Las paradas del transporte público, en la ciudad de las Siete Colinas, se observan abarrotadas en todo momento. Este fenómeno, visto anteriormente en horas pico, se ha vuelto costumbre. La causa, según los conductores, es la escasez de vehículos en este sector. La mayoría de los prestadores de servicio están parados por fallas mecánicas y la imposibilidad de mantener los carros en buen estado. En consecuencia, los usuarios han tenido que recurrir a diversas estrategias para trasladarse. Unas son ecológicas, como caminar o pedir colas a conocidos. Otras pueden llegar a afectar el presupuesto de un trabajador promedio, pues deben pagar a un taxista, o a un conductor pirata, la cantidad equivalente a tres o cuatro pasajes al precio legal.
No hay garantía de servicio
Francisco Núñez, directivo de la línea de Motatán-Valera, explicó que en esa ruta están activas 30 de 100 unidades, a causa de la crisis de repuestos. Los cauchos están costosos, el aceite ronda entre los 70 y 80 mil bolívares (cuando se encuentra) y la gasolina escasea. «La solución está en que el gobierno traiga suministros, pero en una cantidad suficiente para todos», comentó el trabajador, quien hizo referencia a una reciente entrega de cauchos a la línea, pero que solamente alcanzó para 6 vehículos. En cuanto al aumento del pasaje, comentó que la tarifa subirá en un 100%, pero aún así no pueden garantizar el servicio. Comparó esta medida con el aumento del salario, puede subir, pero la inflación se lo come.
Una situación similar ocurre en las líneas Chiquinquirá y Carvajal, de la ruta Valera-San Rafael de Carvajal, donde las unidades operativas deben cubrir los horarios de sus compañeros ausentes, pero -en ocasiones- ni ellos pueden. Por eso, de 5 a 7 de la noche, se ven las filas alarmantes en las paradas. En la Línea Chiquinquirá hay 154 unidades inscritas, pero solamente 40 están operativas y, en las noches, esta cantidad se reduce a menos de la mitad. En la ruta de Carvajal hay 120 carros y operan 30, que redoblan sus servicios. Debido a esto no pueden obligarlos a cumplir con los usuarios. En ese sentido, los trabajadores del volante aseguran, que de no encontrarse una solución al tema de los repuestos, insumos y gasolina, el transporte público podría llegar a un paro forzado.
Pasajeros peregrinos
Este mes comenzarán a subir las tarifas en todas las líneas, pero esto no garantizará el servicio del transporte, que se encuentra cada vez más afectado por la inflación y la escasez de insumos. Los trabajadores del volante piden al Gobierno buscar una solución efectiva, de lo contrario el problema empeorará. Los usuarios podrían llegar a vivir épocas de peregrinación para llegar a sus casas y trabajos.