Trujillanos FC: El folclorismo no entiende que no se renace sin morir completo

La dupla Aguirre-Sánchez sin tenerla muy clara quiere continuar por su cuenta. Tendría que ser una “mano milagrosa” pero al menos les dieron más de un mes de prórroga. Mientras que Andrés Hurtado prefiere no arriesgarse y propone la refundación desde Segunda División para que el equipo renazca fortalecido

Andrés Hurtado no se fue satisfecho de Valera y ahora desde su país planea regresar con nuevas acciones (Graficas: Prensa TFC)

 

El folclorismo local no deja ver que a Trujillanos FC ya lo dejaron morir, pero puede renacer. Es lo que se deduce de la actualidad aurimarrón, con este peculiar ámbito del fútbol venezolano, que se junta con la ingenuidad provinciana, un pueblo noble que de milagro aun cuenta con un equipo profesional (o al menos lo más cercano a eso. Ese folclor que ciega, hoy día es uno de los factores que puede contribuir a la desaparición total de la divisa amarilla y marrón o cuando mucho a continuar con las inseguridades de siempre.

Por un momento  hay que entrar en esta manera ficticia de pensar o ver las cosas. Ese milagro llamado Trujillanos FC, es más bien un mártir que a pesar de contar con un séquito que en cualquier situación lo acompaña, venera y exalta, en víspera de Semana Santa pareciera estar en plena procesión, rumbo a una cruel crucifixión.

Los Pilatos ya se lavaron las manos hace rato, Caifás también se hizo a un lado pero si perdemos tiempo señalando a los culpables, caemos en el mismo folclorismo que nos atrasa.  La pequeña luz de esperanza en el futuro incierto del cuadro guerrero, está en manos de tres hombres, que sin juicio ni sentencia son señalados como nuevos villanos, pero pocos entienden que sea quienes sean, o vengan de donde vengan, son los que tienen en sus manos la oportunidad de convertirse en las propias figuras mesiánicas que tanto anhelan los sectores que por distintos intereses, piden que no desaparezca la institución.

 

El tridente ya no se entiende

Es hora de hablar un poco sin tantos adjetivos o referencias religiosas, para no nombrar como “Reyes Magos” al tridente que ahora está en discordia. Las esperanzas están cifradas en el colombiano Andrés Hurtado (el exitoso empresario extranjero), el argentino José Luis Aguirre (el conocido agente de jugadores) y el venezolano Alfredo Sánchez (el joven ex jugador del equipo), quienes deben poner su capacidad de gerencia al máximo para conseguir el objetivo de salir de las deudas y mantener a la divisa.

Ya no importa como quede por fin la directiva de esta nueva etapa, que hasta con una dama comenzó en la presidencia. Los roles y las capacidades ya se tienen claras. El problema es que hubo una repentina ruptura entre socios.

Hurtado llegó desde su país natal a Valera, para ver de que trataba realmente el negocio que hicieron con Basilio Álvarez, quien junto al Gobierno Regional no pudieron sostener más las crecientes deudas con jugadores, entrenadores y demás empleados, ante la presión de pagar las demandas Fifa (principalmente la famosa deuda con su ex DT Horacio Matuszcyzk) con el inminente comienzo del Campeonato 2021.

Resultó que la negociación que llevaron “El Pepo” Sánchez y “El León” Aguirre con el español no estaba del todo clara para el empresario venido de Colombia.  Como experimentado hombre de negocios, revisó a fondo activos y pasivos y las cuentas no dieron. Hizo su propuesta, sin pasiones, pero con visión de sentar unas verdaderas bases, o por lo menos unas buenas ruedas para el negocio.

El trio de socios que adquirieron al Trujillanos FC y ahora difieren en sus criterios

Entre tantas facturas y la imposibilidad de invertir en lo inmediato para hacer un equipo que compita o por lo menos se mantenga en Primera División, propuso que lo más conveniente era salir en Segunda División, algo que aliviaría las cargas tanto en lo económico como en lo deportivo. Hurtado aún no tiró la toalla, desde su tierra hace sus proyecciones, pero como es normal, su opción no es popular.

Y no solo para la fanaticada sino también para sus dos socios principales, quienes lógicamente son más pasionales. Ambos son ex futbolistas, incluso uno jugó en su momento con la casaca amarilla y marrón.

