Eduardo Viloria / DLA
Los últimos aguaceros caídos en las poblaciones del eje panamericano, han castigado de manera inclemente a la parroquia Junín, del municipio Sucre, localidad donde sus habitantes viven de la producción de plátanos, bananas, lechosa y otros rublos agrícolas, frutos que son llevados a los mercados del estado, para su comercialización.
Estos aguaceros así como las crecidas de la Vichú, constituyen un problema a nivel de la parroquia, dijo Pedro Daboín luchador social de la zona, al señalar de nuevo la calamidad que constituye la Vichú cuando llueve, donde ningún despacho oficial se preocupa por canalizar, como sería la solución y lo conveniente, para evitar los daños que causan sus aguas.
Las aguas producto de drenajes que no funcionan y riachuelos de la zona también contribuyen al castigo colectivo en parcelas, vías y sectores como Santa Lucía en el poblado, al igual que las carreteras que conducen a los asentamientos, donde no pueden entrar vehículos por las condiciones de intransitabilidad en que se encuentran las mismas, un ejemplo, dijo Daboín, la antigua carretera que conducía a la casa Hugo Chávez, perdida en el abandono, haciéndose sentir también las lluvias en el sector Horcón Sur de la parroquia.
De la parroquia Junín y especialmente de los asentamientos que existen en el Km 23, no se acuerda ni auxilia ningún despacho oficial, bien sea del gobierno municipal, regional o nacional, solo nos queda esperar a que cesen las lluvias, las crecidas de la Vichú y que de nuevo salga el sol, para que seque los sectores inundados, patios de viviendas y parcelas llenas de agua e inundadas, al igual que innumerables desperdicios, que dejan los aguaceros.
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