Trujillo tenía tiempo sin vivir un evento diferente, que reuniera a todas las personas sin importar su edad, la pandemia ha sacado a relucir su poco movimiento económico y su cara más letárgica. Sin embargo el auge de emprendedores se ha disparado, el evento de Trujifanía llenó de vida a la ciudad nuevamente, como un oasis en medio del desierto.
El show debe continuar
A pesar de los problemas con la plataforma del banco Venezuela, el evento de emprendedores Trujifanía fue un rotundo éxito, «tuvimos casa llena» declaró Doménico D’orazio, «de verdad que estamos muy felices, sobrepasó nuestras expectativas» dijo Paola Vallera, ambos organizadores se sintieron más que satisfechos.
“A muchos emprendimiento les dio miedo por lo del banco Venezuela que estaba caído, no podíamos desanimarnos, teníamos que encontrar diferentes modalidades de pago”, decía Paola. Su persistencia surtió efecto puesto que ni un alma cabía en el country club, el show debía continuar.
Ya sea para darle de comer a los ojos, muchas personas vinieron de todos lados de Trujillo capital. Como si se tratase de niños en navidad la alegría y la felicidad se palpaban en el ambiente.
Un éxito
Desde tempranas horas de la mañana más de 50 emprendedores desplegaron sus productos y se embarcaron en la aventura de vender cara a cara. La ventaja de todo esto era establecer contactos, «es una oportunidad para darse a conocer, más que todo es publicidad”, comentaba Laura Villegas vendedora de Bodega Mirabel.
Si bien las ventas no fueron estrepitosas para todas las personas, hubo muchos que vendieron todo, en especial los que vendían repostería, «Vendí todo, logré mi objetivo, estoy orgullosa» decía Valery Montilla que empezó su emprendimiento de trufas hace menos de un mes.
«Con puro ver el estacionamiento, nos dábamos cuenta de que estaba full» explicaba anonadado un señor que tenía tiempo sin ver algo así. Trujifanía recibió un montón de halagos de parte de todos, se trataba de un rayo de luz en medio de la obscuridad.
Más completo imposible
Con la mejor música, las mejores rifas para que nadie se fuera con las manos vacías y el mejor saxofonista Alejandro Matos de todo Trujillo, el evento estuvo movido todo el tiempo.
Trujifanía aglomeró emprendimientos de todo tipo, convirtiéndolo en un bazar súper completo. Lo que sea que buscáramos lo podíamos encontrar; artículos de repostería, maquillaje, ropa, bisutería, de cocina o para el hogar, juguetes, chucherías importadas, hasta muebles, solo faltaba que vendieran pelos de unicornio o una uña de Michael Jackson.
También Trujifanía contó con actividades recreativas para los niños. Los más pequeños de la casa podían entretenerse en un castillo inflable, un trampolín o en el parque del Country Club.
El Country club beneficiado
Uno de los mayores beneficiados del Trujifanía fue sin duda alguna el Country club, que volvió a vivir sus mejores tiempos. Vendiendo a diestra y siniestra a todos los visitantes que podían entrar totalmente gratis.
“Las colas y la cantidad de gente que compraba cerveza eran increíbles, pagaban con dólares como si fuese nada” decía John Restrepo. También la venta de pizzas y otras comidas tuvo buena demanda, un día que recordó a los viejos tiempos.
Trujifanía para rato
Pese al desgaste que ha generado organizar este evento de gran magnitud, los organizadores Doménico y Paola tienen planes de repetir la misma dinámica para las fechas de noviembre o diciembre, puesto que el éxito está garantizado.
«Mucha gente salió y compró, porque Trujillo tenías más de dos años sin ver un movimiento así» comentaba una señora. Dando muestra de que Trujillo necesita más eventos de este tipo, con Trujifanía la gente sale de la rutina.
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Por: Hugo Delfín. ECS
Hugodelfinlegend23@gmail.com