La reunión tiene como sede a una de las varias ciudades latinoamericanas en las que la presencia de venezolanos en las calles se convirtió ya en parte del paisaje
Con la participación de 13 países latinoamericanos comenzó ayer en Quito una reunión de dos días en la que se examinará el éxodo masivo de venezolanos, que, según cifras avaladas por las Naciones Unidas, llega a unos 2,5 millones de personas en los últimos cuatro años.
En la reunión de carácter técnico, los países, representados por viceministros, subsecretarios o embajadores, intercambiarán experiencias y explorarán soluciones conjuntas, las que deben quedar esbozadas en la Declaración de Quito, que se expedirá hoy, reseñó DPA.
En la mesa de deliberaciones del Palacio de Najas, sede de la Cancillería ecuatoriana, se notaba la ausencia de Venezuela, que no participa porque no admite que haya un éxodo.
La bandera tricolor fue, sin embargo, puesta, lo que deja más en evidencia los asientos vacíos.
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, todos receptores en mayor o menor grado de inmigración llegada del país llanero, son los que conversan a puerta cerrada.
El canciller encargado de Ecuador, Andrés Terán, llamó la atención en el discurso inaugural sobre la «crisis humanitaria» generada por la «inusual emigración» de quienes huyen de la «profunda crisis económica, política e institucional» del país gobernado por Nicolás Maduro.
La idea, señaló Terán, es buscar soluciones humanitarias para la vulnerabilidad en que están los migrantes, expuestos a falta de empleo, explotación laboral, riesgo de explotación sexual o tráfico de personas, peligro de explosiones xenófobas y dificultades para acceder a los sistemas de educación y salud, entre otros riesgos, así como unificar las políticas de admisión. «Hay que visibilizar la crisis y canalizar apoyo financiero», resaltó Terán.
La exploración de recursos fue palpable con la presencia en la cita de representantes del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomentos, así como de organismos de las Naciones Unidas como la Dirección Internacional de Migraciones y el Alto Comisionado para los Refugiados.
El problema se agudizó en los últimos meses, cuando se calcula que más de 1,6 millones de personas salieron de Venezuela por distintas vías, incluyendo los recorridos a pie, en busca de lugares en donde encontrar dinero, medicinas y productos.
Los destinos de esos migrantes son básicamente otros países latinoamericanos y del Caribe.
En Colombia, son más de 900.000 venezolanos los que se han instalado o tratan de instalarse y las filas no cesan. En el Perú pasan de 400.000, mientras que en Ecuador, un puente entre Colombia y el resto de Sudamérica, se han quedado cerca de 120.000.
Brasil también ha sido penetrada por su frontera, mientras que los más arriesgados siguen camino hacia Chile, Argentina, Uruguay o Paraguay o parten en dirección contraria hacia México, América Central o islas caribeñas.
Por un pedido de las delegaciones de Chile y Uruguay, los participantes también analizarán la situación de los extranjeros que viven en Venezuela.
Ese país, otrora potencia económica regional, fue en el pasado un receptor de migrantes que salían de sus países por la precariedad económica o por persecuciones políticas.
La reunión, en la que además hay delegaciones de la Organización de Estados Americanos, la Comunidad Andina y la Cruz Roja, es dirigida por el viceministro ecuatoriano de Movilidad Humana, Santiago Chávez, quien dividió a los participantes en paneles para abordar los temas.
Chávez además convocó a los jefes de delegaciones a mantener reuniones paralelas para concertar el contenido de la Declaración de Quito, que se expedirá esta tarde tras el cierre del encuentro.
La reunión tiene como sede a una de las varias ciudades latinoamericanas en las que la presencia de venezolanos en las calles se convirtió ya en parte del paisaje.
Parques y calles quiteños lucen «invadidas» por esos inmigrantes que buscan recursos mediante el comercio informal. De hecho, cuando se inaugura el año escolar en Ecuador, se calcula que no menos de 2.500 niños venezolanos a los que se les abrieron las puertas de los colegios irán a clases.
Con Información: DPA