Eduardo Viloria
DLA.-Este jueves 30 de enero se están cumpliendo 160 años del Bautizo del niño José Gregorio Hernández, Bautizo que se cumplió a los tres meses de haber nacido el niño, recibiendo las aguas del bautizo en el antiguo templo colonial de Escuque, correspondiéndole al niño recibir el sagrado bautizo como primogénito del hogar en vista de que su hermanita María Isolina, nacida prematura había fallecido a los 7 meses.
En relación a este hecho; recibir José Gregorio Hernández el primer Sacramento de los cristianos, como es el Bautismo el presbítero José Magdaleno Álvarez, rector del Santuario Niño Jesús de Isnotú, no suministró una declaración en relación al bautizo que recibió al actual Beato..
Comenzó por señalar el padre Magdaleno Álvarez que para los creyentes católicos el Sacramento del Bautismo es fundamental, por lo cual se permite que uno de sus biógrafos describa tan memorable jornada.
“Los esposos Hernández Cisneros, transcurridos los 40 días que en un cuarto oscuro pasaba la madre después del parto, hicieron los preparativos para bautizar el niño lo más pronto posible.
¿Es que se marchan de Isnotú los Hernández Cisneros? -preguntaban muchos.
-No. Sino que preparan viaje a Escuque, con el propósito de cristianar el recién nacido.
Con este en los brazos de su madre, quien iba acompañada de Benigno, de María Luisa, su cuñada, de Don Tobías Lobo, elegido padrino, de otras personas amigas y del servicio necesario, después de atravesar la montaña a lomo de mula, la simpática caravana llego felizmente a la población de Escuque, distante a unas seis leguas, o sea 3 horas largas de camino sin contar las paradas.
“En la Iglesia Parroquial del santísimo nombre de Jesús de Escuque, a treinta de enero de mil ochocientos sesenticinco, el presbítero Victoriano Briceño, con licencia que le conferí hoy, el infrascrito, cura rector de ella, autorizado por el honorable cura de la Villa de Betijoque, bautizó solemnemente, según el Ritual Romano a un niño que nació el día veintiséis de octubre último, y le puso por nombre José Gregorio, hijo legítimo de Benigno Hernández y de Josefa Antonia Cisneros, vecinos de Libertad, jurisdicción de aquella villa. Fueron padrinos Tomas Lobo y Perpetua Enríquez, a quienes advirtió el parentesco espiritual y obligaciones de que certifico. -Zoilo Troconis- Parroquia de Santísimo nombre de Jesús Escuque. Libro de Bautismo, año 1865”.
Añade más adelante el Padre José Magdaleno en relación a la publicación.
Ernesto Hernández, familiar directo del Beato y responsable de la publicación citada para esta ocasión –Nuestro tío José Gregorio, Tomo I, páginas 21 y 22, agrega un sugerente comentario respecto al bautismo. Nuestro padre Cesar Hernández Cisneros, hermano germano de José Gregorio, que conoció y trato a José Gregorio íntimamente, decía que podía asegurarse que José Gregorio Hernández no perdió la gracia Bautismal-E.H.B.
El templo de Escuque
En el bellísimo templo de Escuque se resguarda aquella dichosa pila bautismal, ubicada en el lugar exacto donde existía el viejo bautisterio del templo escuqueño.
De esta jornada queda también la nota escrita por Benigno Hernández en un cuadernillo que llevaba para registrar las fechas de nacimiento, bautismo y confirmación de sus hijos. “enero 30 de 1865. Hoy fue bautizado en Escuque por el Pbro. V. Briceño autorizado por el Ve. Cura Zoilo Troconis…”Notemos como el papá registro el bautizo de José Gregorio el mismo día que ocurrió. ¿Cuál especial palpito le movería a precisar tan pronto tan importante ocasión?
Añade más adelante el padre Magdaleno Álvarez: Este interesantísimo folletico elaborado por el disciplinado precavido padre, cuyas medidas son catorce centímetros de alto por ocho de ancho, y que contiene 22 hojitas de color azul claro, se resguarda en el Museo del Santuario de Isnotú. La pequeña y encantadora fuente para la historia familiar contiene datos sobre los trece hijos de Benigno Hernández y sus dos matrimonios.
Aunque la biografía transcrita por Ernesto Hernández en Nuestro Tío José Gregorio, y citada en este trabajo, refiere que don Tomás Lobo viajó con la familia del beato desde Isnotú, datos investigados y recopilados por el escuqueño John Valero indican que Tomás Lobo y Perpetua Enríquez eran esposos, residentes en Escuque y amigos de la familia.