Barcelona (España), 5 jun (EFE).- Un estudio en el que ha participado el Instituto de Investigación del Hospital del Mar de Barcelona (España) ha descubierto, mediante la manipulación de una proteína, una posible vía para generar células madre de la sangre desde el laboratorio para combatir la leucemia.
En el estudio, publicado en Nature Communications, un grupo de investigadores ha descrito el papel de la proteína IkBa en el proceso de diferenciación de las células madre hematopoyéticas, claves en la producción de sangre.
La diferenciación celular es un proceso por el cual las células madre son capaces de cambiar y transformarse en otros tipos de células, habitualmente más especializadas, que se encuentran en el cuerpo.
Según ha informado este miércoles el Hospital del Mar, la nueva investigación ha determinado que, al faltar IkBa, estas células madre entran en un estado de quiescencia, es decir, se duermen y mantienen su potencialidad para producir otras células con características distintas a las de la original.
El estado de quiescencia puede permitir el trasplante de estas células madre para usos terapéuticos o en enfermedades de la sangre de origen genético.
Así, la investigación abre la puerta a poder generar este tipo de células en el laboratorio, por la vía de inducirles a que no se diferencien ni que se conviertan en otras células antes de tiempo.
El estudio, en el que también ha colaborado el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer (Ciberonc), todos ellos en España, se ha llevado a cabo a partir de embriones de ratón que se habían modificado para eliminar esta proteína.
Esto permitió a los investigadores demostrar que el número de células madre hematopoyéticas que se generan en los embriones carentes de IkBa es escaso, aunque mantienen su potencial de célula madre y de convertirse en cualquier célula sanguínea.
Los resultados también han revelado que IkBa reduce los niveles de ácido retinoico, básico a la hora de inducir a las células un estado de quiescencia, es decir, que se mantengan inactivas, sin alterar sus características y sin diferenciarse.
«Al eliminar esta proteína, los niveles de ácido retinoico aumentan y esto permite que las células se duerman. Esto enriquece una población de células que hace la función de célula madre más primitiva, la más conservada, y perdura durante toda su vida», ha explicado la doctora Anna Bigas, de Instituto de Investigación del Hospital del Mar y del Instituto Josep Carreras.
Pese a presentar un número reducido, las células madre hematopoyéticas de los embriones modificados no dejaban de tener su potencial de convertirse en otras células.
Según Bigas, en un futuro se podría evitar que se diferencien las células madre hematopoyéticas «y disponer de ellas para trasplantarlas a un paciente».
En estos momentos, la única fuente viable de este tipo de tratamiento es una donación de células madre de una persona sana y que sea compatible con el enfermo.
En este sentido, este proyecto abre la puerta a avanzar hacia el objetivo de generar células madre hematopoyéticas en el laboratorio, teniendo en cuenta los beneficios de una mayor presencia de ácido retinoico, para que se puedan utilizar en múltiples aplicaciones.
«Estas irían desde trasplante directo de células madre a pacientes de leucemia, hasta al tratamiento con terapia génica de otros trastornos», ha detallado la doctora Bigas, quien ha concluido que el siguiente paso debe ser «que los resultados sean trasladables también a células humanas».
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