Jersualén, 21 ago (EFE).- Cerca de un centenar de haredis (los ‘temerosos de Dios’) se manifestaron este miércoles frente a la oficina de reclutamiento militar en Jerusalén en protesta contra la llamada a filas de los judíos ultraortodoxos dictada por el Supremo.
Los religiosos corearon las consignas repetidas en este tipo de protestas, como «a la cárcel y al Ejército» o «moriremos y no alistaremos». La Policía bloqueó avenidas, hizo despliegue de un cañón de agua y algunos agentes aparecieron montados a caballo.
Según un comunicado policial, los agentes anunciaron a los participantes que se trataba de una protesta ilegal y los empujaron hacia un lado, después de que decenas intentasen bloquear la calle de Jaffa usando, entre otras cosas, vallas de malla de hierro que también emplearon como objeto arrojadizo.
«La Policía de Israel no permitirá la existencia de disturbios que perjudiquen a la población y su rutina diaria, y actuará con determinación para garantizar la seguridad y el bienestar de quienes acuden a la oficina de reclutamiento de las Fuerzas Armadas para alistarse», detalla el texto.
El pasado 25 de junio, la Corte Suprema de Israel dictaminó por unanimidad que el Estado debía también llamar a filas a los miembros de este grupo religioso y, desde entonces, solo una insignificante minoría de los miles que han recibido la citación se ha presentado en las oficinas.
Los propios líderes espirituales ultraortodoxos han llamado a ignorar las órdenes de reclutamiento del Ejército. El pasado 11 de julio, el rabino Dov Lando cargó contra el sistema judicial israelí después de que eliminara la exención militar de los ultraortodoxos, asegurando que la Justicia había “declarado la guerra al mundo de la Torá”.
A comienzos del pasado abril, expiró una norma temporal que permitía mantener la exención para los haredim y sectores de la sociedad civil, así como del Ejército, han reclamado con insistencia acabar con los privilegios de este grupo, que representa ya alrededor del 13% de la población israelí.
Tras meses de polémica sobre si la medida continuaría en vigor, el Supremo israelí decidió que “no existe base legal para excluir a los hombres ultraortodoxos del reclutamiento” y que si estos no sirven en el Ejército tampoco deben recibir subvenciones educativas y de asistencia social financiadas con fondos públicos.
Ahora, los 67.000 hombres haredim elegibles (el equivalente a cinco divisiones militares) se enfrentan a su entrada gradual en las Fuerzas Armadas.