Trujillo ya  no es territorio «rojo rojito» ¿Se dieron cuenta?

Sí, el nuevo gobernador de Trujillo es Gerardo Márquez, el que el Psuv le impuso a sus bases para que fuera su candidato. Sí, el 21N 106 mil 798 trujillanos – por “convicción” o presionados  – votaron por esta opción. Pero lo que es una realidad que retumba en las altas y bajas esferas del chavismo es que a pesar de ello, este estado ratificó – con números verificables – que dejó de ser chavista. Permítameles explicarle esta afirmación.

El país atraviesa una situación peculiar, porque se habla de la existencia de “oposiciones”. Se acusa al Gobierno de haber creado una “falsa oposición” con la confiscación y expropiación de tarjetas partidistas con importante arraigo en parte del electorado, con la única intención de dividir el voto opositor. También se comenta que la imposición de candidaturas de la oposición desde Caracas, al no reconocer a líderes naturales, imposibilitó conseguir mejores resultados. Poco se usa el argumento del fraude como responsable de que el chavismo haya “ganado” más gobernaciones y alcaldías el 21N. Por último y no menos importante, retornar a la ruta electoral luego de desprestigiarla, resultó ser un reto cuesta arriba para la oposición, que en el caso de Trujillo se tradujo en una abstención del 53.59%, es decir, más de la mitad de los trujillanos que están inscritos en el Registro Electoral, se quedó en sus casas.

A pesar de todas estas circunstancias, el trujillano optó mayoritariamente por darle su confianza electoral al dividido sector opositor. Sí, “alacrán”, “comprado por el régimen para dividir”, o “verdadera oposición”, el sufragio mayoritario en Trujillo el 21N fue para representantes – que correcta o erróneamente – se perciben por la población que votó por ellos, como “antichavistas”, a pesar de sus divisiones, adjetivaciones o puntos de vistas.

72 mil 923 almas votaron por Carlos Andrés González, 34 mil 861 lo hicieron por José Hernández (mejor conocido como JH), y 32 mil 309 optaron por Conrado Pérez Linares. En otras palabras, 140 mil 93 trujillanos dijeron: ¡chavistas no! Un número muy por encima de los 106 mil 798 electores que optaron por los rojos. Es decir, el chavismo “ganó” con menos, pero… ¿Se dieron cuenta que éste estado ya no es chavista? Esta pregunta es para todos los colores.

Otro dato interesante es que el chavismo en Trujillo va en caída libre. El mismo Carlos Andrés González en las elecciones de 2017 optó por ser gobernador; en esa oportunidad a pesar de no contar con todo el apoyo de sectores opositores que decidieron abstenerse, sacó 127 mil 168 votos, una cifra inferior a la alcanzada por la suma de todo el dividido bloque opositor el 21N. En ese proceso comicial de 2017, Henry Rangel Silva fue reelecto con 201 mil 300 votos. ¿Cuántos votos sacó Gerardo Márquez el 21N? 106 mil 798. Es decir: el voto chavista en Trujillo tuvo una baja de 94 mil 502 sufragios en 4 años.

¿Qué dice la gente en la calle? “Si se hubieran unido la historia sería otra”. A la heterogénea dirigencia opositora, los ciudadanos solo piden una cosa: UNIDAD. En reciente programa de radio post electoral, Joaquín Aguilar dijo: “más nunca debemos asistir a unas elecciones sin escoger CON TIEMPO a nuestros candidatos mediante elecciones primarias”. ¿Aprendieron la lección? ¿Seguro?

Más que apuntar el dedo para buscar culpables, aprendamos del noble ciudadano trujillano, ese que el 21N votó por la oposición, pero les ganó la división de sus dirigentes que no lograron o no quisieron ponerse de acuerdo. Esta realidad aplicó incluso para las coyunturas de varios municipios.

El chavismo se vanagloria con una ficticia “victoria” electoral al haber “ganado” mayor cantidad de gobernaciones y alcaldías con márgenes porcentuales disputables incluso, pero ellos saben que numéricamente – en votos – son minoría.

La oposición en Venezuela pareciera estar lejos de ser un bloque sólido. Hasta ahora parece una variopinta jaula de intereses dispares, políticos de carrera de la vieja guardia, enérgicos jóvenes emergentes, caudillos regionales, partidos políticos debilitados y derrotados por las fuerzas y argucias legalistas del chavismo; voluntariosos grupos de vecinos organizados sin recursos para movilizarse y captar votos.

Pero tras el contundente mensaje del ciudadano trujillano el 21N – «¡Chavistas no!» – ¿Se les seguirá permitiendo alcanzar espacios de poder siendo minoría a los “rojos rojitos”? ¿Seguirá la división opositora regalándole espacios al chavismo? No sé ustedes, pero creo que hay tiempo para reflexionar, recapacitar, pero sobre todo, para actuar.

 

Por: Alexander González

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