Trujillo | Tratados de Armisticio y Regularización de la Guerra profundizaron la naturaleza independentista

El catedrático Alí Medina Machado fue entrevistado por Diario de Los Andes e indica que los hechos en cuestión “fueron una verdadera lección de humanismo que trató por todos los medios de aliviar las cargas mortales de la guerra”, asimismo,  “son antecedentes válidos y referentes del Derecho Humanitario”

En el 2020 se construyó en La Redoma del Prado, municipio Pampanito, el Monumento Bicentenario de los Tratados de Trujillo (Foto: Gilcely Linares)

 

Gilcely Linares CNP 15.221

 

A propósito de conmemorarse 203 años de la firma del Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, así como el abrazo entre el libertador Simón Bolívar y el general español, Pablo Morillo, Diario de Los Andes ahondó con el intelectual Alí Medina Machado sobre la trascendencia e importancia de tales eventos históricos perpetuados en el estado Trujillo.

El reconocido académico asevera que “los Tratados de Trujillo dieron o mejor, profundizaron la naturaleza independentista de una tierra magnánima por la generosidad de sus hijos”.

También lamenta que “todos o casi todos los países del mundo educan para la guerra y no para la paz; todos o casi todos siguen el lema nefasto de que si quieres la paz, prepárate para la guerra”.

No obstante, opina que “hay que mantener el optimismo y la fe, dos conceptos que están precisamente incluidos en el concepto de la paz, y porque la paz es una condición y una necesidad”.

El catedrático Alí Medina Machado ofreció su visión sobre los mencionados hechos históricos (Foto: Cortesía / Prensa NURR)

 

.- ¿Qué importancia tiene para el estado Trujillo haber sido epicentro de la firma del Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra?

Tiene la importancia que todavía a más de doscientos años de haberse dado ese suceso, el país nacional lo sigue celebrando y reconociendo como un hecho de libertad y de soberanía por los grandes alcances que se obtuvieron con su realización, y porque entiende la historia que la inteligencia humana siempre debe ponerse a disposición del bien antes que del mal.

Además, que la justicia y la equidad deben normar la ética de las naciones por encima de los intereses de otro tipo que son los que asombrosamente se toman en cuenta, antes y ahora, como vemos que el imperialismo de aquel tiempo no tenía sino como razón de ser la explotación económica y humana de los bienes de un territorio, y como seguimos viendo esa misma conducta imperialista en la actualidad. Los Tratados de Trujillo dieron o mejor, profundizaron la naturaleza independentista de una tierra magnánima por la generosidad de sus hijos.

 

.- Al rememorar el abrazo de Bolívar y Morillo, consumado el 27 de noviembre de 1820, ¿es oportuno que los jefes de gobiernos nacionales e internacionales imiten acciones no violentas y verdadero respeto a los DDHH?

Indudablemente, aquella fue una verdadera lección de humanismo que trató por todos los medios de aliviar las cargas mortales de la guerra, de buscar un apaciguamiento de hostilidades e inclemencias, de acabar con la locura de las atrocidades y crímenes cometidas por aquellos bárbaros; una práctica eficaz de la sensibilidad humana que emergió a la luz de la conciencia de dos conductores humanos Bolívar y Morillo delante de sus oficiales, de su tropa y de un pueblo asombrado.

Un ejemplo histórico a seguir, un raro ejemplo en el mundo que, a pesar de su nobleza y propósitos, nunca se ha imitado con fuerza ni con sinceridad, porque pudimos ver su violación a pocos meses de su firma y, desde entonces, siempre ha sido así.

Tristemente el mundo no ha aprendido la lección y vemos también cómo estamos hoy, al borde del abismo. Antes, en ese tiempo, no era tan grave la cosa, por las distancias, las fronteras y la incomunicación: pero en este tiempo esas trabas no existen, porque hoy no hay distancias, ni fronteras y sí una vasta comunicación que ha roto todas las barreras humanas y tecnológicas.

A pesar de tantos acuerdos y tratados emitidos por los organismos especializados, firmados, sopesados y refrendados por los gobiernos de los países en su totalidad, la paz del mundo sigue siendo una palabra vacía y sin sentido, una verdadera utopía muy lejos de su realización.

 

Bolívar y Morillo fueron protagonistas del Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra (Foto: Gilcely Linares)

Todos o casi todos los países del mundo educan para la guerra y no para la paz; todos o casi todos siguen el lema nefasto de que “si quieres la paz, prepárate para la guerra”. Países que debieran ser hermanos en una sola integración humana, se odian mutuamente, entre sí, uno al otro, como vemos los dos casos actuales de Rusia y Ucrania e Israel y Palestina: un mismo origen, una misma raza, un mismo idioma, una misma cultura, y sin embargo esa miseria que los muestra en su verdadera condición deshumanizada en plenitud.