Además dentro del personal del “club” (en realidad de la Asociación Civil) hay mucho apego por los colores y menos quieren anotarse en la historia como parte de la gente que devolvió al Trujillanos FC a Segunda, es una etiqueta difícil de quitar.

Hurtado no sospechó que dentro del mismo folclorismo, fanáticos comunes cercanos filtraran información. En una conversación con lluvia de ideas de emergencia, a falta de solo días para vencerse el plazo para inscribir a la plantilla, quizás al notar el sentimiento de apego del pueblo trujillano hacia su escuadra futbolística, se le ocurrió que tal vez se podría recoger 20 dólares por fanático, sumando así socios populares, modalidad que no es nueva.

Claro, aún el planteo no era formal, por lo tanto se detalló que beneficios pudiera traer para los hinchas aliados. Pero precisamente por ahí llovieron las críticas cuando alguien lo sacó a la luz pública como si se tratara de una decisión tomada.

Craso error, corrieron al de la plata. De paso lo tildaron de estafador y hasta insinuaron que no invirtió dinero. La verdad es que el tipo quiere recuperar su plata, y es el principal interesado en sacar “la nave a flote” pero con su “tratamiento. O por lo menos eso dio a entender.

El hombre regresó a Colombia, ya declaró desde su país a medios venezolanos y replantea las acciones con sus abogados, al tiempo que Sánchez y Aguirre anunciaron que tomaron el control como presidente y vicepresidente, respectivamente.

Por ahora están divididos, es Hurtado Vs Aguirre-Sánchez, si no se unifican criterios rápidamente, será complicado que no se estrelle la embarcación, más allá que ya varios se ilusionaron y se subieron al nuevo barco. “Sin herir, sin señalar y con respeto, esto lo podemos llevar a buen término”, fue una de las frases con las que Hurtado les dejó la clave para lograr un acuerdo saludable para todos. “Es hora de tomar decisiones”, fue otra buena frase “mata” pasiones.

 

Disyuntiva a la prórroga

Poco antes del viernes negro que esperaban, se logró que se extendiera el plazo hasta el 30 de abril. Poquito más de un mes tienen para solucionar,  pero primero tienen que ponerse de acuerdo.

Debe volver la comunicación de la dupla que decidió tomar la batuta a su manera, con la esperanza que alguien saque plata, con el empresario que ante tanta desidia prefiere empezar desde cero.

Trujillanos FC ni siquiera es dueño de sus “canteras” ni el Truji Bus. Como se sabe el estadio siempre ha sido ajeno. Las únicas posesiones son sus pocos jugadores profesionales, en su mayoría jóvenes sin experiencia. El remedio de refundación puede incluir el cambio de nombre, pero la palabra Trujillanos se mantendría, pues ya como una marca seria la única fortaleza.

Es eso o aferrarse a la astucia del “León” Aguirre, quien asegura que si hay otros inversionistas dispuestos a arriesgar su dinero. Promesas que recuerdan el estilo “San Basilio”. Lo cierto es que el futuro del TFC está en manos de estos señores.

Son dos caminos para llegar hasta la luz en el túnel, uno es la trocha que propone el dúo Aguirre-Sánchez, un atajo conocido que puede mantener la categoría pero que arriesga a caer en los manejos de siempre. O la reestructuración que pone en la mesa Hurtado, la que apunta a un plazo más largo pero con antecedentes positivos en otras latitudes.

Se habla de la trayectoria de “El León” en estos “terrenos”, pero Hurtado trae credenciales de ser un “Águila” en las alturas empresariales. Solo en el discurso, el del hermano país refleja que viene de otro nivel. Aunque por ahí no faltará el temor de que esta fórmula no traiga contraindicaciones y la franquicia termine en otra entidad.

Por otro lado, la mayoría de los colegas, cuasi colegas, fanáticos y otros opinadores se desvían en el sempiterno pasatiempo: señalar a sus “villanos” preferidos. De qué sirve llegar al fondo de un supuesto triunvirato Basilio-Matuszyzck-Aguirre, para buscar intenciones siniestras que en todo caso ya hicieron el daño. Si mientras tanto el pueblo trujillano se queda sin su franquicia profesional (o lo más parecido a eso), sin su “patrimonio”, sí, porque aun lo sienten así. Se respeta el sentido de pertenencia. Hay que decirlo.

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