana se presenta como la más reñida de los últimos tiempos y en un ambiente de alta tensión que, dependiendo de la estrechez del resultado, puede desembocar en agitación popular en un país marcado por la violencia política.

A pocos días de las elecciones del 19 de junio el resultado es absolutamente impredecible, pues las encuestas dan empate técnico entre el populista Rodolfo Hernández y el izquierdista Gustavo Petro, quien estuvo al frente hasta la primera vuelta.

El último sondeo, de la firma Invamer, divulgado el pasado viernes, mostraba a Hernández con el 48,2 % de la intención de voto, contra el 47,2 % de Petro, dentro del margen de empate técnico.

Falta ver el impacto que tendrá el escándalo destapado el pasado jueves -cuando ya se había hecho la encuesta- por la divulgación de unos videos en los que la campaña de Petro discute cómo desprestigiar a sus rivales, entre otros asuntos espinosos.

«En este siglo es lo más apretado que han estado los candidatos en una segunda vuelta, lo cual abre un panorama de mucha tensión en el ambiente», explica a EFE el consultor en asuntos públicos, comunicación política y opinión pública Andrés Segura, socio de la firma Ennoia.

Con él coincide el exregistrador nacional Carlos Ariel Sánchez, quien señala a EFE que «la última disputa presidencial cerrada fue la de la Presidencia de 1998», cuando el liberal Horacio Serpa se impuso en primera vuelta por estrecho margen pero perdió en segunda con el conservador Andrés Pastrana, quien gobernó de 1998 a 2002.

«Esta sí está bien difícil, porque como los resultados de la primera vuelta fueron un poco imprevistos todo lo que es la opinión se descuadra. Antes se calculaban las alianzas y los que se pasaban de un lado para otro, pero ahora esas cuentas son muy difíciles de cuadrar», considera Sánchez, profesor de Derecho Electoral de la Universidad del Rosario.

RIVAL INESPERADO

Hernández fue la sorpresa al meterse en la segunda vuelta por delante del derechista Federico «Fico» Gutiérrez y con ese impulso se convirtió en el rival más difícil que podría encontrar Petro ya que, al igual que él, es un candidato crítico con el poder establecido que promete hacer el cambio que el país reclama.

Con un discurso centrado exclusivamente en la lucha contra la corrupción y los políticos ladrones, y sin una estructura de partido detrás, el ingeniero Hernández, de 77 años, logró en la primera vuelta 5,9 millones de votos (28,15 %), que lo certificaron para ir al balotaje con Petro, quien recibió 8,5 millones (40,32 %).

El efecto de esa sorpresiva votación lo puso en el primer lugar de la parrilla de salida para la segunda vuelta, posición en la que no ha podido consolidarse, por sus salidas en falso al hablar del papel de la mujer en la sociedad o de la función de la prensa, por ejemplo.

«Eso sucede con candidatos novedosos (…) y esas olas normalmente tienden a caer pronto. En política no solamente hay que generar esa pasión sino tener la capacidad de sostenerla, y para eso uno necesita cierto tipo de organización logística», recalca Segura.

Según este experto, pasado el impacto inicial del resultado de la primera vuelta, «Petro aprovechó las debilidades y el desconocimiento alrededor de Rodolfo» para mostrar quién es en realidad su rival, y así frenó su tendencia a crecer en las encuestas.

EL VOTO EN BLANCO

Los analistas señalan que esta vez, a diferencia de otras elecciones, los indecisos y el voto en blanco sí pueden ser determinantes por lo cerrada de la disputa y porque son básicamente apoyos que se le escaparán a Hernández ya que Petro cuenta con un voto fiel.

Con sus 8,5 millones de votos, resultado similar al que tuvo en la segunda vuelta hace cuatro años cuando perdió con el hoy presidente Iván Duque, Petro tiene poco espacio para crecer y por eso apostó todo a un triunfo definitivo en primera vuelta, mientras que Hernández seguramente atraerá al grueso de los más de cinco millones de papeletas que recibió «Fico» Gutiérrez y que se definen en su mayoría como «antipetristas».

«Estamos hablando de alrededor del 80 % (de los votos de la derecha) que se van para donde Rodolfo y los que no se van con él, se están volviendo indecisos o no votantes, es algo que la campaña de Petro subestimó», afirma Segura, y añade: «El destino natural, el destino espontáneo del votante de ‘Fico’ es Rodolfo».

También existe la posibilidad de que parte de quienes dicen que van a votar en blanco sean en realidad «votos vergonzantes» o «votos ocultos» que pueden preferir a Hernández, con todos sus defectos, antes que a Petro por sus polémicas propuestas económicas y por sus alianzas con políticos corruptos para sumar en estas elecciones.

«Puede haber mucho voto oculto, aunque en realidad en un país así, polarizado como éste, más que voto oculto, lo que hay es una serie de votos que no se han terminado de acomodar», afirma Sánchez.

El problema está en que si el resultado es muy apretado, probablemente será cuestionado por el perdedor, «especialmente si el ganador es Rodolfo», dice Segura, pues hay grupos que han amenazado con no aceptar una derrota de Petro que hace un mes parecía imposible.

Por eso es importante que el ganador consiga una ventaja cercana al millón de votos, que equivale al 5 % de los sufragios depositados en las urnas, para no dar lugar a dudas.

«Un millón de votos es una diferencia respetable y verificable, pero si es de medio millón, en la situación actual la cosa se pone más peluda», concluye Sánchez.

 

 

 

 

 

 

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