Un escrito puede tener varias interpretaciones | Por: Ernesto Rodríguez

 

Comienzo advirtiendo al público lector que yo sé muy poco o nada sobre teoría literaria. Pero la literatura es apasionante y vamos a ver las apreciaciones de un reconocido autor sobre un aspecto que es fascinante: Una obra de literatura puede tener varias interpretaciones porque puede significar cosas diferentes de manera simultánea. John A. Sutherland (nac. 1938, Londres) es Profesor Emérito de Literatura Inglesa en la Universidad de Londres, y en su obra: ‘Cómo Funciona la Literatura. 50 Conceptos Clave’ publicada en 2011 (1) analiza de manera muy didáctica diversos aspectos de las obras de literatura.

El Capítulo 2 se titula: ‘Ambigüedad’ y Sutherland comienza haciendo referencia a la famosa obra del escritor inglés Lewis Carroll (1832-1898) titulada: ‘A Través del Espejo’ (1871) en la cual el personaje Humpty Dumpty le dice a la niña Alicia: “Cuando yo empleo una palabra (…) esa palabra significa exactamente lo que yo quiero que signifique, ni más ni menos”. Entonces Alicia le responde: “La cuestión es saber si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas distintas” (Cap. 6). Sutherland dice: “Alicia por supuesto tiene razón. Porque nada expresa más cosas con las palabras que la literatura (…) La meta de la literatura en su sentido más noble, no es confundir sino captar la complejidad irreductible de las cosas” (2).

A todos nos ha ocurrido que en la juventud hemos leído una obra y la hemos interpretado de una cierta manera, y nos llamaron la atención unos aspectos y no otros. Pero unas décadas después, sobre todo cuando ya tenemos edad avanzada, hemos leído de nuevo esa obra, y para nuestra sorpresa la hemos interpretado de una manera muy distinta y nos han llamado la atención otros aspectos que no detectamos la primera vez que leímos la obra.

Desde un punto de vista histórico, una obra puede tener significados muy diferentes en distintas épocas. Sutherland refiere el ejemplo de la obra: ‘La Cabaña del Tío Tom’ (1852) de la novelista norteamericana Harriet Beecher Stowe (1811-1896) que relata los sufrimientos del Tío Tom, un anciano negro esclavo en Estados Unidos que es tratado cruelmente por Simon Legree, dueño de la plantación en la que trabajaba el Tío Tom. En la novela el Tío Tom fallece azotado a latigazos. En su época la obra contribuyó al movimiento abolicionista de la esclavitud, pero en los años 1960 cuando los negros lucharon enérgicamente por sus derechos civiles, el término ‘Tío Tom’ tenía una connotación despectiva en el sentido de ‘negro sumiso’.

De igual manera, muchos autores insisten en que una misma obra puede ser interpretada de novedosas maneras en el transcurso del tiempo. Por ejemplo, las obras del gran dramaturgo William Shakespeare (1564-1616) cada día son interpretadas de nuevas maneras y por eso nunca pasan de moda. En general, se dice que las obras geniales de la literatura universal son imperecederas porque siempre dicen algo nuevo a cada nueva generación.

Por otra parte, aunque todo escrito pueda tener varias interpretaciones, creo que cuando escribimos un artículo de opinión debemos esforzarnos por lograr la mayor precisión y tratar de expresar un planteamiento de la manera más clara e inequívoca posible, es decir, de la manera menos dudosa y ambigua. Creo que debemos esforzarnos por facilitar al público lector que entienda bien lo que queremos expresar. Sin embargo, una de las cosas más sorprendentes que me han sucedido en la vida es que personas conocidas, inclusive con un apreciable nivel intelectual y con buena intención, han interpretado de una manera muy distinta lo que he querido expresar. En efecto, en fecha 30 de abril de 2021 publiqué en este diario un artículo titulado: ‘¿Una actitud positiva hacia la muerte hace la vida más feliz?’…y luego un conocido me dijo: “Profe…¿Entonces usted dice que la vida y la muerte son lo mismo?”….Y yo le respondí que de ninguna manera yo quise plantear eso en dicho artículo. Le dije que quizá no supe explicar bien la idea. Lo que quise expresar es que cuando aprendemos a ser realistas y aceptamos la muerte como algo natural e ineludible, cuando adquirimos conciencia de que todas las cosas son finitas y perecederas, inclusive nuestras propias vidas y las de nuestros familiares y conocidos, y en general las vidas de todas las personas, entonces podemos aprender a vivir con más plenitud y disfrutar más de lo que tenemos, precisamente porque estamos conscientes de que todo es perecedero. Por ejemplo, cuando nuestros familiares queridos estaban vivos, frecuentemente nos comportábamos como si ellos fueran a ser eternos y desperdiciamos muchas oportunidades de expresarles amor y cariño mientras estaban vivos. Lo mismo en nuestras propias vidas. Vivir con la permanente conciencia de que en todo momento somos  vulnerables y tarde o temprano moriremos, vivir con la conciencia de que todos somos ‘aves pasajeras’, nos puede ayudar a no sufrir porque los demás no nos reconozcan nuestros méritos. También nos permite desechar sentimientos bajos y mezquinos hacia los demás….¿Cuántas veces hemos conocido personas prepotentes, soberbias, engreídas, malévolas, maledicentes y déspotas, que se comportan como si fueran a ser eternas?….Asimismo, esa conciencia de la finitud de todas las personas nos puede ayudar a desarrollar un sentimiento de compasión y fraternidad hacia las que sufren.  NOTAS: (1) John Sutherland (2011) ‘How Literature Works. 50 Key Concepts’. Oxford Univ. Press. (2) Pag. 8 en Op. Cit.

ernestorodri49@gmail.com

 

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