Un CNE autoritario: en esta Venezuela no podría ser de otro modo, o ¿si? | Por: Luis A. Villarreal P.

 

En medio de la algarabía y el tumulto porque proliferan las voces en el sentido de que las próximas elecciones presidenciales podrían ser adelantadas —aun para mayo del próximo año 2023—, se ha producido un contrapunteo entre rectores del CNE.

Quienes son vistos como rectores de ‘oposición’, lógicamente deben mitigar la incertidumbre que crece en los partidos y el electorado —pensando en las Primarias— sobre la fecha de los comicios para elegir el próximo presidente de Venezuela; tratando de aclarar y advertir —como lo ha hecho Enrique Márquez Vicepresidente del CNE— que según las normas las ansiadas elecciones han de realizarse en el último trimestre del 2024.

Esta aclaratoria —a cargo de Márquez— sacó de las casillas al rector oficialista que preside el ‘órgano colegiado electoral’, Pedro Calzadilla, quien —tajantemente y con reproche— mas que hablar claro sobre el lapso o fecha, legales y posibles del evento, lo hizo para ‘reprender o disuadir’ a sus colegas de la bancada opuesta, enfatizando que es ‘la mayoría’ del ente la que determina.

O sea, en abierto desdén por la pauta normativa legal —puesta en dudas por el representante de Miraflores  y el Primer Vicepresidente del PSUV—, y favoreciendo la ‘discrecionalidad’ de la que goza la ‘mayoría colegiada’ del CNE.

Así se expresó el presidente del Órgano electoral:

«El CNE es el árbitro electoral del país y no participa en el debate de los actores políticos por lo que sus autoridades tienen la responsabilidad de mantenerse al margen».

Más adelante, tratando de exaltar al organismo cuestionado que preside, precisó:  «Las opiniones públicas constantemente emitidas por el rector Márquez no solo son contrarias al compromiso que adquirimos con los principios [¿?] de esta institución, sino que también ponen en riesgo la paz y el equilibrio alcanzados este año [¿?]».

Quienes hacen la Ley hacen la trampa

Con las reformas realizadas han pretendido regularizar una peculiar ‘jurisprudencia’ electoral, de adelantar o posponer elecciones. Así se ha procedido, en sujeción a conveniencias pragmáticas e interesadas y no a lapsos y fechas pautados que configuran el período o ejercicio del mandato, a tenor y según el espíritu de los genuinos textos: la Constitución y la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política.

Lo ideal es conservar la tradición de las elecciones, en sus respectivas fechas y  periodos de ejercicio, cualesquiera que estas sean

Fijar los precedentes de respeto y afianzamiento del Estado de derecho electoral, sería una forma de enderezar y reivindicar el sistema democrático, limitando eso sí la inconveniente discrecionalidad del cuerpo colegiado del CNE.

A pesar de los nubarrones, seguimos a la expectativa de todo este proceso que contiene retos y reclama mejoramiento de los niveles de sinceración y credibilidad en todo el espectro electoral, para Primarias y Presidenciales:

Retos, porque está por verse el resultado del esfuerzo unitario; la independencia del CNE para las Primarias; las condiciones de habilitación y libertades políticas; y la autonomía e imparcialidad del ente rector para las Presidenciales, si es que de verdad se quieren realizar Elecciones Libres.

Sinceración y credibilidad, porque de estar bien conformada la Comisión Nacional de Primarias, los partidos signatarios, en acato del Reglamento, deben quedarse y competir democráticamente, o abandonar porque en realidad no desean un cambio para Venezuela.

Las Primarias le darán un mejor perfil —mucho más definido— al movimiento opositor, para que tome las riendas de la representación política; más allá de la partidocracia, de la Plataforma Unitaria Democrática, y del Gobierno Interino.

Entendemos, que lo más difícil de lograr es la adecuación del CNE para proceder a las Elecciones Libres, lo que se debe dilucidar y aprobar en México, en ese Diálogo que el gobierno cuestionado no ha querido proseguir.

Lo ocurrido en Brasil con Luiz Inácio Lula da Silva, realmente nos deja un desconcierto difícil de callar, porque se trata también de Venezuela que va quedando sola en la región con su lucha por el rescate de la democracia. Pero aparte de eso, deprime que los pueblos que apoyan a los abanderados de la corrupción y el populismo, no quieran asumir los valores democráticos trascendentes, sino todo lo contrario.

Se repite el historial de Argentina con Cristina Fernández, y seguirá produciéndose el efecto dominó en otros países, lamentablemente. Hoy el collar de América del Sur es de espinas y preocupaciones, con esas experiencias que persisten en un pseudo socialismo, abstracto, ‘solidario y caritativo’.

Alejándonos estamos de la posibilidad de concientización política que tanto requieren todos los países atrapados en el tercermundismo, donde se aprovecha la pobreza y la ignorancia, la buena fe de las personas, como materia prima de la actividad proselitista, pseudo política y clientelar, entre afiliados prebendarios y los gobiernos dadivosos que buscan atornillarse en el poder. Países hoy caracterizados por la emigración lamentable de sus habitantes.

 

 

 

 

 

 

 

 

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