Los griegos al referirse a la arrogancia de los gobernantes con el uso ilimitado del poder creyéndose omnipotentes acuñaron el término “hybris”. David Owen uno de los más grandes especialistas en esta materia cuando se refiere a los caudillos mesiánicos habla de “borrachera de poder” en los tiempos modernos. Para Aristóteles “hybris” es la actitud de amilanar a la víctima. Esquilo la calificaba como maldición que los dioses imponían a los humanos con desmesura y soberbia, para que perdieran el sentido de la realidad y terminaran en el caos. Eurípides, sentenció “aquél a quien los dioses quieren destruir primeramente lo enloquecen”.
El poeta Borges en su libro “Otras Inquisiciones”, cuando se refiere al Emperador de China Qin Shi Huang Di, para romper con la historia decretó la quema de todos los libros escritos antes de su reinado. Fue quien ordenó la construcción de la gran Muralla China para proteger su imperio y para protegerse él. En su deseo de inmortalidad, prohibió que en su reino mencionaran la palabra muerte y consultó innumerables magos y alquimistas para encontrar el elixir de la vida eterna. La Muralla en el espacio y el incendio en el tiempo, eran barreras mágicas destinadas a proyectar su poder y su existencia. El poeta y escritor argentino, al referirse a esto recuerda al filosofo Spinoza “todas las cosas quieren persistir en el ser”, el Emperador y sus magos creyeron en la posibilidad de la inmortalidad.
Mussolini, Hitler, Stalin, Mao Tse Tung y muchos otros líderes mesiánicos incluyendo algunos en nuestro continente, compartieron esta visión del mundo y su destino. Han desconocido que el síndrome de “Hybris”, encuentra tarde o temprano el freno trágico o moderado de lo que los griegos llamaban “Némesis o Castigo”, casi siempre signado como un final trágico.
Hoy la psicología política permite acercarse al fenómeno de la locura y el poder. El populismo tanto de derecha como izquierda, facilita la presencia de líderes con cierta dote de locura y ofertas desmesuradas dejando de lado la política racional. Es lo que los británicos han denominado la “Post Verdad” (Post- Truth). El francés Pascal de Sutter, ilustre de esta nueva orientación de la psicología, en su libro “Estos locos que nos gobiernan” donde ejemplifica en los últimos tiempos jefes de estado y jefes de gobierno que pueden llegar por vía electoral o situaciones épicas pero que, o llegan dementes al poder o desde el poder desarrollan sus locuras.
Esta reflexión más cercana a la filosofía que a la política, es a propósito de la conducta de Donald Trump, y especialmente las ejecuciones que ha realizado en la nación más importante del planeta. Él reúne todas las características del “Líder Mesiánico” y encuadra en lo que los ingleses Anthony Stevens y John Price denominan “Prophets, Cults and Madness”. Estos jefes se consideran superiores y elegidos, con personalidades patológicas guiadas por la hostilidad y el resentimiento que puede ser más peligroso cuando poseen síntomas de esquizofrenia con unas fuertes dosis de paranoia y narcisismo. No conciben el diálogo y la negociación, sino la imposición y el control, midiendo otros dentro de sus propios términos y en la permanente relación “amigo-enemigo”.
Para el presidente Trump sólo existe su país y los otros. Lo valioso es lo nuestro, y los nuestros están llenos de bondad y generosidad. En todo hay una conspiración contra nuestro país, con enemigos internos y externos. Todos los gobiernos anteriores han sido nefastos y han conducido al país a la catástrofe, a la pobreza. De ahora en adelante, comienza la democracia para hacer fuerte de nuevo a Estados Unidos.