Durante el Desayuno Nacional de Oración, un acto anual que mezcla política y religión, tambíen se refirió sobre la opresión y aseguró que apoya a los reprimidos
Aunque Trump suele citar a Cuba y Venezuela entre los principales violadores de derechos humanos del mundo, esos dos países latinoamericanos no figuran entre las naciones sancionadas por Estados Unidos por supuestas afrentas a la libertad religiosa, una lista en la que sí están Irán y Corea del Norte.
«Estados Unidos está del lado de todas las personas que sufran opresión y persecución religiosa», agregó el presidente.
El más reciente informe sobre libertad religiosa del Departamento de Estado, publicado en agosto pasado, indicaba que el ambiente de libertad religiosa ha mejorado en Cuba en los últimos años, y en el caso de Venezuela, solo mostraba preocupación por supuestos comentarios antisemitas en los medios de prensa oficiales.
En su discurso, Trump volvió a rendir homenaje al desertor norcoreano, Ji Seong-ho, al que invitó la semana pasada a presenciar su alocución sobre el Estado de la Unión ante el Congreso, y dijo que en su huida de Corea del Norte rezó por la paz y la libertad, y ahora es un símbolo de esperanza para millones de personas.
Trump también recordó la represión cometida por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) contra minorías religiosas en Irak y Siria, y celebró que la coalición internacional liderada por Estados Unidos haya «liberado casi el 100 % del territorio» antes controlado por «esos asesinos» en esos países.
El presidente destacó el papel central que la religión tuvo en las raíces de Estados Unidos y dijo que este es un país de creyentes que se ven fortalecidos por el poder de la oración.
«Nuestros derechos no nos los dan los hombres, sino nuestro creador. Pase lo que pase, ninguna fuerza terrestre puede arrebatarnos esos derechos», resaltó Trump.