El pasado 8 de marzo de 2022 se celebró ‘El Día Internacional de la Mujer’ y la ocasión es propicia para publicar algunos datos interesantes sobre la capacidad de la mujer para la empatía. En efecto, la empatía es la capacidad de identificarse con la situación, sentimientos y motivos de otro, así como la capacidad de comprenderlos. Entre otras cosas, resulta muy obvio que esa empatía es la capacidad para ponerse en el lugar de otro que sufre
En tal sentido, se han realizado una serie de investigaciones que evidencian la mayor capacidad de las mujeres para la empatía en comparación con los hombres, lo cual podría tener muchas implicaciones sociales y políticas. Además esa mayor capacidad existe desde los primeros meses de vida del bebé.
Svetlana Lutchmaya, es una investigadora del equipo del prestigioso psicólogo británico Simon Baron-Cohen (nac. 1958) en la Universidad de Cambridge. En un estudio, filmó a 29 bebés hembritas y 41 bebés varoncitos, todos de 12 meses de edad, y analizó la frecuencia de miradas del bebé hacia la cara de la mamá. Las bebitas miraban con mucha más frecuencia que los bebitos. Entonces Lutchmaya midió los niveles de testosterona (hormona masculina) en el útero durante el primer trimestre de gestación del bebé. Este análisis se pudo hacer porque en todos los casos la madre fue sometida a amniocentesis y se había recolectado una muestra de líquido amniótico. La investigadora encontró que el nivel de testosterona fetal era por lo general mayor en el caso de varoncitos que en el caso de hembritas, y entre los varoncitos había una correlación significativa: Cuanto mayor era el nivel de testosterona, menor era la frecuencia de miradas a la madre (1). Estos resultados fueron interpretados en el sentido de que las hembritas ya tenían una mayor predisposición hacia las relaciones sociales.
Por otra parte, el psicólogo Simon Baron-Cohen ha estudiado mucho el autismo, que es una dificultad para desenvolverse en el mundo social y afecta principalmente a los varones. Simon Baron-Cohen y el psicólogo escocés Alan Leslie, han planteado la teoría según la cual los niños autistas tienen una incapacidad para concebir lo que piensan otras personas. Estos autores emplean el término ‘empatizar’ que no existe en castellano. Cuando el autismo es severo hay dificultades hasta para hablar, pero el autismo tiene una expresión menos severa conocida como el ‘Síndrome de Asperger’ que consiste en una dificultad para ‘empatizar’ con los pensamientos de otras personas. Simon Baron-Cohen ha planteado que la excesiva masculinización del cerebro con testosterona puede causar el autismo.
Los niños con Síndrome de Asperger manifiestan una capacidad por encima de lo normal para la física. También son muy precoces para las matemáticas y el conocimiento fáctico. Asimismo se ha descubierto que los niños con Síndrome de Asperger han tenido padres y abuelos que fueron ingenieros, con una frecuencia más de dos veces mayor que los niños normales. En general, las pruebas psicológicas sobre tendencias al autismo indican que los científicos tienen una mayor tendencia que los no-científicos y los ingenieros una mayor tendencia que los biólogos. Simon Baron-Cohen plantea que los hombres tienden a ser más ‘sistematizadores’, es decir, tienen más capacidad para detectar relaciones de causa-efecto, regularidades y leyes en el mundo natural o técnico o abstracto, mientras las mujeres tienden a ser más ‘empatizadoras’ (2). Por supuesto, es importante aclarar que estas tendencias sólo son de índole estadística probabilística y no implican un determinismo rígido. Dicho en otras palabras, un matemático o un científico no necesariamente manifiesta más tendencia al autismo que un no-matemático o un no-científico, y un hombre no necesariamente es más ‘sistematizador’ y menos ‘empatizador’ que una mujer.
Por otra parte, se ha determinado que desde las primeras horas de vida los bebés tienen la capacidad de responder llorando cuando escuchan a otro bebé llorando, y el notable biólogo evolucionista y neurocientífico estadounidense Marc Hauser (nac. 1959) en su obra: ‘Mentes Morales’ (2006), ha considerado que ya “manifiestan una forma incipiente de empatía” (3). Pero lo más interesante es que los bebés hembritas manifiestan esa capacidad en mayor grado que los bebés varoncitos. El conocido biólogo, etólogo y primatólogo holandés Frans de Waal (nac. 1948) lo expresa de la siguiente manera: “El primer signo de empatía – llorar cuando otro bebé llora – es más típico en los bebés hembras que en los bebés varones. Y posteriormente en la vida la empatía sigue siendo más desarrollada en las mujeres que en los hombres. Esto no significa que los hombres carezcan de empatía o no necesiten relacionarse con los demás (…) El lado opuesto de este cuadro es el autismo – un desorden de la empatía que impide relacionarse con los demás – el cual es cuatro veces más común en hombres que en mujeres” (4). Frans de Waal interpreta esta mayor capacidad de la hembra humana para la empatía desde un punto de vista biológico evolutivo y dice: “Durante los 180 millones de años de evolución de los mamíferos, las hembras que respondían a las necesidades de su progenie tenían más capacidad de reproducirse que las que eran frías y distantes” (5). Dicho en otras palabras, hubo una Selección Natural Darwiniana a favor de las hembras que eran más capaces de tener empatía con sus hijos. Eso es una verdad muy bien conocida: las mujeres por lo general tienen una impresionante capacidad de sacrificio y abnegación para satisfacer los requerimientos de sus hijos, una capacidad que en términos comparativos es más grande que la de los hombres. Por ejemplo, en nuestro país, el número de hombres que se desentienden de sus hijos es mucho mayor que el número de mujeres que abandonan a sus hijos.
Por otra parte, si consideramos la capacidad para la violencia los datos son muy elocuentes: En los Estados Unidos el 87 % de los asesinatos son cometidos por hombres (6), y en nuestro país no he conseguido la información pertinente, pero todos sabemos que la mayoría de los asesinatos son cometidos por hombres.
Entonces Simon Baron-Cohen publicó un interesante artículo titulado ‘Un Sistema Político Basado en la Empatía’ en el cual plantea que si los gobernantes se rigieran por la empatía todo funcionaría con más comprensión y tolerancia (7).
Después de ver todo esto podemos preguntarnos: ¿Sería preferible que las mujeres gobernaran en la mayoría de las instancias de la sociedad?….. Hasta ahora nunca ha habido la experiencia histórica de un mundo gobernado por mujeres, pero podemos pensar que quizás habría menos violencia, menos guerras, y más sensibilidad hacia el sufrimiento de los demás, al menos más sensibilidad respecto al sufrimiento de los niños…¡De todas formas, el asunto es muy polémico y habría que analizarlo con evidencias históricas y sociales que todavía no conocemos!!!.
NOTAS: (1) Pag. 59 en Matt Ridley (2003) ‘The Agile Gene’. HarperCollins Publishers. (2) Los estudios de Simon Baron-Cohen se pueden ver en pags. 60-61 en Matt Ridley, Op.Cit. (3) Pag. 193 en Marc Hauser (2006) ‘Moral Minds’. HarperCollins Pub. (4) Pag. 6 en Frans de Waal (2005) ‘Our Inner Ape’. Penguin Group. (5) Pag. 6 en Frans de Waal, Op.Cit. (6) Pag. 22 en David Buss (2005) ‘The Murderer Next Door’. Penguin Books. (7) Pags. 204-206 en John Brockman (2007) ‘What is your dangerous idea?’. HarperPerennial.
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