A un costo de 30 millones de bolívares y con una capacidad para almacenar 7.600 toneladas de cemento y distribuir otras 250.000 anuales a granel o en sacos, se inició un día como hoy, 3 de Diciembre de 1978, hace 40 años, la construcción del Terminal correspondiente al Puerto de La Ceiba, del entonces Distrito Rafael Rangel del estado Trujillo.
En nuestro recorrido por los grandes proyectos en pro del desarrollo regional, recordamos, el momento histórico, cuando se oficializaba tan importante obra por parte de, José Jesús Muchacho Bertoni, Comisionado General de la Presidencia de la República quien fue el encargado en ese momento, de proporcionar los detalles más sobresalientes de dicha realización socio-económica que comenzaba a edificarse.
Haciendo un poco de historia, en ese instante el expositor resaltaba, «la rehabilitación del Puerto de la Ceiba se ha venido planteando desde el gobierno de Marcos Pérez Jiménez cuando se pedía la ubicación allí del programado Puerto del Sur del Lago”.
Seguidamente apuntaba que «por factores de competencia regional este proyecto fue engavetado y durmió en largo sueño».
Pero a raíz de asumir el poder Rafael Caldera y por iniciativa de ACOINVA se desempolvó el documento y los gobernantes de turno recomendaron con entusiasmo la idea pero nuevamente de la noche a la mañana silenciaron su acción para quedar estancado otra vez el programa.
El arranque definitivo se da bajo el gobierno de Carlos Andrés Pérez, cuando el Ejecutivo del Estado Trujillo en el año 1976, hizo entrega al Ministerio de Comunicaciones e Instituto Nacional de Puertos de un estudio del anteproyecto del Puerto del Sur del Lago en La Ceiba.
Ahondando más sobre el asunto, el Gobierno Nacional designó entonces una Comisión para que estudiará la mejor localización -de dicho Puerto y ésta concluye proponiendo a La Ceiba como el lugar más adecuado.
Pero en el ínterin de esa situación, surge el propósito de construir en la Ceiba un Terminal Cementero con el objeto de importar este insumo para distribuirlo en la región y de ésta manera contribuir a aliviar el déficit existente. Por esta razón, la empresa «Cemento Andino», la cual con financiamiento de la Corporación Venezolana de Fomento y dado que el mencionado lugar había sido escogido como Puerto del Sur del Lago, decide instalar allí el Terminal como una primera etapa de lo que sería más adelante, el gran Puerto de esa Zona.
Barcos de 4.500 toneladas
Conforme a lo previsto, el cemento importado se transportaba en barcos de 4.500 toneladas y para facilitar el arribo y atraque de los mismos, se construye un canal de 1.500 metros de largo por 60 de ancho y 9 metros de profundidad. Lo que originó, una gran actividad laboral gracias a la construcción de un malecón de 450 metros de largo sobre el cual se situará la tubería para conducir el cemento del barco a los dos silos gigantes que allí fueron colocados. Todo eso con la finalidad que, la fábrica Cemento Andino de Monay podría exportar el producto utilizando estas mismas instalaciones.
La empresa y el Instituto Nacional de Puertos, adelantaron estudios que permitan descargar en el terminal cementero de la Ceiba utilizando gabarras, grúas y monta-cargas para recibir los equipos componentes de la Planta a crearse en Monay un año más tarde.
La inmensa construcción y mar afuera una draga se encargó de lograr la profundidad conveniente, mientras que en tierra dos gigantescas torres servirían para los pilotes donde tendría su asiento los silos en cuestión.
Cada pilote fue de unos 25 metros sobre la superficie, y conto con al supresión del ingeniero José Zwecker.
Rebasó todos los cálculos
Pensando siempre en futuro, el Terminal Cementero contó con gran extensión terreno para levantar allí grandes almacenes cuando la actividad del Puerto fuese más creciente, como ocurriera posteriormente.
La finalidad, era que las demás industrias que se establecieran en la región, podrían utilizar a La Ceiba como puerto de enlace y con pocas inversiones adicionales quedaría concertada ésta grandiosa idea que por largos años fue una lucha tenaz de personas e instituciones del estado Trujillo.
Pocos meses más tardes, el Terminal Cementero fue una realidad que nadie pudo obviar y cuya significación socio- económica rebasaría todos los cálculos optimistas en tal sentido.