Estados Unidos ha sido uno de los países más duros y críticos al gobierno de Nicolás Maduro. Donald Trump ha aparcado su atención en Venezuela, un país que cautivó su atención desde que llegó al poder y que ahora motiva una de sus apuestas más arriesgadas en el plano internacional.
Esa atención ha culminado en el reconocimiento del opositor Juan Guaidó como presidente interino y el desconocimiento de Nicolás Maduro. Desde que asumió el poder de la Casa Blanca exigió “desarrollar opciones” para hacer frente a lo que consideraba una inaceptable crisis humanitaria en el país.
Recientemente, el líder del Comité de Servicios Armados del Senado de EEUU, James Inhofe, admitió que una intervención militar en Venezuela es una opción que “está sobre la mesa” y advirtió de que la posible presencia de tropas rusas en el país suramericano podría suponer un punto de inflexión.
“Hay un tipo ahí que está matando a todo el mundo y que podría construir una base (militar) para Rusia, que estaría en nuestro hemisferio. Si algo así ocurre puede ser el punto en el que tengamos que intervenir con tropas. No podemos permitir que algo así tenga lugar. En ese caso tendríamos que, no comenzar una guerra sino emplear la fuerza”, acotó.