TRUJILLO: de regreso a la agroexportación* | Por: Nelson Pineda Prada

Nelson Pineda Prada

Convertir a Trujillo en una potencia agrícola, es un objetivo fundamental que debemos proponernos alcanzar. Ello es posible y necesario. Trujillo cuenta con un legado histórico, que hace que buena parte de su población aún se sienta ligada al medio rural. La hacienda de plantación cafetalera nos conectó con el mundo, nos universalizó. El Trujillo de los productores agrícolas, se nos perdió en el tiempo; los convirtieron en cultivadores, tenemos que empeñarnos en devolverle la condición de productores; y, para lograrlo, debemos atender sus problemas los cuales, por su diversidad, requieren de un  profundo análisis para que, concertadamente, se formulen planes de acción concreta, en función de asumir compromisos factibles con la decidida participación de los productores,  consejos de campesinos, consejos comunales,  en coordinación con los organismos técnicos nacionales y regionales. Todo ello en el marco de la Gran Misión Agro Venezuela.

No basta con seguir ufanándonos de “nuestra vocación agrícola”. Una propuesta de desarrollo agrícola integral del estado, entre otras políticas, debe plantearse:

 

Una nueva visión de la producción agrícola, debe conducirnos a pensar en el cultivo de nuevos rubros, el crecimiento del mercado de alimentos demanda una cada vez mayor y diversificada producción de estos. Proponemos (entre otros) explorar la posibilidad de que:

 

 

Para llegar a ser una potencia agrícola, requerimos que las políticas sobre el área sean pensadas y formuladas de otra manera. No podemos seguir anclados en una economía agrícola de subsistencia, pensada exclusivamente para el mercado regional. Trujillo no puede seguir siendo un estado primario productor. Una nueva concepción de nuestra economía agrícola debe conducirnos a pensar, imaginar y establecer un complejo agroindustrial que tenga los siguientes ejes: Valera-Trujillo, Boconó-Túname y Sabana de Mendoza-Agua Santa, que por su ubicación geográfica y por su densidad poblacional, entre otras cualidades, las convierten en áreas óptimas para su establecimiento. Volver a ser agroexportadores, a partir de la agroindustria y no de la “hacienda de plantación” monoproductora, decimonónica, extractivista, debe ser el objetivo a alcanzar.

 

*Este artículo fue publicado por el portal Aporrea y el Diario de los Andes el 1 de diciembre del año 2012. Por considerarlo pertinente he solicitado de ellos volver a publicarlo.

 

 

 


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