A Margelis Méndez …
“Pintoresco escondite. Rodeado de montañas. Me sorprenden al llegar. Sus verdes y elevadas montañas. Semejan un pesebre de eterna navidad”. Esta es la primera estrofa del vals «Trujillo un regalo», del Dr. Juan Ramón Barrios, oriundo de Yaritagua y habitante de la ciudad de Barquisimeto.
Este vals es una obra musical de gran éxito en el occidente del país. El historiador del vals venezolano Hugo Álvarez Pifano dice: “Trujillo es muy conocido en todo el país, como uno de los más bellos valses centro occidentales”.
La ciudad de Trujillo tiene otros valses que llevan como título el nombre la ciudad, como el vals. Trujillo, de Laudelino Mejías, Oscar Martínez, José Antonio Carreño con aires Trujillanos. El músico merideño Daniel Guillén Carmona también le compuso un vals a la ciudad con el nombre de Trujillo, en homenaje a Laudelino Mejías. Otro músico merideño: Luís Alfonso Martos, compuso “Canto a Trujillo”.
Hoy la ciudad está nuevamente cumpliendo un año más, ya son 465 de existencia venezolana, una de las primeras fundadas en el país; sin duda que una referencia para el arte histórico. Incluso, desde su fundación con su recorrido itinerante de mudanza tras mudanza, de una acción quijotesca. Incluso cuando se trata del Quijote, Mario Briceño Iragorry en su libro “De Trujillo hacia el mundo”; que es un discurso que don Mario pronuncia en el ayuntamiento del Trujillo extremeño, cuando el Trujillo venezolano cumplió cuatrocientos años de su fundación, a él le correspondió ser el orador de orden y escribió este hermoso documento de historia comparada entre estos dos lugares equidistantes, pero hechura uno del otro.
Briceño Iragorry elogia al Trujillo extremeño y a Diego García de Paredes por aparecer grandemente en El Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes. Este, Diego, es el padre del Diego fundador de nuestro Trujillo en Venezuela. Es la cuna de Francisco Pizarro, el fundador del Trujillo peruano conocido como el Trujillo de la eterna primavera. Así como también elogia los grandes hombres del Trujillo de Tierra de gracia, los hechos y los aportes para contribución de la patria, un hermoso libro cargado de mucha emoción a pesar de su condición de exiliado.
“Trujillo. Son tus lindas mujeres. Cual claveles serranos de mágico color. Que adornan. Tus plazas coloniales donde los madrigales se hacen versos y canción”. (Vals Trujillo).
La belleza de mujer comienza por la hermosura de virgen casta y purísima como lo es nuestra patrona la “Virgen de la Paz”, que justamente está cumpliendo cuarenta años de su coronación canónica por parte de su santidad Juan Pablo II hoy, San Juan Pablo II.
Bellas inmensamente son las mujeres que recorren sus calles, de la ciudad y del estado. Hermosa es su geografía, las montañas, rodeados por los cuatro costados, hermosos son sus pequeños valles, praderas que conforman la urbe. Una fuente de inspiración para la poesía, la narrativa, el cuento, el ensayo. De ahí han salido novelas de gran valía local como Mana Juana de Joaquín Delgado; la Brisa viene de lejos de Víctor Valera Martínez; Drama de honor de Salvador Peña Vásquez y Bolivia, considerada la primera novela trujillana.
Hermoso es el gentilicio trujillano, por tener características hospitalarias y de diplomacia, de hecho, cuando se planteó su última mudanza primero se pensó, se hizo una profesión y promesa de fe a la Virgen de La Paz, acuerdo entre las partes, los habitantes establecidos, los que querían llegar y sus vecinos, un acuerdo diplomático para los años de 1568 y 1570. Doscientos cincuenta años después en esa misma ciudad se redactarán dos documentos básicos para el razonamiento de los hombres frente a la guerra.
Ellos fueron, la Regularización de la Guerra y el Armisticio, que le daban fin al Decreto de Guerra a Muerte que tuvo una ejecución de siete años, y fundó instituciones que aún se mantienen, entre ellos el ejército. Trujillo es grandioso, es la “ciudad de la guerra y la paz”.
