Un millón de bolívares solo alcanza para un pan campesino

Caracas, 19 mar (EFE).- Venezuela estrena un flamante billete. Marca un millón de bolívares en su anverso pero, en el reverso, los venezolanos se preguntan qué se compra con él y se responden con contundencia: apenas nada. Parece abocado a pagar el pan o los billetes de autobús antes de caer en los cuadernos de coleccionistas.

«Con un millón, aquí, en Venezuela, no se compra nada, ni un caramelo», explica, no sin cierta frustración, Francelys Orellana, una ama de casa caraqueña que ni se molesta en calcular que ese billete se puede cambiar por unos 50 centavos de dólar.

La harina de maíz, básica en la dieta venezolana, pues con ella se hacen las arepas, «está casi en dos millones», así que Orellana se pregunta en tono de molestia «¿qué va a hacer un billete de un millón?»

 

OCHO CEROS AMPUTADOS

Solo habían pasado unos minutos desde que el Banco Central de Venezuela (BCV) anunció la nueva emisión, cuando los usuarios de las redes sociales estallaron en ironía al recordar que al bolívar ya la han borrado ocho ceros en dos reconversiones monetarias.

En realidad, el bolívar lo enterró la inflación en 2008, cuando todavía no estaba del todo desbocada, con una reconversión que eliminó tres ceros a la moneda y alumbró el bolívar fuerte. Este fue poco más que una ilusión, pues la hiperinflación terminó con él una década después.

En 2018, y ya con Nicolás Maduro como presidente, una nueva reconversión alumbró al actual bolívar soberano tras eliminarle otros cinco ceros.

Por eso, el nuevo billete fue recibido con comentarios mordaces en las redes. Oficialmente es de un millón, pero para los venezolanos que, escépticos, no olvidan los otros ocho ceros, es en realidad un billete de cien billones de los bolívares sin apellidos.

«Con la nueva emisión se debe disparar la inflación y el costo de la vida», explica a Efe Julio Rivas, un mecánico que tiene fresco en la memoria la emisión de otros conos monetarios.

Le cuesta más encontrar en su memoria qué comprar con el nuevo billete. Ha de pararse y reflexionar antes de decir que «serían dos campesinos»  lo que podría comprar pero no duda en afirmar que no cree que «esa nueva emisión de billete traiga buenos resultados porque si te pones a ver, el valor del dólar actual, está en casi dos millones».

 

UNA VIDA ESTIMADA DE SEIS MESES

El economista Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, comenta que la vida útil del billete dependerá «de los números de la inflación», que se estima cierre 2021 con «una tasa anual que puede estar en el orden de 1.200 y 1.500 %».

«(El billete) puede durar, máximo, 6 meses e incluso implicaría tener que usar una cantidad importante de billetes para pagar simplemente el pasaje (del autobús)», calcula.

Son por tanto unos 180 días antes de que la inflación y la devaluación hagan de nuevo inservible el flamante billete y quede, de nuevo, postergado su uso en favor del dólar, la moneda en la que hoy se hacen la mayoría de las transacciones en Venezuela.

«Sin embargo, creo que (esta nueva emisión) es un paso intermedio que el Gobierno de Maduro está haciendo antes de ir hacia un proceso de reconversión monetaria, esto es, eliminarle nuevamente ceros a nuestra moneda para que pueda facilitarse las transacciones», destaca Oliveros, quien cree que pueden quitar cinco o seis ceros más en ese proceso.

Eso sí, en su opinión, el nuevo plan puede llevar a crear una economía «enteramente digital», en la que «el Gobierno cada vez va a emitir menos cantidad de billetes».

Es decir, que este billete de un millón, que llega acompañado de dos hermanos menores y olvidados antes de nacer, los de 200.000 y 500.000, «le dan una prórroga corta al bolívar soberano» antes de que sea también enterrado.

«ESO NO VA A ALCANZAR PARA NADA»

Mientras Oliveros calcula la fecha para el siguiente funeral de la moneda venezolana, en la calle son todavía más escépticos, ni en las zonas populares ni en las más acomodadas creen que vaya a tener una vida larga el rimbombante billete.

«No, eso no sirve ni para comprar un kilo de mandarinas, eso no va a alcanzar para nada», explica a Efe Zenaida Ramírez, una comerciante que atiende su negocio en la calle.

En principio, pudiera parecer que un millón serviría a una vendedora como ella para atajar uno de los grandes problemas de la dolarización transaccional, la circulación de billetes pequeños para dar el cambio cuando se paga con la moneda estadounidense.

Sin embargo, Ramírez no deja ocasión siquiera a preguntar: «Solo sirve para traernos problemas, porque cuando venga un cliente a que le cambiemos el billete, no tenemos para darle cambio. Va a traernos problemas a todos».

Un millón, o cien billones en la mente de casi todos los venezolanos, que solo compra muchos problemas y un espacio de privilegio en la historia de los coleccionistas.

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