Un fuerte terremoto de magnitud 7,3 sacude Fukushima y revive los temores de 2011

Tokio, 17 mar (EFE).- Un fuerte terremoto de magnitud 7,3 sacudió este miércoles la región de Fukushima y fue seguido de una alerta de tsunami, un seísmo cuyos daños están siendo evaluados por las autoridades niponas y que revivió los temores del desastre de 2011.

El terremoto se produjo a las 23.36 hora local (14.36 GMT) del miércoles, frente a las costas de Fukushima y Miyagi (noreste) y a una profundidad de 60 kilómetros, según informó la Agencia Meteorológica de Japón (JMA), que advirtió sobre un posible tsunami en ese litoral de hasta un metro de altura.

El seísmo, que se produjo seis días después del 11 aniversario del devastador terremoto y tsunami en esta misma zona, llegó a alcanzar el nivel seis alto en la escala nipona, de un máximo de siete y centrada en medir la agitación en la superficie y las zonas afectadas más que en la intensidad del temblor.

El temblor se dejó notar con fuerza en otras zonas del este y del centro de Japón, entre ellas Tokio, donde alcanzó el nivel cuatro de la escala japonesa.

CORTES DE LUZ Y ANOMALÍAS EN CENTRALES ATÓMICAS

El terremoto causó amplias interrupciones en el suministro energético en todo el país, además de afectar a los sistemas de refrigeración de combustible nuclear usado y almacenado en la central atómica de Fukushima Daini.

La operadora de la planta, TEPCO, detectó este problema ocasionado por el terremoto aunque logró resolverlo tras recuperar la alimentación eléctrica, y también informó de una falsa alarma anti incendios en Fukushima Daiichi, la central en proceso de desmantelamiento desde la crisis nuclear causada por el desastre de 2011.

El regulador nuclear nipón informó de que no se han registrado por el momento aumentos de la radiactividad en las centrales o en sus proximidades.

El primer ministro nipón, Fumio Kishida, afirmó por su parte que «no se han detectado irregularidades» significativas en las centrales, en declaraciones a los medios, después de que TEPCO informara sobre los incidentes.

Más de 2 millones de viviendas se quedaron sin luz tras el seísmo en Tokio y alrededores, donde también quedaron interrumpidos los servicios de trenes locales y regionales, mientras que en la región de Tohoku (norte) más de 156.000 perdieron también el suministro eléctrico, según las compañías operadoras.

PRIMERAS EVALUACIONES DE DAÑOS

El terremoto también provocó graves alteraciones del transporte ferroviario en el todo el país, entre ellas el descarrilamiento de un tren bala (Shinkansen) que operaba con destino a Tokio con un centenar de pasajeros a bordo y sin que se produjeran heridos graves, según informó la compañía operadora JR East.

Asimismo las autoridades niponas decidieron cerrar por precaución diversos tramos de autopistas, así como el aeropuerto tokiota de Haneda.

Las primeras evaluaciones de víctimas de los gobiernos locales apuntan a 13 heridos en diversos accidentes relacionados con el terremoto, y a un fallecido en la localidad de Soma, en Fukushima.

Los medios locales recogieron imágenes de numerosos comercios con los cristales dañados y otros desperfectos causados por el temblor en las regiones más afectadas, e informaron también de seis incendios que quedaron ya bajo control.

El Gobierno nipón ha enviado a estas zonas a efectivos de la policía, la guardia costera y las Fuerzas de Autodefensa (Ejército) para las tareas de evaluación de la situación y posible rescate y asistencia a víctimas.

En Ishinomaki, una de las localidades que quedaron más devastadas por el desastre natural de 2011 originado por un terremoto de magnitud 9,1, se detectó pasada la medianoche de este jueves un tsunami de 20 centímetros, al igual que en otras zonas del litoral noreste del país.

Esta parte del archipiélago japonés acumuló la mayor parte de las más de 18.000 víctimas mortales del terremoto y el tsunami de 2011, y más de una década después aún sufre las consecuencias del desastre nuclear, entre ellas amplias áreas de acceso prohibido por la contaminación radiactiva.

Japón se asienta sobre el llamado Anillo de fuego, una de las zonas sísmicas más activas del mundo, y sufre terremotos con relativa frecuencia, por lo que sus infraestructuras están especialmente diseñadas para aguantar los temblores.

 

 

 

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