Para el año de 1821, mes de marzo, es el encuentro entre Bolívar y Monseñor Dr. Rafael Lazo de la Vega, un hecho de diplomacia y de reconocimiento de libertad de un pueblo ilustrado y que ya había comprendido su mayoría de edad hacía tiempo y quería dirigir su propio destino; el país lo podía hacer.
“Quisiera respirar tu aire puro y extasiarme escuchando subido al Miranday. Un vals del Maestro Laudelino y ver como el poblado siente ansias de volar”. (Vals Trujillo).
Trujillo es sinónimo de la buena música y entre ellos el vals, al mismo tiempo va implícito Laudelino Mejías con su gran repertorio de valses como: Mi primer vals, Gilberto, Alma indiana, Mirando al lago, Despertando, Silencio corazón, Imposible, En las horas, Porqué lloras, Agonía de un beso.
Agonía de una flor
Alí Medina Machado dice con relación a esta canción lo siguiente: “Toda flor es bella, pero al final muere. Viene de la nada y se convierte en luz y color, pero desaparece inexorablemente. Tal vez de una misma manera nació el amor para el poeta y músico. En la eterna primavera viviente se canta al amor como una prolongación del corazón ante la vista de una mujer apreciada en medio de la calle. En Agonía de una flor femenina queda grabada en el alma y plasma en el papel para poder eternizarla en una canción que llevará por siempre la nostalgia y la recordación”. (2010:38) y por supuesto, como es claro, Conticinio.
En Trujillo viven una serie de personajes que se quedaron en el imaginario colectivo para toda la vida, que son reconocidos por sus ciudadanos con mucha cercanía y confianza, por mencionar dos hombres de la independencia. Uno de ellos es el doctor Cristóbal Mendoza, un prócer civil de la independencia, con una gran formación académica y política, un pensador y fundador de la República. El otro, es el General José Cruz Carrillo Terán, un actor militar quien con sus esfuerzos y luchas militares fue otro constructor de la república en la ciudad, su presencia es cotidiana.
En tiempos más recientes se cuenta con Arnoldo Gabaldón, médico sanitarista, el gran gestor de los programas de malaria que cambió la vida del venezolano, nuestro vivir lo hizo más digno. Otro es Mario Briceño Perozo, historiador de gran valía, inmenso en su escritura como en su nivel, logró construir grandes libros como la biografía de Cristóbal Mendoza, Antonio Nicolás Briceño, don Juan de Trujillo. Historia del estado Trujillo y tantos otros títulos que pasan de un centenar.
Aquí está presente la ULA con el Núcleo Universitario Rafael Rangel, que ha sido una referencia en literatura, matemáticas, ciencias administrativas y biológicas. Presencia de grandes hombres que llegaron de otros lugares y se quedaron entre nosotros, recuerdo al Dr. José Vicente Scorza, de Trujillo, una referencia nacional con sus investigaciones de leishmaniasis. Isidoro Requena, un filósofo de mundo que escogió Trujillo para quedarse, un Sócrates viviente en los pasillos del Núcleo, cualquiera de sus palabras eran una cátedra.
Otros personajes muy criollos que son nacidos en la Tierra de María Santísima, Jesús Enrique Zuleta y Alberto Villegas. El primero una referencia en la psicología, oriundo de la Calle Arriba, hoy parroquia Chiquinquirá. Alberto, de La Otra Banda, hoy Santa Rosa, parroquia Cristóbal Mendoza, un lingüista comprobado en cualquier terreno.
Trujillo es la Quebrada de los Cedros, río Castán, Alameda Ribas, Peña de la Virgen, El Recreo, San Jacinto, Las Araujas, Santa Rosa, Chiquinquirá, la Muñeca de la Calenda, Centro de Historia, Conticinio, Puente Machado, Radio Trujillo, Ateneo, son tantas cosas y poco espacio para escribir. Hoy de nuevo un feliz cumpleaños, el número 465 se simplifica fácil, lo difícil es el recorrido.