Los Derechos Humanos se volvieron solo una frase vacía de contenido, pese a tanta legislación y tanta literatura sobre el tema. Si debieran esos gobiernos, los que dirigen esos gobiernos, sentarse a pensar y a meditar sobre las consecuencias, porque al final siempre llegan a acuerdos que firman sobre los restos de ciudades que ellos mismos han destruido, y que luego vivirán su futuro con el dolor ingente de sus mártires injustamente muertos por su culpa y por sus apetencias. No les importa que la historia los señale y condene como criminales de guerra.

 

.- El Tratado de Armisticio y de Regularización de la Guerra sentó las bases del Derecho Humanitario Internacional Humanitario, ¿esto realmente se aplica y respeta tomando como referencia los casos recientes de las guerras entre Ucrania y Rusia, así como Palestina e Israel?

Creo que, en verdad, los Tratados de Trujillo son antecedentes válidos y referentes del Derecho Humanitario, que pudieron haberse tomado en cuenta para las posteriores legislaciones e instrumentaciones que en varias épocas y momentos distintos de la historia contemporánea hasta hoy se han dictado sobre esta materia.

Hay tomos sobre este asunto. Siempre ha habido una conducta sincera hasta cierto   punto para normar los Derechos Humanos, y es que en teoría tales derechos son muy válidos y necesarios desde los tiempos antiguos, en los que se ha tratado de proteger la vida humana por su raza, su idioma, su cultura, su religión, sus costumbres y tradiciones, todo ese conjunto de realidades que conforman al hombre y a las sociedades.

La completa victoria del hombre sobre lo que lo ataca y vilipendia en sus condiciones esenciales: execrar los males y miserias, defender la vida, la libertad, la independencia, la soberanía, la justicia, la solución de los problemas existenciales, la pobreza. Todo eso lo vemos incluido en una amplísima documentación que circula en todas partes, los gobiernos de las naciones y los pueblos han querido asumir sus responsabilidades, respetar a los contrarios y a sí mismos, no abusar del poder, educar y culturizar a sus poblaciones, respetar el orden internacional y el libre albedrío.

Pero, la bendita adversidad se ha atravesado siempre, y no deja que la paz aparezca en los horizontes, se la reniega muchas veces y se la vence, como seguimos viendo. Todo esto es muy preocupante y debe concitar una verdadera atención de pueblos y naciones del orbe.

El Tratado de Armisticio se firmó en la entidad trujillana en 1820 (Foto: Gilcely Linares)

.- Por ser Trujillo tierra de paz, ¿cree oportuno impulsar un pacto internacional sobre cese de conflictos bélicos? y ¿cuál sería la propuesta?

Ciertamente, Trujillo es tierra de paz y de amor le agregó un lema que llegó a circular anteriormente. Un eslogan que trató de impulsarse en otrora, el cual anotaba lo siguiente: “Trujillo Capital Mundial de la Paz”. Este lema es muy decidor de nuestra realidad y debió aplicarse con fuerza y decisión.

Y es que en Trujillo siempre hablamos de paz por encima de otras cosas, porque hemos sido un pueblo con una gran consistencia espiritual. La paz ciertamente es un proyecto eterno, sustituta de la guerra, que es una de sus finalidades.

No sé si Trujillo tenga hoy la fuerza como para imponer un programa de paz, estando tan disminuidos en todo como estamos, cuando ni siquiera nos unimos como entidad para la vida en armonía, cuando desde las mismas esferas gubernamentales nos dividen y seccionan, cuando se vulneran sus instituciones pacíficas y hacendosas y nadie dice nada. Es difícil en la situación en que estamos.

Sin embargo, hay que mantener el optimismo y la fe, dos conceptos que están precisamente incluidos en el concepto de la paz, y porque la paz es una condición y una necesidad. Hay varias propuestas, la Iglesia es la mejor, pero la Universidad también pudiera hacerlas y la sociedad civil organizada.

Y qué mejor que tenemos a los tratados y al abrazo como referentes históricos. Ambos hechos fueron una propuesta trujillana. Esta de ahora sería otra propuesta de mucho valor, que la podemos centrar en el nombre santo del Dr. José Gregorio Hernández, por qué no. Hagámoslo.

 

 

Igualmente en el estado Trujillo se refrendó el Tratado de Regularización de la Guerra (Foto: Gilcely Linares)

 

 


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